Más allá de los bancos para financiar tu startup

La financiación alternativa, ya sea de capital o de deuda, ya proceda de fuentes públicas o privadas, amplía notablemente el perímetro de los recursos monetarios disponibles para las empresas en fase inicial

16 abril 2018 16:43 | Actualizado a 16 abril 2018 16:58
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Escuela de Empresa es una iniciativa conjunta del MBA de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y Economía & Empresas del Diari de Tarragona para construir un espacio de divulgación de contenidos en materia de coyuntura, gestión, liderazgo y emprendimiento.

Todos conocemos historias de empresarios o emprendedores que en sus inicios pidieron un préstamo o que les financió un grupo de inversores. El acudir a financiación ajena al equipo emprendedor, un hecho muy habitual, se debe básicamente a que el negocio aún no puede financiarse gracias a sus clientes y a que las inversiones iniciales a llevar a cabo sobrepasan sus posibilidades. Hoy en día, a parte de la financiación de origen bancario, han aparecido una diversidad de fuentes de financiación, ya sean públicas o privadas o en forma de capital o de deuda, todas ellas englobadas dentro de lo que se viene a llamar financiación alternativa, que pueden ser utilizadas por las startups y que, en muchos casos, se relacionan entre ellas.

Para empezar, es importante tener presente que no todos tenemos madera de emprendedor ni estamos dispuestos a los sacrificios en energía, tiempo y dinero que nuestro nuevo trabajo de emprendedor con resultado incierto nos exigirá las 24 horas de los 7 días de la semana para los próximos años. Esta faceta será una de las que analizarán en mayor o menor grado los diferentes financiadores alternativos.

Otras facetas que serán escrutadas son si el equipo emprendedor tiene experiencia con los nuevos clientes, si ha trabajado antes conjuntamente, la implicación tanto en tiempo como fundamentalmente en dinero en el proyecto empresarial, si las necesidades de financiación a futuro son asumibles, la razonabilidad del modelo de negocio, la ventaja competitiva proporcionada por la tecnología propiedad y desarrollada por la startup y si el inversor se entenderá con el equipo emprendedor, entre otros.

En primer lugar, a parte de la financiación aportada por los propios emprendedores, que de alguna manera nos indicaría si creen y lucharán por el futuro del proyecto empresarial, hay la financiación que puede aportar el entorno familiar y de amigos de los emprendedores. Esta financiación, que se conoce como las tres efes (Family, friends & fools), aunque últimamente se añaden también la de los fundadores y la de los fans, es clave para financiar la primera fase pero, sobre todo, para dar una señal sobre la confianza que los emprendedores generan en su entorno más próximo. Aunque cuantitativamente puede ser de poco importe, cualitativamente es relevante por la señal que da y, en qué fase de vida, la más arriesgada, lo hace.

En segundo lugar, las startups pueden recurrir a las entidades de financiación colectiva de inversión o crowdequity. En ellas, una multitud de microinversores con diversidad de orígenes geográficos y de experiencia (aunque también las 5 EFEs y cada vez más inversores privados y fondos de capital riesgo) aportan dinero a cambio de participaciones en el negocio a través de una plataforma online donde pueden analizar la documentación y gestionar todo el proceso de inversión con total facilidad y a distancia. Entidades como Capital Cell, Crowdcube o The Crowd Angel son especialmente activas en financiar startups catalanas.

Con posterioridad o en paralelo al crowdequity, hay los inversores privados que generalmente se agrupan en redes de business angels que organizan foros de inversión. Estos inversores invierten en forma de capital o préstamos convertibles en las startups. Aparte del dinero, que puede alcanzar cifras importantes, la calidad más apreciada en su inversión es su aportación en forma de consejos de gestión, apoyo en hacer crecer la empresa, contactos en la industria o con capital riesgo. Ente las redes de inversores privados catalanas se podrían destacar ESADE BAN, SeedRocket o Reus Tarragona Business Angels.

Otra vía de financiación muy utilizada por las startups son los préstamos participativos de origen público. Estos préstamos, ofrecidos por entidades como el ICF o ENISA, acostumbran a complementar la financiación de origen privado, no piden garantías y ayudan al equipo emprendedor a no diluirse tanto cuando se produce la entrada de los inversores.

Finalmente, tendríamos el capital riesgo que requiere que las compañías invertidas ya tengan cierto recorrido y métricas, lo que ellos llaman tracción, para proceder a estudiar la inversión. Su inversión mínima se sitúa ya alrededor de 500.000 euros y su máximo, sobre todo por parte de fondos internacionales más especializados, se sitúa cerca de los 10 millones de euros por fondo.

Aparte del capital, aportan conocimientos de gestión, apoyo en la contratación de personal clave, contactos con el sector, con fondos de capital riesgo que invierten en fases posteriores y con posibles compradores industriales.  Estos gestores, o venture capitalists, gestionan mayoritariamente fondos de terceros y, por lo tanto, la presión parar obtener rentabilidades en las desinversiones es clave para entender su actividad.

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