Ebre: aceite de olivos milenarios, un tesoro líquido exclusivo

Desde la Mancomunitat de la Taula del Sénia destacan que «se trata de un alimento único que no se puede replicar en ningún lugar del mundo»

29 noviembre 2018 12:24 | Actualizado a 29 noviembre 2018 12:29
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La demarcación es un territorio privilegiado en alimentos como el aceite y que da lugar a espectaculares paisajes que permiten admirar olivos milenarios convertidos en todo un atractivo y en la base de un alimento de alta calidad. Explica la gerente de la Mancomunitat de la Taula del Sénia, Mª Teresa Adell, que «el año pasado la producción de aceite certificado de olivos milenarios fue de unos 8.000 litros, una cifra que este año se espera que sea inferior».

La herencia de los olivos milenarios, que se concentran en el territorio del Sénia, va más allá. «La repercusión en el territorio es indudable porque disponemos de un alimento único que no nos pueden replicar en ningún lugar del mundo. Los olivos milenarios dan al aceite una autenticidad exclusiva», afirma la gerente de la Mancomunitat de la Taula del Sénia.

En este sentido, Mª Teresa Adell destaca que «el aceite también, por su excelente calidad, ha servido para dar mayor prestigio al sector oleícola del territorio». Desde la Mancomunitat de la Taula del Sénia también recalcan que en el camino hacia la excelencia ha tenido un papel destacado, en palabras de Mª Teresa Adell, «la formación, la asistencia técnica y los molinos que han contribuido a mejorar la calidad de producto».

En términos comerciales, la producción de aceite de olivos milenarios ha servido «de punta de lanza para que las cooperativas y los molinos puedan introducir otros aceites en otros mercados, es decir, para comercializar otros aceites virgen extra y monovarietales en otros países».

Para Mª Teresa Adell el futuro de este producto gourmet está garantizado. «Más allá de los propietarios interesados en poder aprovechar los olivos milenarios para la producción de aceite, cabe destacar el trabajo de quienes se dedican a la recuperación de fincas de olivos milenarios, y que hasta el momento estaban abandonadas».

El consumidor es el máximo beneficiario de esta cultura de respeto y preservación de la agricultura y el paisaje. «El consumidor valora principalmente dos aspectos: la excelente calidad del aceite y, por otro lado, el alto valor sentimental, porque piensa que consume un aceite que está elaborado a partir de un ser vivo que tiene más de 1.000 años», concluye la gerente de la Mancomunitat de la Taula del Sénia. 

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