Críticas a Salvini por irse de fiesta la noche del derrumbe

El ministro del Interior y número dos del Gobierno italiano no acudió al lugar de la tragedia sino que mantuvo los actos de su partido previstos en Sicilia y acabó la jornada con una cena

17 agosto 2018 09:27 | Actualizado a 17 agosto 2018 09:35
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Las tragedias demuestran de qué pasta está hecho un país. Lo sucedido el martes en Génova, cuando se derrumbaron más de 200 metros en ambos sentidos del puente Morandi, dejando 38 muertos y 15 heridos, ha sacado a relucir las diferencias, acusaciones absurdas y falta de asunción de responsabilidades de las autoridades y poderes económicos de Italia. 

Aunque los equipos de rescate siguen excavando sin descanso por turnos en el amasijo de cascotes, hierros y trozos de hormigón en que ha quedado convertido el viaducto para encontrar a las entre 10 y 20 personas que siguen desaparecidas, la pelea entre los implicados amenaza ya con eclipsar a quienes deberían ser los protagonistas: las víctimas.

Y eso que todavía falta un día para los funerales de Estado, que se celebrarán mañana en Génova.

Las fotos de la polémica

El ministro del Interior y número dos del Gobierno italiano, Matteo Salvini, se ha visto envuelto en la polémica por la publicación de varias fotos en las que se le ve participando en una fiesta en Messina la noche posterior al derrumbe. 

En lugar de dirigirse a Génova, el líder de la Liga mantuvo el martes los actos de su partido previstos en Sicilia y acabó la jornada con una cena al aire libre rodeado de simpatizantes, que le obsequiaron con una tarta de nata decorada con una foto suya y el mensaje: ‘Vence el equipo’.

En las fotos, publicadas en las redes sociales por los militantes de la Liga en Sicilia, se ve a Salvini relajado y en mangas de camisa.

La aparición de estas imágenes ha suscitado un aluvión de críticas a Salvini por comportarse como si se tratara de una noche cualquiera, olvidándose que a esa misma hora un millar de miembros de los equipos de rescate excavaban entre los escombros del puente Morandi en busca de supervivientes. La oposición al Gobierno encontró un filón.

«Las imágenes de Salvini de fiesta en horas dramáticas para Génova son una bofetada al dolor de nuestro país», dijo Matteo Orfini, presidente del Partido Democrático (PD), para el que el comportamiento del ministro del Interior va contra el principio constitucional que pide a las autoridades cumplir su deber «con disciplina y honor».

Salvini respondió a los «chacales de izquierdas» asegurando que el martes estuvo en el centro de coordinación de los Bomberos de Roma para seguir el desarrollo de los rescates de Génova, adonde viajó el miércoles

El viceprimer ministro de Italia y titular de Desarrollo Económico, Luigi Di Maio, se apresuró a disparar y buscar culpables sin esperar a que se aclaren las causas del suceso. Salvini y Di Maio llevan arremetiendo desde el primer momento contra Autostrade per l’Italia, la concesionaria de la autopista A-10 que transcurría por el viaducto desplomado y cuya matriz, Atlantia, se dejó ayer un 22% en la Bolsa de Milán.

Di Maio anunció en un primer momento que el Ejecutivo revocará la concesión de la A-10 a Autostrade per l’Italia.

Ayer el Gobierno empezó a dar marcha atrás al asegurar que primero esperará al resultado de una comisión para investigar lo sucedido. Los expertos advierten que la revocar la concesión le costaría al Estado entre 15.000 y 20.000 millones de euros, además de un largo proceso judicial.

Pocas horas después del derrumbe, Salvini se quejó de que los límites de déficit europeos impedían «gastar para tener carreteras y colegios seguros».

El portavoz comunitario, Christian Spahr, replicó ayer que, entre 2014 y 2020, Italia cuenta con 2.500 millones de euros de fondos europeos estructurales y de cohesión destinados a inversiones en la red de infraestructuras, como carreteras o líneas ferroviarias.

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