El 'Mou' del CF Reus

Sorprendió durante el primer día de curso observar que el staff técnico del Reus contaba con un invitado inesperado. Un tipo no muy alto, con barba de tres días y en pleno contacto con el jefe, Xavi Bartolo. Pocos días después, el club se encargó de confirmar un secreto a voces. Abel Mourelo era aquel entusiasta que de vez en cuando instruía a los futbolistas rojinegros en algún ejercicio de la primera sesión. 

Mourelo dispone de un currículum de prestigio como colaborador. Natural de Santa Coloma de Gramanet, se formó en el juvenil del Mataró y como primer entrenador del Mollet, para luego coincidir con Natxo González en el Sant Andreu y colaborar con Manolo González en el Badalona. Antes aprobó el curso de aprendiz en el fútbol modesto gallego. Y es que se desplazó a Santiago de Compostela para cursar la carrera de Biología, una actividad que compaginó con el fútbol,  la pasión desmesurada a la que ha decidido dedicarse.

La vida en Galicia
Siete años en Santiago dieron para mucho, entre otras cosas para conocer a José López Canosa, probablemente la persona más influyente en la idea de juego de Mourelo. Del que más aprendió en los años de crecimiento en el Club Deportivo Conxo, una entidad con cierto prestigio dentro del fútbol base gallego. Junto a Canosa, además, Abel vivió la oportunidad de dar el salto a la Sociedad Deportiva Compostela. El primer gran paso de una carrera provocada por el riesgo y por su afán por una propuesta atractiva.

Mourelo ha defendido la idea de juego combinativo, un aspecto que le relaciona de forma muy directa con el Reus. La marcha de Garai al Numancia provocó que el club necesitara reforzar su staff, ya que solamente Lluís Albesa permanecía como ayudante de Bartolo. Mourelo finalizó en verano su historia de dos temporadas en la Cultural Leonesa. Trabajó como segundo de Rubén de la Barrera y lograron situar al club leonés en el fútbol profesional. En verano de 2016, la llamada de De la Barrera cambió la vida de Mourelo. Con 41 años, una familia con dos hijos y con la responsabilidad de biólogo marino, decidió romper con lo establecido y probar suerte en una experiencia que a priori no le aseguraba grandes ingresos económicos. Sólo la energía de De la Barrera le convenció. 

Un año después, la Cultural se acostaba en la Segunda División y no sólo eso. Exhibió un fútbol atractivo que llamó la atención de los expertos. Sólo el descenso de esta temporada ha empañado una aventura fascinante. La marcha de De la Barrera a la Real Sociedad y el ofrecimiento del Reus, a 100 kilómetros de casa, le han convencido para inaugurar una nueva etapa en clave rojinegra.