La propietaria del bar de Reus asegura que nadie conocía al agresor suicida

Explica que atacó a la empleada por la espalda y que movió las tragaperras para quedarse con el dinero antes de atrincherarse

19 mayo 2017 21:57 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:31
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Poco a poco van conociéndose más detalles del trágico suceso del viernes por la tarde en La Trobada del passeig Misericòrdia que terminó con una persona muerta. El Diari pudo hablar ayer con la propietaria del bar, una persona muy conocida en el barrio y que prefirió mantenerse en el anonimato. Según aseguraba, nadie de su entorno conocía al hombre que se personó en el bar para terminar suicidándose. Tampoco la camarera, de nacionalidad brasileña y de 36 años, que sufrió una brutal agresión en la cabeza. Ayer continuaba en observación en el servicio de urgencias del Hospital de Reus y su evolución era favorable. Al cierre de esta edición todavía no había recibido el alta médica, que podría producirse a lo largo del día de hoy.

La propietaria del bar no se encontraba en el interior cuando sucedió todo pero conoce al detalle lo acontecido. Su relato ayuda a desvelar algunas de las incógnitas que todavía quedaban pendientes. Al parecer, el agresor (expresidiario y con antecedentes policiales) entró en el bar y lo primero que hizo fue pedir un café. Fue entonces cuando aprovechó para coger desprevenida a la camarera y golpearla fuertemente con una botella. En el forcejeo posterior, la mujer se habría defendido sin poder evitar recibir más golpes. Acto seguido, añadía la dueña del local, cerró la puerta y colocó la máquina de tabaco en frente. Después giró las dos tragaperras del local, previsiblemente, para quedarse con el dinero.

Éste sería uno de los principales argumentos de la investigación que los Mossos d’Esquadra tienen abierta y que todavía no ha detenido a ninguna persona. De hecho, las fuentes consultadas aseguraban que se estaba trabajando en esta dirección. Llegados a este punto, la llamada de los vecinos alertando de que habían oído unos gritos de socorro activó todo el gran dispositivo policial posterior.

El bar estaba ayer cerrado y permanecerá sin abrir hasta que los Mossos hayan terminado de recoger todas las pruebas. Durante todo el día en el barrio no se hablaba de otra cosa que no fuera lo sucedido la tarde del viernes. Y es que los dueños de La Trobada son muy conocidos en la zona porque, en breve, hará diez años que regentan el bar. Además, también disponen de otro a escasos metros. La consternación entre los vecinos y las personas que conocen a la mujer agredida es muy grande y nadie comprende cómo pudo suceder una tragedia similar. En este sentido, la propietaria del local sólo espera que su empleada se pueda recuperar de las heridas e intentar olvidar todo lo ocurrido cuanto antes.

Gran despliegue policial

Los primeros en llegar al lugar de los hechos fueron los agentes de la Guàrdia Urbana y los Mossos. Su rápida actuación fue esencial para rescatar a la mujer, ensangrentada por las heridas y medio inconsciente. Fue entonces cuando el presunto agresor (que había salido de la cárcel hacía pocos días) se encerró en el baño para, instantes después, empezar a lanzar todo tipo de objetos como sillas o botellas a los agentes presentes y destrozar el bar. También les amenazó con un cuchillo. Después se encerró en un falso techo que, antes, había funcionado como almacén.

A partir de ese instante se activó a la dotación ARRO de los Mossos que entraron al bar fuertemente armados para evitar ser dañados con los objetos lanzados. También intervino un negociador de la policía y unos familiares del agresor para que saliera de su escondite y se rindiera. Todos los intentos fueron inútiles con el agravante de que ya llevaba unas tres horas atrincherado.

Llegados a este punto, los agentes se percataron de la aparición de unas manchas de sangre en el techo. Según fuentes consultadas, el expresidiario se infligió varios cortes con el cuchillo por todo el cuerpo, sobre todo en el cuello y las muñecas. Los bomberos fueron los encargados de sacarle y acostarle en una camilla situada en la entrada del local. Los profesionales del SEM lograron estabilizarle a pesar de presentar una parada cardiorrespiratoria. Minutos después fallecía en el hospital.

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