Reus-Barça (3-4). 'Gual reconquista el templo'

El ex rojinegro, con cuatro goles y un partidazo, le da el triunfo al Barça en el Clásico, ante un Reus excelente

19 mayo 2017 23:11 | Actualizado a 24 diciembre 2019 17:20
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Todos conocen a Marc Gual en el templo. Por eso su exhibición de anoche no sorprende. El ex del Reus decidió ponerse a jugar cuando la constelación de estrellas que le rodea empezó a sestear. Asumió responsabilidades y ofreció repertorio. El suyo no es un librillo cualquiera. Probablemente, el más completo que existe. Dirige, genera juego y es valiente para asumir riesgos en el uno contra uno. La calidad individual que exhibe condiciona mucho a los sistemas defensivos enemigos.  Lo más asombroso es que su aportación no se limita al disfrute con la pelota. 
En el compromiso defensivo, asusta. Gual podría mirar hacia otro lado en los regresos, en las ayudas, en el trabajo silencioso. No huye de él. Cuando toca llamar a filas, se convierte en el jugador más solidario. Por eso le admiró tanto el Palau d’Esports. Por eso el Barça ha decidido prolongarle el contrato. Por eso el Clásico viajó a Barcelona. Porque entre el campeón y el Reus apenas hubo distancia. 
La versión de los chicos de Domínguez estuvo a la altura de una cita glamourosa,  de traje y corbata. Necesitaba el Reus de una actuación deslumbrante para aspirar al cielo. Sin Jepi, pero con el entusiasmo del resto. El Barça aportó dos nombres ilustres a la nómina de bajas. Se cayeron Reinaldo García y Pablito. No existe equipo en el mundo que pueda lamentar menos eso. Los seis que estaban sanos se colgarían le etiqueta de franquicias en cualquier otro proyecto del planeta.
Los dos púgiles se intercambiaron golpes sin piedad en un arranque confuso. De poco control. De hecho llegaron los goles cuando ni Reus ni Barça lo habían pedido. Gual arrastró de cuchara escorado. Molina, tapado, sólo pudo ver la pelota cuando ya había besado la red. Ollé, que dio minutos de calidad en el primer tiempo, remató con timidez acto seguido. La bola salió rebotada y confundió a Egurrola. El Reus apenas pudo respirar porque Gual atacó de nuevo. Se disfrazó de jugador interior para recoger un tesoro perdido en el área. Ejecutó, claro. Costa respondió con un penalti estudiado. Encontró resquicio entre las piernas de Aitor.
El Clásico bajó de pulsaciones. Con el Reus bien organizado en su defensa a 16 metros y el Barça especulando a más no poder con la posesión. En el 13’, Coy cayó en la trampa en un bloqueo y continuación. Se olvidó de la espalda. Grave error. Gual definió como los ángeles. El Reus recibía al descanso un castigo demasiado cruel, pero había tiempo para el remedio.
Una falta directa que definió Gual en la vuelta de vestuarios completó su obra maestra, aunque el Barça suele no cerrar sus compromisos. En Reus terminó jugando con cuatro medios y Marín y Torra en el banco. Dos talentos acostumbrados al papel de actores principales. Relegados a secundarios. Coy puso al Reus en el partido con un misil al ángulo en la décima falta del Barça. 
El Reus obligó al campeón a refugiarse en su repliegue defensivo. Sorprende como un equipo con tantísimos recursos es capaz de aplicarse tanto en la intendencia. Coy, como si se tratara de un francotirador, intentó alcanzar la gloria con disparos lejanos a los que Egurrola respondió. El Clásico murió a los pies de Gual. Con el templo abarrotado. Como él lo conoció.
Todos conocen a Marc Gual en el templo. Por eso su exhibición de anoche no sorprende. El ex del Reus decidió ponerse a jugar cuando la constelación de estrellas que le rodea empezó a sestear. Asumió responsabilidades y ofreció repertorio. El suyo no es un librillo cualquiera. Probablemente, el más completo que existe. Dirige, genera juego y es valiente para asumir riesgos en el uno contra uno. La calidad individual que exhibe condiciona mucho a los sistemas defensivos enemigos.  Lo más asombroso es que su aportación no se limita al disfrute con la pelota. 

En el compromiso defensivo, asusta. Gual podría mirar hacia otro lado en los regresos, en las ayudas, en el trabajo silencioso. No huye de él. Cuando toca llamar a filas, se convierte en el jugador más solidario. Por eso le admiró tanto el Palau d’Esports. Por eso el Barça ha decidido prolongarle el contrato. Por eso el Clásico viajó a Barcelona. Porque entre el campeón y el Reus apenas hubo distancia. 

La versión de los chicos de Domínguez estuvo a la altura de una cita glamourosa,  de traje y corbata. Necesitaba el Reus de una actuación deslumbrante para aspirar al cielo. Sin Jepi, pero con el entusiasmo del resto. El Barça aportó dos nombres ilustres a la nómina de bajas. Se cayeron Reinaldo García y Pablito. No existe equipo en el mundo que pueda lamentar menos eso. Los seis que estaban sanos se colgarían le etiqueta de franquicias en cualquier otro proyecto del planeta.

Los dos púgiles se intercambiaron golpes sin piedad en un arranque confuso. De poco control. De hecho llegaron los goles cuando ni Reus ni Barça lo habían pedido. Gual arrastró de cuchara escorado. Molina, tapado, sólo pudo ver la pelota cuando ya había besado la red. Ollé, que dio minutos de calidad en el primer tiempo, remató con timidez acto seguido. La bola salió rebotada y confundió a Egurrola. El Reus apenas pudo respirar porque Gual atacó de nuevo. Se disfrazó de jugador interior para recoger un tesoro perdido en el área. Ejecutó, claro. Costa respondió con un penalti estudiado. Encontró resquicio entre las piernas de Aitor.

El Clásico bajó de pulsaciones. Con el Reus bien organizado en su defensa a 16 metros y el Barça especulando a más no poder con la posesión. En el 13’, Coy cayó en la trampa en un bloqueo y continuación. Se olvidó de la espalda. Grave error. Gual definió como los ángeles. El Reus recibía al descanso un castigo demasiado cruel, pero había tiempo para el remedio.

Una falta directa que definió Gual en la vuelta de vestuarios completó su obra maestra, aunque el Barça suele no cerrar sus compromisos. En Reus terminó jugando con cuatro medios y Marín y Torra en el banco. Dos talentos acostumbrados al papel de actores principales. Relegados a secundarios. Coy puso al Reus en el partido con un misil al ángulo en la décima falta del Barça. 

El Reus obligó al campeón a refugiarse en su repliegue defensivo. Sorprende como un equipo con tantísimos recursos es capaz de aplicarse tanto en la intendencia. Coy, como si se tratara de un francotirador, intentó alcanzar la gloria con disparos lejanos a los que Egurrola respondió. El Clásico murió a los pies de Gual. Con el templo abarrotado. Como él lo conoció.

 

Ficha Técnica

Reus Deportiu. Molina, Platero, Costa, Ollé y Coy -cinco inicial-; Rubio y Salvat.

FC Barcelona. Egurrola, Pascual, Gual, Panadero y Marín -cinco inicial-; Torra y Barroso.

Goles. 0-1, Gual (3'); 1-1, Ollé (4'); 1-2, Gual (5'); 2-2 , Costa (6') p.; 2-3 , Gual (13'); 2-4 , Gual (34'); 3-4, Coy (37').

Árbitros. Sanz y Veiga. Mostraron la tarjeta azul directa en el 34’ a Platero.

Incidencias. Unos 2.000 espectadores en el Palau d’Esports del Reus Deportiu.

 

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