'En Tarraco había perros falderos'

Entrevista a Lídia Colominas, investigadora del Institut Català d´Arqueologia Clàssica (ICAC)

19 mayo 2017 19:42 | Actualizado a 21 mayo 2017 20:33
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Temas:

Lídia Colominas (Cornellà, 1980) es investigadora posdoctoral que se ha incorporado hace un año al ICAC. Su especialidad es la Arqueozoología, el estudio de los huesos de los animales que se recuperan de las excavaciones arqueológicas. La investigadora se ha centrado desde el doctorado en las épocas íbera y romana. Ha publicado un artículo en una revista internacional sobre la morfología de los perros en la Hispania Tarraconensis.

 

¿Tiene usted perro?

- Actualmente, no. Pero he tenido y me encantan. Le confieso pero que me gustan más los gatos que los perros.

 

- ¿De ahí la vocación para la Arqueozoología?

- En el instituto, me gustaba la Historia y tuve una profesora de latín que promovía muchas salidas. En estos viajes empezó a venirme el gusanillo.

 

- Pero de la Historia o la Arqueología a su especialidad va un trecho.

- Empecé el contacto con la Arqueología con las asignaturas optativas de la carrera y vi que era lo que había querido hacer siempre. Luego empezaron las campañas de excavación en verano y en una de ellas –en el yacimiento de Olius, Solsona– había un montón de silos con animales.

 

- ¿Se enterraban?

- No exactamente. Pero una vez se vacía el grano de los silos, los romanos e íberos los reaprovechan para desperdicios culinarios y depositar animales.

 

- ¿Esqueletos enteros o un montón de huesos apilados?

- En la necrópolis de la villa Madrid de Barcelona aparecieron casi 1.500 restos de perros.

 

- Encontró un tesoro.

- Este hallazgo me permitió investigar para poder conocer más las características morfológicas. De este trabajo ha salido el artículo que he publicado sobre los perros en la Hispania Tarraconensis.

 

- ¿Tenía documentación?

- Si abarcas los íberos, no tienes más documentación que los restos arqueológicos que hallas, porque no existían fuentes escritas. En cambio, en época romana sí tenemos relatos que nos aportan pistas. Los agrónomos de la Antigua Roma aportan mucha información.

 

- ¿Qué clase de textos?

- Por ejemplo explican qué tipo de vaca era ideal para producir leche; qué clase de ovejas son las mejores para obtener lana; cómo alimentar a los animales; cómo curarlos; cómo se adiestra a un perro... Son consejos para convivir con ellos o aspectos externos para aprovechar la piel, la lana... La información no permite encontrar la relación entre los huesos y la apariencia externa de los animales.

 

- ¿Y aquí está la investigación que usted realiza en el ICAC?

- Este es uno de nuestros trabajo en el laboratorio. Buscar la relación más precisa entre los huesos recuperados de los yacimientos y qué apariencia podría tener el perro que estaba enterrado en el silo.

 

- ¿Sólo estudia los perros de la Hispania Tarraconensis?

- No. Yo estudio todos los restos animales que salen en las excavaciones de Catalunya. Pero en el yacimiento villa de Madrid salieron muchos perros. Y por esta razón, el artículo que hemos publicado está dedicado a la variabilidad morfológica de los perros en esta provincia del Imperio.

 

- ¿No había gatos?

- No es frecuente en época romana encontrar felinos domésticos. Son animales más presentes en época medieval en estos lares.

 

- ¿Llevaban los perros muchos siglos domesticados?

- Sí. Piense que es el primer animal domesticado del mundo. El perro es un animal que procede del lobo y durante muchos siglos antes de la llegada de los romanos no varía su morfología general: tiene una altura mediana (entre 48 y 62 centímetros) hasta la espalda y pocas diferencias de pelaje, seguramente negro o grisáceo. Son perros dedicados a la vigilancia, caza, pastoreo. Con los romanos todo se transforma.

 

- Explíquese.

- Aparecen una eclosión de variedades de tamaños muy similar a nuestros días.

 

- ¿De dónde vienen tantos perros de distintos tamaños?

- Los romanos aprovechan las rutas comerciales que tienen con Asia para intercambiar productos. Y entre ellos, nuevos perros de un tamaño inferior procedentes de la India y de China.

 

- ¿Y hacen mezclas de razas cuando llegan aquí?

- Así es. Los cruces entre diferentes especies van cambiando la morfología uniforme de siglos anteriores y justifica tanta variedad de tamaños.

 

- ¿Mezclan con algún fin?

- No sólo se buscan mejores perros (robustos y rápidos) para vigilar rebaños, cazar o cuidar la casa. Tengo la teoría de que se cruzaron perros –canis familiaris–o se adoptaron para ser animales de compañía.

 

- ¿En que se basa?

- Aparte de los diferentes tamaños de esqueletos localizados y que pueden aportar algunas características de las funciones caninas, también se puede ver que los huesos de las extremidades no están desgastados ni erosionados. Carecen de patologías, lo cual indica que sus labores no suponían grandes esfuerzos de desgaste.

 

- ¿Los perros vivían en villas y en zonas rurales o hay indicios de presencia también en las metrópolis?

- La hipótesis que defendemos es que los perros falderos estaban en las urbes como Tarraco.

 

- ¿Se sabe algo de las razas?

- Está pendiente. Pero podemos asegurar que los huesos estudiados son morfologicamente muy parecidos a algunas de las razas actuales, aunque no sabemos como eran externamente.

 

- ¿Es un nuevo estudio?

- Para seguir investigando el aspecto externo de los perros de Hispania debemos entrar en el análisis del ADN para ver las características y saber cuándo empiezan los cambios. Por la genética se puede llegar a saber el color del pelo, que es lo principal que se investiga.

Comentarios
Multimedia Diari