El Reus se desata

Partidazo de los rojinegros en Elda, que les devuelve a la cima del campeonato. La goleada fue acompañada por una exhibición de buen juego. Brilló especialmente Ramon Folch. Olmo, Haro (2) y Ricardo anotaron los goles del triunfo

19 mayo 2017 19:30 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:11
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Elda le pedía al Reus un ejercicio de personalidad abrumador. La derrota del Villarreal B en Cornellà le abría las puertas del liderato, aunque a su vez, los reusenses no podían fiarse. La presión por ganar existía. Las rivales directos aprietan fuerte. En esta ocasión hubo respuesta del equipo. Respuesta convincete. Brillante. De las que pueden marcar el futuro. Porque la victoria ante el Eldense no es una victoria cualquiera. La forma enamoró. Además, la situación del equipo, con las bajas de Vítor, Colorado, Edgar Hernández y Benito, aumentan el mérito.

En Elda, el Reus recuperó fiabilidad y se inyectó confianza infinita para un tramo final de curso cardíaco. Hizo los deberes y mandó un mensaje de autoridad a sus rivales.

El Reus completó un primer tiempo brillante, acorde con el guión que se había marcado antes del partido. Las bajas obligaron a meditar más de lo debido a Natxo González en la configuración del once inicial. Éste, con problemas en el delantero centro con los tocados Edgar y Fernando, apostó por un dibujo distinto. Rafa ocupó plaza en el centro del campo , junto a Folch y Garai y en el frente de ataque hubo espacio para los pequeños Haro, Fran y Samu. El Reus actuó sin punta referencia y el plan le salió bien.

Sobre todo gracias al balón parado. Un aspecto del juego de infinito valor para cualquier equipo y sobre todo en estadios donde resulta imposible acudir al fútbol elitista. Al Reus le ayudó muchísimo en 0-1 de Jesús Olmo. Folch sirvió la falta con precisión para que Moyano prolongara y su socio en el centro de la zaga la empujara a la red. Se habían consumido apenas nueve minutos.

Los rojinegros necesitaron arroparse en Edgar Badia, su arquero, para mantener la ventaja. Sobre la media hora, Badia rescató al equipo en dos remates del delantero local Carlitos, que rozaron el gol. Badia emergió de nuevo en el momento preciso. Todo lo que ocurrió después de esas dos intervenciones sonrió al Reus, que volvió a pegar fuerte, aunque esta vez gracias a un penalti.

Ramon Folch ejerció de nuevo de maestro de ceremonias en el germen de la acción. Generó juego con criterio para Fran Carbia, que sirvió al corazón del área. Allí cayó Samu y el colegiado señaló el punto fatídico. David Haro convirtió y su equipo alcanzó una ventaja de oro. Incluso pudo llegar el tercero antes del respiro. De nuevo Ramon Folch, inconmensurable durante la tarde, asistió para que Fran se plantara uno contra uno ante Povedano. Esta vez no acertó.

Vendabal rojinegro

Para los de Natxo era imprescindible gestionar con coherencia un escenario que se había puesto idílico. Éstos tuvieron personalidad no sólo para guardar la ventaja. Fueron ambiciosos y acudieron a la sentencia con bravura. La inercia del juego y la inestabilidad emocional de los locales también ayudaron.

Ricardo fue el primero en emerger sobre el césped como rotación, aunque antes vio como David Haro se vestía de goleador con el 0-3, el segundo en su cuenta particular. De nuevo asistiado por Ramon Folch, el pequeño atacante barcelonés sentenció el partido a los 53 minutos, sin apenas dar opción a cualquier atisbo de reacción alicantina. Desde entonces, los de Natxo se exhibieron casi a placer, enseñando esa facilidad para mover el balón y controlar los registros del juego que muchas veces les ha distinguido. El 0-4 del portugués Ricardo, a falta de un cuarto de hora, vino precedido de una jugada colectiva excelente, con el Eldense corriendo por detrás del balón casi desesperado. La goleada impulsó a un Reus desatado, como poseído por el momento de euforia por el que atraviesa, consciente de lo mucho que se juega en este final de curso. Quedan dos partidos y ya ha atrapado al Villarreal B en la cima. Y el play off depende de una victoria más. O de un zarpazo más.

Natxo miró al banco en los minutos de finales para hacerle un guiño amable a Marín. Desde que lesionó, cerca del mes de octubre, el lateral no ha vuelto a pisar el césped en competición oficial. En Elda dispuso de ese instante de felicidad. Entró por Olmo y disfrutó de diez minutos para reencontrarse. Además festejó como el que más un éxito que puede valer oro.

 

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