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Qué bonito sería, dirían algunos. Con ellos, el Reus tendría opciones de visitar el paraíso. Yoda, Vítor, Cuenca y Tito tenían tantas ganar de jugar que se tomaron una tarde de papeleo como una noche de cine cinco estrellas. La Copa Catalunya, como una final del Champions. El resultado fue lo de menos. Actuaron en el once inicial que dispuso Bartolo ante el Espanyol B y enseñaron destellos de lo que podría ser el Reus con ellos sobre el césped.
Karim Yoda disparó al poste con sólo diez minutos de partido consumidos. Antes ya se había atrevido con dos carreras supersónicas que asombraron al poco respetable y asustaron al rival. Yoda también disparó cerca del gol, pero fue eso, un cerca.
Mientras, Vítor empezó a tomar contacto con la pelota con frecuencia interesante para el equipo. En esa zona donde el fútbol de ataque comienza a tener sentido. Cuenca se animó también por fuera. No anotó de milagro después de un tiro desde dentro del área que el zaguero del Espanyol B le tapó casi de forma milagrosa. El Reus hizo méritos para obtener ventaja antes del descanso. Incluso el joven Enri rozó el premio. Se quedó sin acertar y el marcador se colapsó en el empate a cero en el intermedio. Sólo 45 minutos demostraron que con los no inscritos la vida podría ser maravillosa.
Carrusel de cambios
En el segundo tiempo llegó el carrusel de cambios y el Reus perdió el ritmo del partido, aunque Yoda y Cuenca, muy incisivos, volvieron a probarlo. Dos disparos cruzados de los extremos del Reus amenazaron la portería rival, pero los de Bartolo carecieron de puntería.
En cambio, el local Max, cuando los locales apenas generaban peligro, adelantó al filial blanquiazul a los 65 minutos. Bartolo empezó a mover el banco. Ingresaron Martí Vilà, Iker y Arjona por Vaz, Carbonell y Guerrero.
También hubo oportunidad para Alfred Planas en el cuarto de hora final, aunque fue Karim Yoda el que volvió a disparar al marco rival. Su intento se marchó por encima del larguero. El francés quería saborear por fin el gol, pero no atinó. A Vítor tampoco le sonrió la suerte con un tiro de falta directa que repelió en el poste de la portería del Espanyol. El Reus lo intentó hasta la saciedad.
