El chocolate, la bebida de reyes y guerreros

Los niños descubrieron el origen del alimento con un taller familiar en el que pudieron probar la receta que inventaron los mayas

15 noviembre 2018 12:46 | Actualizado a 15 noviembre 2018 12:51
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E n crema mezclado con avellanas, a la taza o directamente de la tableta. El chocolate se ha convertido en uno de los alimentos favoritos de niños y adultos que no pueden resistirse a su dulce sabor, sobre todo a la hora de los postres. Pero, ¿sabemos de dónde procede? Esta pregunta fue el hilo conductor del taller familiar que se realizó ayer por la tarde en el Centre Cultural de Cambrils y que formaba parte de la 23 edición de la Setmana de la Ciència.

La arqueóloga e investigadora del Grup de Recerca Seminari de Protohistòria i Arquerologia (GRESEPIA) de la URV, Laura Bricio, explicó el origen del chocolate a más de una decena de niños , acompañados de sus padres, que pudieron degustar la bebida original que descubrieron los españoles hace más de 500 años, cuando llegaron a América y lo importaron a la península.

La experta apuntó que hay tres culturas relacionadas con el origen del ingrediente que se empezó a consumir en Centroamérica: los mayas, los aztecas e incas. Los primeros fueron los encargados de hallar el árbol en la región mexicana de Soconusco y que se conoce científicamente como Theobroma cacao, que traducido del griego sería como el manjar de los Dioses. «Para estas culturas era un alimento muy valioso», apuntó Bricio mientras mostraba una vaina de cacao y su interior, formado por las habas de cacao, que se utilizan para hacer el chocolate negro, y la manteca, la grasa del fruto que se usa para el chocolate blanco. 

'Para los mayas y los aztecas, el cacao era muy valioso, era más importante que el oro', Laura Bricio
 

Según la profesional, los mayas tenían mucho «aprecio» por la bebida de cacao. «El mito dice que tenían la creencia que el Dios Quetzalcoatl, del que decían que era un Dios muy bueno, quería regalar cosas a hombres y mujeres y uno de ellos era la comida. Identificaban el cacao con este Dios porque tenían la esperanza de que regresara», argumentó.

La bebida era considerada un regalo que solo podían tomar el rey y los nobles como se pudo ver en unas imágenes que recreaban esa época para que los niños pudieran hacerse una idea del gran valor de este alimento. Otra curiosidad es que la dote matrimonial consistía en que el padre de la novia debía entregar sacos de cacao a la familia del novio. «Para ellos el cacao era más importante que el oro», señaló. 
Otro detalle que no pasó desapercibido y que descubrieron años más tarde un grupo de arqueólogos fue que en las tumbas mayas se ponían diferentes tipos de objetos y comida alrededor, como la chocolatera, donde inscribían símbolos relacionados con el cacao. 
Como explicó Bricio, los mayas preparaban el ingrediente como una bebida fría que solo consumían en ocasiones especiales. Simplemente mezclaban agua y le añadían el polvo, batiéndolo suavemente con la ayuda de un utensilio de madera. Algunos también ponían chile para darle un toque más picante.

Años más tarde los aztecas conquistaron parte del territorio maya y descubrieron un alimento que ya no solo consumían los más ricos, también los guerreros. De hecho, lo tomaban como si fuera una pastilla de una conocida marca que sirve para dar sabor a los caldos y guisos. Para conseguir esta textura, machaban las habas y las mezclaban con la manteca y posteriormente las comían cuando iban a la guerra. 
Como los mayas, los aztecas valoraban mucho los granos de cacao. Incluso los utilizaron como monedas para intercambiar en el mercado de Tlatelolco, el lugar donde se reunían las personas para comprar productos. 

'Hicieron una bebida con agua y el polvo del cacao que solo consumían el rey y los nobles', Laura Bricio

Gusto amargo y dificil de beber
Una vez finalizó la explicación de la arqueóloga, los niños y sus padres pudieron probar la «bebida de los Dioses». Ellos mismos fueron los encargados de prepararla siguiendo la receta original de mayas y aztecas. Los pequeños voluntarios ayudaron a Bricio a poner el agua en una jarra y añadir el cacao en polvo que previamente habían probado con sus dedos y que no les había acabado de gustar, ya que muchos no podían evitar poner cara de circunstancia al notar el sabor amargo. «Huele mejor de lo que sabe», afirmaba uno de los niños.
Con un utensilio de madera, algunos de los participantes mezclaron lentamente los ingredientes y se lanzaron a degustar la suculente bebida. Un grupo de tres niñas incluso se atrevían a bebérselo de golpe como si fuera un cupito. Sin embargo, el resultado no era el esperado y de nuevo volvieron las caras de asco e incluso alguno exclamaba: «¡Está asqueroso!».

A continuación, la experta aprovechó para explicar que cuando los españoles descubrieron la bebida, tampoco les gustó y le añadieron azúcar de caña, ingrediente que también hallaron en América, para endulzarla. Un experimento que también probaron ayer en la sala y que tampoco gustó a los más pequeños que acababan de tomar una bebida muy valiosa. 

El objetivo de esta actividad, organizada de forma conjunta el Campus Extens de la URV, el Ayuntamiento y el Museu d’Història de Cambrils, era unir ciencia e historia con el chocolate como protagonista. Además el taller se incorporaba en la tercera edición de la Biennal d’Art Contemporani Gastronòmic impulsado por el Área de Cultura del consistorio. 

Durante la Setmana de la Ciència se celebrarán diferentes actividades relacionadas con la obra de Pompeu Fabra, por los 150 años de su nacimiento; el físico norteamericano Richard Feynman por el centenario de su nacimiento, y el Año Europeo del Patrimonio Cultural de la Unión Europea.
 

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