7 ideas para educar sin estereotipos machistas

Lídia Arroyo, socióloga y antropóloga: 'Que los niños vean los estereotipos con espíritu crítico'

19 mayo 2017 16:08 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:09
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Madres, padres, maestros, contribuyen cotidianamente a crear la idea que niños y niñas tienen sobre lo que es ser hombre o mujer. Lidia Arroyo, socióloga y antropóloga, investigadora del Internet Interdisciplinary Institute y profesora de la UOC, ofrece algunas ideas para quienes quieren educar sin estereotipos machistas.

1. Los juguetes son importantes. «Los juguetes son una pieza clave en la socializacion de género y generan expectativas vitales y laborales». En fin, que jugamos a lo que queremos ser. El hecho de que a las niñas se les entreguen juguetes relacionados con el cuidado de los otros, como los bebés o las cocinitas, no es un problema en sí mismo; pero sí lo es que estos juguetes sólo se les den a ellas y que crezcan con la a idea de que los cuidados son solo cosa de las mujeres.

Lo mismo hay que vigilar con los niños y, por ejemplo, los videojuegos donde la violencia es un medio para conseguir el objetivo. Mejor ofrecerles juegos de estrategia donde pueden desarrollar su creatividad.

De lo que se trata, explica, no es de prohibir juegos, sino de escuchar los deseos de niños y niñas, pero además darles distintas opciones para que «puedan transitar por diferentes parcelas de su personalidad».

También vale la pena pensar en juegos más tradicionales donde no hay una separación de género.

2- Sin miedo a la ropa. En este punto la especialista reconoce que, independientemente de lo que piensen los niños, aquí tiene un peso importante la decisión de compra de los padres. A diferencia de los juegos, con lo que se puede jugar en la privacidad de la casa, la ropa «es tu marca de identidad, es como sales al mundo». La especialista en este caso invita a los padres a tomárselo con normalidad y sin prejuicios y perder el miedo, no hay que preocuparse pensando en que si le gusta una prenda determinada va a tener una u otra identidad sexual, porque esto termina por manifestarse independientemente de la ropa.

3- Ligas deportivas mixtas. La especialista apunta que las actividades extraescolares muchas veces se programan pensando en lo que les gustaría a los padres y la escuela, y no a los niños. Debería haber una oferta que fuera atractiva independientemente del sexo y actividades más inclusivas.

En el caso de los deportes, considera que las escuelas deberían promover ligas deportivas mixtas y no como ahora, donde a partir de ciertas edades se separa a niños y a niñas.

4-Ver la televisión con espíritu crítico. Se trata de que se vean las series, las películas, la publicidad, y que niños y niñas sean capaces de ver si se sienten cómodos con el papel que les asignan, si es real.

Aunque es ideal que se haga en casa, Arroyo reconoce que no todas las familias tienen la formación o las herramientas para hacerlo, por lo que cree que la escuela también debería hacer a sus alumnos reflexionar sobre estos temas.

5-Trabajos domésticos, predicar con el ejemplo. «Por mucho que le estés diciendo a tu hija o hijo que los trabajos tienen que ser igualitarios, no ganas nada si en la práctica el padre sólo se ocupa de cosas puntuales y la madre lleva todo el peso», explica.

6-Más coeducación en la escuela. Apunta que la coeducación es un principio presente en toda la normativa educativa y cada vez hay más formación y recursos para los docentes. No obstante, apunta, todavía apenas hay formación en temas de género durante la carrera. 

7-Que el patio sea un espacio compartido. «Ya en los 90 se analizaba el uso de espacio del patio escolar en niños y niñas y se veía claramente que los juegos de los niños ocupaban el espacio central y ellas estaban arrinconadas en un espacio reducido desarrollando habilidades distintas, como hablar y jugar a juegos que necesitan poco espacio... El problema es que esto después se traslada a nivel social; ellos ocupan las partes centrales, están en los puesto de poder, y ellas sin llamar la atención en un espacio invisible y marginal. Es importante que el profesorado negocie los espacios y que sean distribuidos de manera igualitaria y justa».

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