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Una desaladora para el Port y la química

23 abril 2024 19:28 | Actualizado a 24 abril 2024 07:00
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Muchos tarraconenses aún recuerdan lo que era bañarse con agua salada y tener el pasillo de casa lleno de garrafas de agua, una situación felizmente superada gracias al minitrasvase del Ebre pero que ha vuelto a la memoria colectiva a raíz de la grave sequía que Catalunya lleva tiempo padeciendo.

Esto, unido a los pronósticos que hablan de que la escasez de lluvias irá a más en los próximos años como consecuencia del cambio climático, ha provocado que las instituciones y administraciones consideren una prioridad ineludible la búsqueda de fórmulas para garantizar el agua, tanto para dar servicio a la población como para suministrarla a la industria y al resto del sector económico.

Es este el contexto en el que se enmarca la iniciativa en la que trabaja el Port de Tarragona consistente en construir una planta desalinizadora en el Cap Salou que surta de agua a la propia institución y que cubra además gran parte de las necesidades de la industria química. La obra permitiría no solo lograr este objetivo, sino además reducir drásticamente el uso de agua de boca procedente del río Ebre que tanto el Port como la química consumen para destinar este líquido a otros usos.

Existe cierto consenso, pero será necesario hacer frente al elevado coste de la planta, que se sitúa entre los 75 y los 100 millones de euros

El proyecto, aún en fase de definición, contaría con el beneplácito de la propia industria química, de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) y del Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT), por lo que el paso de los planos a los hechos podría ser en este caso una realidad en un plazo relativamente corto de tiempo, aunque será necesario afrontar una notable inversión, toda vez que el coste de la planta se sitúa entre los 75 y los 100 millones de euros.

Se trata de una obra necesaria, aunque por sí sola insuficiente. Además, las desaladoras conllevan una serie de ‘efectos secundarios’, como es la generación de salmuera, un residuo que vuelve al mar y que representa un gran peligro para muchas especies biológicas.

Conviene tener en cuenta esta cuestión para que la solución al problema de la sequía no provoque importantes daños colaterales.

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