Calafell y Vendrell empatan en un derbi trepidante

El derbi del Baix Penedés no tuvo vencedor tras un constante intercambio de golpes

11 noviembre 2018 17:21 | Actualizado a 11 noviembre 2018 17:43
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El derbi del Baix Penedés regresó a la OK Liga después de tres temporadas y lo hizo a lo grande. Fue un duelo de dos equipos arropados a la intensidad y la ambición que se desgastaron hasta la extenuación. Fue un intercambio de golpes de esos que hacen jadear hasta a los aficionados. Un sublime partido que no tuvo vencedor porque en realidad no lo mereció. Hubiese sido demasiado duro para uno de los equipos salir sin bote después de tal desgaste.

El Calafell comenzó el partido con una puesta de escena ambiciosa en la que quería reivindicar su mejor dinámica en lo que va de temporada. Dañar a un equipo que todavía no conoce la victoria era el principal objetivo. La tromba inicial tuvo premio para los calafellenses puesto que Gerard Pujol anotaba el primer tanto del derbi en una jugada en la que sacó a relucir todo su talento individual en un tiro inapelable a la media vuelta.

En todo caso, el gol no hundió al Vendrell. De hecho, lo despertó de su letargo. Ya había dado señales de pugna durante los primeros compases y cuando se puso por debajo en el marcador tiró de corazón para lanzarse a por el empate. No tardó en llegar después de varios avisos y fue en el minuto 19 a través de Elian Pellizzari cuando encontró el empate.

La primera mitad tenía guardado un desenlace trágico y esperanzador a partes iguales. A falta de cinco segundos para el final y cuando ya ambos entrenadores dibujaban en sus mentes los retoques para la segunda mitad, Sergi Torné aprovechaba una recuperación para anotar un gol psicológico. El Calafell se volví a poner delante y el Vendrell iba a tener que hacer frente a un examen moral de extremas dificultades.

Con todo en contra, el Vendrell volvió a demostrar que con la actitud que mostró ayer sobre la pista la victoria va a tardar muy poco tiempo en llegar. Con juego y corazón saltaron a la pista con la clara intención de obrar una segunda mitad antológica con la que destrozar el derbi a su favor.

Eran conscientes de que la salida en el segundo parcial iba a tener que ser en tromba, de lo contrario los minutos iban  a ir pasando y un tercer del Calafell hubiese sido una losa demasiado grande para salir con sonrisas del Pavelló. El plan de partido dibujado por Gonzalo Medina fue ejecutado a la perfección cuando solo habían pasado dos minutos tras la reanudación. Emanuel Necchi aprovechó un barullo para sacarse un remate brillante y poner un empate soñado en el marcador. Otra vez el Vendrell se recuperaba tras un duro golpe. Otra vez el Vendrell reflejaba que el partido de ayer tenía un componente emocional que se escapaba de cualquier tipo de raciocinio.

El gol espoleó al conjunto de Gonzalo Medina que ayer actuaba de visitante en su propia casa. Dominaron el juego y gozaron de varias ocasiones para adelantarse en el marcador pero la figura de Martí Serra emergió para mantener al Calafell durante esa fase del partido por delante en el marcador. Gerard Pujol volvió a aparecer en el derbi para poner por delante al conjunto calafellense cuando más sufría. Fue en una falta directa ejecutada de manera rutilante. Nada como tener a un portero y a un goleador fiables.

Sin embargo, el Vendrell volvió a hacer lo impensable y se recuperó del golpe en un tiempo record. Superaba lo insuperable. Diez segundos le bastaban para volver a equilibrar un derbi trepidante. Aleix Cid en el segundo palo anotaba otro tanto psicológico, aunque esta expresión parecía no tener sentido ante la fortaleza mental de ambos conjuntos.

Los compases final del partido obedecieron al guion que se había escrito durante el resto del partido. Un continuo intercambio de golpes en el que los dos equipos caminaban desbocados en busca de una victoria en el derbi. El Calafell volvió a saborear la gloria con un tanto de Oriol Palau. Los calafellenses celebraron el gol, pero con mayor cautela que los anteriores. Temían lo que estaba por venir.

Y llegó. Porque a menos de dos minutos para el final Jordi Ferrer emergía para anotar el último tanto del partido y cerrar un derbi trepidante en el que ambos equipos lo dieron todo y al menos no se fueron sin nada.  

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