El pasado verano Borja Martínez cogió la determinación de dejar Logroño para asentarse en el medio del campo del Nou Estadi. Su etapa en Las Gaunas había cumplido su cometido. Necesitaba recuperar sensaciones. Volver a sentirse indiscutible, después de una temporada irregular en Castellón. En Castalia tuvo sus momentos. Pero sin continuidad a lo largo del curso.
Con el SD Logroñés lo jugó prácticamente todo. 37 partidos, 31 como titular. Fue el capitán del centro del campo de un equipo que acabó en media tabla la pasada temporada. A solo dos puntos del Nàstic.
El cambio de equipo volvía a ponerle a prueba. La presión en Tarragona no tiene nada que ver con la del SD Logroñés. En el Nàstic no puede haber temporadas malas. Ni en Primera RFEF, ni en Segunda División. La exigencia siempre es máxima. El centrocampista de Elche de la Sierra lo ha podido comprobar desde el primer día. Pese a no bajarse de las posiciones de play-off en todo el curso, las dudas siempre han estado presentes en el equipo.
Un escenario difícil, pero que Borja Martínez ha dominado en términos generales. Su temporada es notable. Rozó la excelencia en la primera vuelta. Ha sido un jugador vital para Dani Vidal. Un engranaje indispensable para el equipo. Ya sea en la circulación de balón, como en el apartado defensivo. Un mediocentro completo que recupera la figura del ‘todocampista’. Un futbolista de ida y vuelta. Igual de útil con y sin balón.
Sus números confirman su extraordinario rendimiento. Ha anotado un gol, pero además ha asistido en cinco. Y es que redondea su aportación global con una contribución bestial en las acciones a balón parado. Si el Nàstic ha sido potencialmente letal en las jugadas de estrategia es, en buena parte, por el golpeo de Borja Martínez. Fundamental también en los diseños de laboratorio de Iván Moreno.
En las últimas semanas, ha sido menos preciso. Incluso se quedó fuera del choque en Tarazona. El único partido en el que no ha participado, estando disponible. En Sabadell volvió al once, tras perderse por sanción el duelo en León. Tuvo alguna pérdida que pudo ser costosa, pero exhibió recuperación de nivel.
Es imprescindible contar con el mejor Borja Martínez para el tramo final de temporada. Sobre todo, de cara al play-off. Una fase de ascenso que debe finiquitarse este sábado ante el SD Logroñés.
Un partido especial para Borja. El manchego se reencontrará con alguno de sus excompañeros. No muchos, porque el cuadro riojano ha cambiado mucho de un año a otro. Pero aun así, medirse ante un club del que has vestido sus colores siempre genera sentimientos encontrados. Especialmente si puedes convertirte en su verdugo.
La SD Logroñés podría descender matemáticamente este sábado en Tarragona. Estuvo a punto de despedirse de la categoría la pasada jornada. Se libró por los pelos. El Nàstic contribuyó a posponerlo con su empate en la Nova Creu Alta. Se quedó a nueve puntos del Sestao River, equipo que marca la permanencia. Solo el ‘goal average’, que tiene a favor con el cuadro vasco, impidió certificar su descenso. En el Nou Estadi solo le vale ganar para mantener las escasas esperanzas de salvación.
Para el Nàstic el encuentro es decisivo para sellar su billete al play-off. Si mantiene el margen de cinco puntos una jornada más, sería prácticamente imposible que lo perdiera en dos partidos. Borja Martínez no ha jugado nunca una fase de ascenso a Segunda División. Está ante la oportunidad de su vida. Una ocasión que no está dispuesto a dejar escapar. Aunque ello supongo convertirse en verdugo de su exequipo.