Quienes piensen que no hay demasiada relación entre la economía y la empresa y Shakira, puede que se equivoquen. La barranquillera es una marca de éxito y una máquina de ganar dinero. También tiene infinidad de seguidores (noventa millones en Instagram, por ejemplo) y es, sin duda, una de las artistas más influyentes del mundo. Nos puede gustar más o menos, pero la capacidad creadora de Shakira no deja de sorprender. ¿Cuáles son sus secretos? ¿Cómo podemos ‘shakirizarnos’ un poco?
La colombiana es una persona disciplinada, metódica y que acostumbra a poner mucho ‘foco’ en lo que hace cuando está trabajando. Soporta larguísimas jornadas de actividad y no ceja hasta conseguir exactamente lo que quiere. En paralelo, Shakira es también muy imaginativa e intuitiva. Conecta con su mundo interior y lo proyecta en su música y sus espectáculos. Esas dos características son clave, según la neurociencia, para ser un creador completo. Se trata de combinar método con espontaneidad, seriedad con relajación, razón con pasión.
Shakira ha conseguido hacer triunfar su música que, en sí, es una combinación de diversos estilos: pop latino, rock, bachata, adult contemporary y otros. Esta capacidad para conectar diversos lenguajes artísticos es también propia de los grandes creadores, que no gustan de quedar encasillados y procuran experimentar y conocer realidades alternativas.
Shakira es, en especial, una buena alquimista de las emociones. Es capaz de entender y canalizar su mundo emocional para expresarse artísticamente. La neurociencia nos da pistas sobre el poder creador, casi taumatúrgico, de las emociones de signo negativo (despecho, rabia, celos, depresión, etc.). Bruce Springsteen, sin ir más lejos, confesó en sus memorias que algunos de sus mejores temas fueron compuestos tras importantes períodos depresivos. Shakira es capaz de convertir sus circunstancias personales en temas de gran alcance en todo el mundo como ‘Acróstico’, ‘BZRP Music Sessions#7’ o ‘Te Felicito’.
No es fácil ser como Shakira. Pero es cierto que todos poseemos, en mayor o menor medida, un potencial creativo inexplorado. Ahí está la clave: hacer lo que nos gusta, perder el miedo, experimentar y equivocarnos sin sentirnos culpables, saber colaborar con gente diferente, abrirnos a todo tipo de influencias, tener resiliencia ante los malos momentos y un largo etcétera. No dejemos que la creatividad sea cosa de los demás. Como decía Robin Williams en El Club de los poetas muertos: «haz que tu vida sea extraordinaria».
Creo que muchas empresas deberían aprender a liberar el potencial creativo de su gente. Nunca es demasiado tarde.
Franc Ponti es profesor de innovación en EADA