La red ferroviaria tarraconense soporta 26 tramos donde los trenes tienen que reducir la velocidad por el mal estado o las deficiencias en las vías, lo que se traduce en retrasos crónicos en todas las líneas. La palma se la lleva la línea R-15, que une Tarragona y Reus con Móra y Riba-roja, que acumula 16 puntos donde los convoyes se ven obligados a frenar, en algunos casos por peligro de descarrilamiento, circunstancia que ya se ha repetido en los últimos años en el citado trayecto.
En la R15, a su paso por Ascó, el peligro de descarrilamiento hace que los trenes tengan que bajar la velocidad de 90 a 30 kilómetros por hora, lo que causa 11,5 minutos de retraso. Más adelante, en Pradell de la Teixeta, el mismo peligro vuelve a hacer frenar los convoyes y añade 3 minutos más al trayecto. Un tramo más adelante, en Duesaigües, el peligro de desprendimiento obliga a disminuir nuevamente la velocidad, con un retraso añadido de dos minutos.
Por su parte, la R-16 entre Tarragona y Tortosa presenta menor número de incidencias permanentes, aunque ahora los retrasos son todavía más graves a raíz del incendio el pasado 7 de junio de un sistema de gestión del tráfico ferroviario en la estación de Mont-roig, una avería que puede tardar meses en ser completamente reparada y que supone demoras de 45 minutos de media en los trenes que circulan por la línea.