Una familia se queda sin techo y con su vivienda a medio construir

La familia Asmame tiene que desalojar la residencia que les fue prestada a pesar de que no han finalizado las obras de su casa

19 mayo 2017 22:14 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:43
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Soumia Asmame y su familia, residentes en Vila-seca, están pasando por un duro momento en sus vidas: tienen hasta mañana para empaquetar sus pertenencias y buscar cobijo en otro lugar. La familia culpa a la entidad financiera CaixaBank por considerar que les obliga a desalojar su actual vivienda, una casa ubicada en la calle Ecuador que la constructora Daniel Cárdenas, ahora inexistente a raíz de su quiebra, les prestó, tras firmar una permuta en febrero de 2006, mientras se construía la suya. No obstante, CaixaBank asegura que al quebrar la constructora se hicieron cargo de la vivienda hasta que, en 2010 la vendieron a un particular, su actual propietario, y que, por tanto, la entidad quiere dejar claro que no tiene nada que ver con el desahucio.

Según confiesa la familia, de origen marroquí y dedicada al comercio, llevan desde hace dos años viviendo un calvario. Este proceso comenzó un tiempo atrás cuando les llegó una notificación de una denuncia en la que se les pedía que tenían que abandonar la casa que les prestó la constructora. Soumia entiende que los actuales propietarios se pusieron de acuerdo con el banco para echarlos.

Tras la denuncia han pasado por dos juicios. El primero lo ganaron, ya que testificó el constructor demostrando que habían firmado la permuta y que, por tanto, no habían entrado como okupas. No obstante, hace dos años perdieron el segundo, en el que que tuvieron en contra al banco. Soumia, la hija del afectado, Mohamed Asmame, manifiesta que no le permitieron testificar como sí sucedió en el primer caso. «Yo tenía que entrar en el juicio, porque estuve el día que se firmó la permuta, pero nuestro abogado nos dijo que el juez había comunicado que no hacía falta porque yo iba a declarar lo mismo que mi cuñada», confiesa. Desolada, critica que sólo iba a entrar ella, no cuatro personas, y que no conoce el motivo por el que perdieron el juicio contando con los mismos argumentos que en el anterior. Asimismo, afirma que se sienten impotentes sin saber qué hacer y dónde recurrir.

La joven asegura que les han hecho una jugarreta, ya que, a su entender, vendieron la casa poniendo en la escritura que estaba desocupada. «No entiendo cómo alguien puede comprar una casa que no ha visto y que sí está ocupada», se cuestiona. La hija de Mohamed quiere dejar claro que no han entrado sin permiso en la vivienda y asegura que «si alguien lo hace, se entiende, pero no es el caso».

En el domicilio cuestionado se aloja el padre de Soumia, Mohamed Asmame, acompañado de su mujer y sus siete nietos. La joven marroquí confiesa que los pequeños lo están pasando mal, sobre todo los que tienen más uso de razón, como el resto de adultos. «Nadie de mi familia tiene algo estable y el que lo tiene está ocupado. Además, mi padre no quiere irse porque no ha entrado reventando ninguna puerta. Si le acaban de construir su vivienda abandonará la casa», sentencia.

Los Asmame cuentan, además, con el agravante de que la vivienda que compraron para construir en el año 2006 no está acabada y forma parte de un bloque donde hay tres viviendas más, según manifiesta la familia, «propiedad de la entidad bancaria». Este hecho hace que no puedan dar un paso hacia adelante para terminarla y entrar en ella a vivir. En este sentido, Soumia Asmame pide que se busquen soluciones y no se vaya por la vía rápida.

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