Madrid años 60: Ava, Franco y una cabra

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‘Arde Madrid
’. Paco León y Anna R. Costa reflejan en esta serie cómo debió ser vivir en la España más franquista desde los ojos de Ava Gardner y Ana Mari

16 noviembre 2018 22:39 | Actualizado a 16 noviembre 2018 23:03
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La actriz norteamericana Ava Gardner, conocida como «el animal más bello del mundo», vivió en Madrid casi de manera permanente durante los años 50 y 60. Una época de auténtica locura y desenfreno, donde sus juergas y borracheras son memorables. Una mujer que vivía la vida disfrutándola al cien por cien, sin privarse de nada. Inteligente y trabajadora, sabía sacarle el máximo partido a su existencia. Incontables los hombres que pasaron por su cama y antológicas las fiestas que organizaba.

Huyendo de su marido Frank Sinatra y del Hollywood encorsetado de la época, Ava Gardner buscó refugio lejos de la meca del cine y lo fue a encontrar en la España de Franco. No deja de ser paradójico que viniera del supuesto país de la libertad a uno que vivía bajo la dictadura franquista. ¡Menudo choque de culturas!

Mundos opuestos que convergen
Y es en este contexto donde se desarrolla la acción de la serie Arde Madrid, de Paco León y Anna R. Costa creada para Movistar+.

Tenemos por un lado a Ava Gardner (Debi Mazar), paladín del desenfreno y la dolce vita, y por otro a sus empleados domésticos que son representantes del españolito medio que existía en una España donde el franquismo se encontraba en todo su apogeo.

Ana Mari (Inma Cuesta) es la gran protagonista de la serie, una solterona de treinta y pocos, virgen, coja, católica y franquista, instructora en la Sección Femenina de Pilar Primo de Rivera. Por orden del mismísimo Franco le encargan ir a trabajar a casa de la estrella de Hollywood con la intención de espiarla a ella y a su entorno.

Pero Ava Gardner ha solicitado un matrimonio para chófer y criada y los altos mandos de la Sección Femenina han buscado un hombre, Manolo (Paco León), con el que fingirán ser matrimonio. A lo largo de los ochos capítulos que tiene la primera temporada de la serie, Ana Mari será testigo y partícipe de lo inimaginable para ella. Aunque la manera de vivir de su señora está en las antípodas de lo que es ella, jamás la juzga ni la critica. Es clara y concisa. Ana Mari es parca en palabras, pero jamás se muerde la lengua cuando lo ve necesario. Finalmente se verá influida por Ava y su manera de entender la vida. Experimentará lo que es convivir con un hombre y se verá obligada a tomar decisiones que removerán sus sólidos cimientos ideológicos.

Por otro lado tenemos a Manolo, un atractivo buscavidas que no duda ni un instante cuando le ofrecen trabajar de chófer para Ava Gardner. Manolo es un soñador que se mete en los bajos fondos del contrabando (ay el whisky...) y el trapicheo con la ilusión de dar el pelotazo y subir de categoría. Enteradillo, chulesco y cara dura, Manolo es soltero por convicción. La convivencia con Ana Mari supondrá para él una nueva manera de relacionarse con las mujeres.

Otra actriz que brilla con luz propia es Anna Castillo, que interpreta a Pilar, la doncella de Ava Gardner, menor de edad con las hormonas revueltas y con ganas de experimentar todo lo que se le ponga por delante. Pilar es curiosa y muy divertida y se verá en medio de dos mujeres completamente opuestas entre sí, Ava y Ana Mari.

Sufridos vecinos
Ava Gardner, durante el tiempo que estuvo en Madrid, tuvo por vecinos nada más y nada menos que al General Perón (Osmar Núñez) y a su tercera esposa Isabelita (Fabiana García Lago). Aunque en principio el matrimonio está encantado con tener por vecina a tan ilustre estrella poco a poco la situación se va a volver insostenible debido a las continuas fiestas que organiza Ava y que no les dejan descansar. La interacción entre estos tres personajes es de lo más cómico. Ava con su spanglish provoca más de una carcajada.

En sus fiestas la norteamericana se rodeó de la flor y nata de la sociedad española de la época, ya fueran toreros, folclóricas o flamencos. A sus juergas se podía apuntar todo el mundo siempre y cuando vinieran con ganas de divertirse. Que llega la sirvienta de los Perón a llamarles la atención por el ruido, que pase. Que llega una pareja de la Guardia Civil para lo mismo, que pasen. Que al oír el escándalo un cuadro flamenco gitano (cabra incluida) quiere apuntarse a la fiesta, que pasen... en el mundo de Ava Gardner todo el mundo tenía cabida sin importar raza o clase social.

Blanco y negro necesario
La serie está rodada en blanco y negro y esto es un punto a su favor porque si algo tenía el Madrid de los sesenta era una auténtica vida de claroscuros. La España franquista era gris y dura. Otra maravilla son los créditos de inicio de la serie. Diferentes en cada capítulo son una joya de poco más de un minuto.

Pero para mí lo mejor es la evolución del personaje de Ana Mari. De dar lecciones de cómo debe una mujer tratar a su marido «si te pega algo habrás hecho mal» a «yo no quiero que un hombre me diga esto sí, esto no». El arco interpretativo a lo largo de los ocho capítulos de algo más de media hora le va a dar para mucho. Disfrutadla.

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