La histórica Farmàcia Ornosa de Reus se muda

La farmacia más antigua de Reus ha dejado la casa Fàbregas para trasladarse a un nuevo local del Raval de Santa Anna, donde en un espacio expone objetos y recuerdos de sus 131 años de vida

19 mayo 2017 21:38 | Actualizado a 22 mayo 2017 12:05
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Más de 130 años de vida y cuatro generaciones de farmacéuticos avalan a la Farmàcia Ornosa, la más antigua de Reus y que desde el pasado mes de abril ha dejado los bajos de la histórica casa Fàbregas, de estilo Noucentista, (en la esquina del Raval de Santa Anna con la plaza de Catalunya) para trasladarse a menos de 100 metros, a otro local también del Raval de Santa Anna. Hablar de la familia Ornosa es hacerlo de una estirpe de farmacéuticos que desde hace años han trabajado duro para conservar el negocio familiar hasta los tiempos actuales.

Para conocer el origen de esta histórica farmacia reusense hay que remontarse al siglo XIX, exactamente al año 1884, cuando «el ‘tiet’ Serra fundó la farmacia en unos bajos del Raval de Santa Anna, muy cerca de la plaza de Catalunya», recuerda Maria Teresa Gispert, viuda del anterior propietario del negocio, Antoni Maria Ornosa, y madre de las dos personas que hoy en día llevan las riendas del establecimiento: los hermanos Maria Teresa y Jordi Ornosa.

Este apellido se arraigaría de una manera definitiva con la farmacia en el año 1913, cuando Pau Ornosa Soler, sobrino del ‘tiet’ Serra, se licenció en Farmacia. «Desde entonces mi suegro se hizo con el negocio y en los años 20 compró toda la casa, que hacía esquina con la plaza de Catalunya a Evarist Fàbregas», explica Maria Teresa Gispert, para inaugurar el nuevo establecimiento en 1923.

A partir de aquí llegaron los mejores años de la Farmàcia Ornosa, convirtiéndose en «la farmacia de referencia de todos los pueblos de la comarca», tal y como asegura Maria Teresa Ornosa. Su madre añade que «en aquella época, en Reus no había más de cuatro farmacias, no como ahora que hay más de 40». Además, Pau Ornosa también destacó por sus dotes en el laboratorio, por lo que el negocio se especializó en la elaboración de productos como el Talco Ornosa, aceite de hígado de bacalao, bicarbonato de sosa, pomada antiséptica Novocarrel, o jarabe de bálsamo de tolú, entre otros muchos.

 

Premios internacionales

Esta década de esplendor vino acompañada de numerosos premios internacionales en reconocimiento al trabajo y dedicación de la Farmàcia Ornosa, como por ejemplo la Medalla de Oro Cruz-Insignia de las Especialidades de la Exposición Internacional de París de 1926 o el diploma y Medalla de Oro a las Especialidades (Lactagenina, Novocarrel y Laxofrutina), de la Exposición Internacional de Roma. Por aquellos años, Pau Ornosa también tuvo el gran honor de conocer en persona al Premio Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal, con quien coincidió en Madrid mientras el primero hacía el doctorado y del que consiguió un documento firmado y dedicado que, hoy en día, luce en una especie de rincón museístico que la familia Ornosa ha dedicado en la entrada de la nueva farmacia.

 

La venta de la casa

La tercera generación de farmacéuticos hace acto de presencia en 1953 cuando Anton Maria Ornosa se licencia en Farmacia para continuar con el negocio familiar. Es por estos años cuando Ornosa vende la casa a la familia Busquets, aunque con la condición de que podrían seguir ocupando los bajos con la farmacia. La Farmàcia Ornosa, en su emblemático emplazamiento de la esquina de la Plaza de Catalunya con el Raval de Santa Anna, ha sido durante muchos años algo más que un negocio, teniendo en cuenta que ocupaba un espacio de un alto nivel arquitectónico como era la casa Fábregas.

En su interior se conservaban auténticas joyas de la historia farmacéutica de la ciudad, algunas de las cuales pueden verse nada más entrar en la nueva farmacia, como una báscula, botes de fórmulas de la época, o elementos exteriores como las vidrieras de finales del siglo XIX o el cartel de Farmacia y las luces que había en la fachada. «Hemos querido rendir un pequeño y modesto homenaje al avi Pau y a mi marido, por todo el trabajo realizado durante tantos años», explica emocionada al Diari Maria Teresa Gispert.

Ahora, la saga de los Ornosa inicia una nueva etapa en otro local, pero con el bagaje de más de 130 años de experiencia y con el reconocimiento de todos los reusenses por su larga trayectoria como uno de los negocios más longevos de la capital del Baix Cam.

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