Turismo para unir Tarragona y Guatemala

Una tarraconense pone en contacto a viajeros con comunidades rurales del país americano

17 julio 2018 11:40 | Actualizado a 17 julio 2018 18:58
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Marta Llauradó, bióloga de formación, es de Tarragona y descubrió Guatemala en 2002. Fue un viaje que le cambió la vida, y no fue el único. Desde entonces regresó varias veces hasta que decidió que más personas tendrían que poder vivir esa experiencia y que, además, a las comunidades rurales les vendría bien ampliar sus fuentes de ingresos. 
Fue así como comenzó, de una manera artesanal, durante años, a tejer relaciones con comunidades dispuestas a recibir turismo a pequeña escala.

La idea es simple: ella ofrece los contactos (también va como guía cuando se lo solicitan) y son las comunidades las que se ocupan de organizar el transporte si hace falta, dar alojamiento en casas particulares o albergues y preparar la comida. No hay intermediarios, el viajero paga directamente allí. 

Un baño de realidad

De momento han hecho cinco viajes, es una cifra muy discreta, pero no les preocupa, quieren que quienes viajen lo hagan convencidos. Explica Llauradó que la intención es que, a diferencia de los viajes tradicionales, tengan la oportunidad de conocer la auténtica riqueza, natural y humana, de un país donde el 70% de la población es indígena y vive en zonas rurales. De hecho, cuando ella ayuda a organizar el viaje procura no dejar fuera los sitios más emblemáticos para el turismo, pero pasando por comunidades donde se puedan alojar. 

Experiencia de vida

La idea es viajar y moverse como los locales, como por ejemplo en uno de esos pintorescos autobuses que llevan el equipaje en el techo o en lanchas para recorrer ríos y lagunas.

Pero, sobre todo, la clave es conocer a las personas y su historia, como quien va a la casa de unos familiares. Llauradó desgrana en cantidad ingente de historias imposibles de resumir, como por ejemplo la de la localidad de Primavera del Ixcán, al norte del país, cuyos habitantes se refugiaron 12 años en la selva durante la guerra y ahora, pese a las adversidades, están muy bien organizados.

También hay oportunidad de conocer, por ejemplo, la aldea de Limones, de 460  habitantes, donde otra tarraconense, la enfermera jubilada de Joan XXIII María Monteagudo, ha puesto en marcha un proyecto de salud comunitaria. En la aldea no hay luz eléctrica, aunque en la casa donde se quedan los visitantes hay un generador. A partir de allí la idea es hacer excursiones a caballo por la selva, visitar yacimientos arqueológicos recién descubiertos o navegar entre manglares.

En la organización de las comunidades ha sido clave Sefca, una organización vinculada a parroquias, ayuntamientos y ciudadanos particulares de España, Irlanda, Alemania y Holanda. 

Llauradó sabe que con estos ingresos las comunidades no cambiarán sustancialmente su situación, aunque todo suma. A los viajeros, por su parte, les promete una experiencia de vida. 

Para conocer mejor el proyecto
Para conocer las comunidades que se pueden visitar, precios orientativos o la opinión de otros viajeros se puede visitar el blog www.turismocomunitarioguatemala.net

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