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Las vallas laterales impiden el fuera de banda. El césped es artificial. Las porterías son de hockey hierba. Suena el cascabel del balón al rodar. Un guía tras de la portería orienta a los futbolistas. Se escucha la palabra ‘voy’ todo el rato, para evitar golpes.
En esas particularidades del fútbol para ciegos Tarragona se mueve como pez en el agua, hasta volverse a afianzar como potencia. El equipo dirigido por el torrense David Vallecillos se ha impuesto otra vez en el Campeonato de España. Ha ganado cinco de las últimas ocho ediciones (2011, 2013, 2016, 2017 y 2018).
Fue una final trepidante y equilibradísima contra el Málaga, sólo resuelta en los penaltis, donde José López, internacional y capitán, fue la estrella. Antes ya había marcado en el partido, un constante ida y vuelta, para equilibrar el marcador (1-1): se calzó una jugada personal de izquierda a derecha, culminada con un disparo cruzado que cogió al portero rival a contrapié. Al final todo se decidiría en la lotería de la pena máxima. Y el gran protagonista volvió a ser José López, profesor en un instituto de Reus. Si en semifinales hizo cinco tantos frente al Alicante, el jugador de Tarragona fue determinante en la final ya que de los seis disparos, solo él estuvo acertado para marcar el gol que le otorgaba el triunfo.
«Ha sido una satisfacción enorme, estamos muy contentos porque la temporada ha sido extraña y complicada», explica Vallecillos, que ha cumplido su primer año al frente del proyecto. Este equipo de la ONCE en Tarragona que compite en la categoría B1 –la correspondiente a invidentes totales– ha cuajado una campaña extraña. En la competición liguera no pudo ganar a ninguno de los ‘grandes’, Alicante, Madrid y Málaga. A eso se añadió la lesión del reusense Youssef El Haddaoui, uno de los jugadores más destacados, internacional con España. De hecho, después de recuperarse de su dolencia, ahora está preparando con la Roja el Mundial que se disputa en Madrid en junio.
«La clave ha sido cohesionar al equipo, la confianza entre todos», relata Vallecillos, licenciado en INEF y con experiencia en deportes adaptados. Sin embargo, fue el primero que se tuvo que poner al día. «Nunca me había planteado dirigir a un conjunto así. Cuando llegué pensaba que iba a entrenar a un equipo de ciegos y ya está. No fue sólo eso. Me reuní con José López, el capitán, y me dijo: ‘Nosotros somos un equipo para ganar’».
De ahí el elevadísimo nivel de exigencia, a pesar de las condiciones de entrenamiento: una pista en el Moll de Costa con sonoridades deficientes, cuando la acústica es una de las claves de este deporte, y desplazamientos largos porque no tienen cancha propia. «Aún tiene más mérito lo que hemos conseguido. También me he encontrado con un trabajo muy bien hecho en los últimos años», afirma Vallecillos.
El Tarragona quedó cuarto en la Liga –los partidos se juegan cada dos semanas–, pero en el Campeonato de España, una suerte de torneo copero concentrado en unos días, volvió a tirar de oficio y brilló una vez más en su cita fetiche.
Así, el equipo de la ONCE en Tarragona suma títulos y éxitos a pesar de la precariedad con la que se entrena. «Haber ganado nos viene muy bien porque ha sido una temporada muy complicada», admite el preparador. «No entrenamos en unas condiciones dignas. La acústica en este deporte es muy importante y entrenamos en un tinglado del Moll de Costa. Eso distorsiona mucho, no se parece en nada a las situaciones de los partidos y lo notamos», cuenta el míster. Además, el equipo no tiene campo para disputar los partidos y se ve obligado a jugarlos en Barcelona o en la sede de la ONCE en Madrid. «Confiamos en que en el futuro podamos jugar en uno de los campos de los Juegos del Mediterráneo», dice el técnico.
