Mossos: el peligro del descrédito policial

Manejar a los Mossos con criterios de interés político causará un grave daño a la imagen de la policía autonómica

 

12 diciembre 2018 18:43 | Actualizado a 12 diciembre 2018 18:47
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Hace poco más de un año, los Mossos d’Esquadra se conviertieron en un modelo de eficacia policial por su labor en los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils. En escasos meses, su labor se ha puesto en entredicho y no precisamente por criterios profesionales, sino por la nefasta gestión política de sus máximos responsables. El límite de su dudosa labor se sobrepasó durante el pasado puente festivo cuando los cortes de carreteras llegaron a durar 15 horas sin que la policía autonómica interviniera para despejar la circulación de vehículos. Estos hechos han provocado que la Fiscalía Superior de Catalunya haya abierto una investigación a los Mossos d’Esquadra por no impedir el corte de autopista y el levantamiento de barreras de varios peajes. La Fiscalía catalana quiere investigar por qué la respuesta de la policía autonómica «no se orientó a disuadir ni a utilizar la fuerza imprescindible y proporcional para restablecer el orden jurídico». El Ministerio Público advierte que, de confirmarse la «ausencia de conminación» por parte de los agentes para disuadir a los CDR de su conducta o la «lenidad en exigir el restablecimiento del orden y la restitución del derecho de los ciudadanos afectados», la actuación de los Mossos podría «dar lugar a responsabilidad». El Govern, por medio de Elsa Aratadi, ha replicado que la actuación de los Mossos que ahora see investiga fue la misma que se adoptó durante la aplicación del artículo 155 cuando el cuerpo policial autonómico estaba bajo la jurisdicción del Ministerio del Interior. La excusa resulta trivial y no hace ningún favor a la buena imagen de los Mossos. No son necesarias muchas audacias para intuir que el Govern de Torra se excede en condescendencia con los Comités de Defensa de la República a los que, por cierto, animó en su día a que «apretaran» con sus acciones. De ser así, el president Torra debería ser consciente que forzar a la policía a una actuación sesgada por intereses políticos es de una gravedad extrema que afectará a la buena imagen profesional de la policía catalana.

 

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