«Vivimos con miedo de que nos caiga un balcón encima»

Los vecinos de Bonavista denuncian el mal estado de algunas viviendas. Piden más subvenciones a las administraciones para poder hacer frente a los gastos de rehabilitación

23 octubre 2018 19:49 | Actualizado a 24 octubre 2018 07:27
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Pasear por Bonavista se ha convertido en los últimos años en un peligro. La antigüedad de los edificios está pasando factura y muchos de los bloques del barrio están en mal estado. Sin ir más lejos, el lunes dos familias tuvieron que ser desalojadas del número 59 de la calle Deu por el derrumbe de un balcón interior. Tan solo diez días antes, en la misma calle, otros vecinos tuvieron que dejar sus casas durante casi dos semanas. Los andamios y estructuras de hierro que sustentan edificios están empezando a ser muy habituales en las calles de Bonavista.

Juan José Lacasa vive al lado del bloque que tuvo que ser desalojado el lunes. «Estaba comiendo y de repente oí un fuerte ruido. Me asusté mucho porque no sabía de dónde venía el estruendo. Enseguida me di cuenta de que era el edificio de al lado», relata Lacasa, quien añade que vive «con mucha preocupación» por el estado de algunas viviendas del barrio. «Hay pisos abandonados o con okupas, que nadie los mantiene. Esto provoca dejadez, y lo que es peor, un peligro para los que andamos por las calles», asegura Lacasa, quien añade que «vivimos con miedo de que nos caiga un balcón encima». 

Los hechos ocurrieron sobre las tres de la tarde, pero los servicios de emergencias no llegaron hasta las seis, recuerda Lacasa. En el bloque vivían dos familias. Una está hospedada en casa de unos familiares, y la otra, en el Hotel Urbis. El Ayuntamiento costea los gastos. Según la concejal de Serveis a la Persona, Ana Santos, «aún no se sabe cuándo las familias podrán volver a sus casas. Estamos a la espera de las conclusiones de los arquitectos». De momento, el bloque está acordonado por riesgo de derrumbe.

Bonavista es un barrio con viviendas muy antiguas, que se construyeron en los años 60 y que, la mayoría de ellas, no han sido reformadas. «Muchos vecinos no pueden hacer frente a los gastos que implica una rehabilitación», asegura la presidenta de la Associació de Veïns de Bonavista, Loli Gutiérrez, quien añade que «los propietarios de las viviendas tienen la responsabilidad de mantener en buen estado los bloques». Para Gutiérrez, lo más importante es poner las medidas necesarias para evitar cualquier tipo de accidente que acabe con daños personales. La situación en los últimos años es límite, pero los vecinos aseguran que los episodios de lluvias intensas de los últimos días han agravado el problema. «La mayoría de viviendas están construidas con un material de mala calidad», asegura Antonio García, vecino de Bonavista, quien añade que «estos días, el agua se ha filtrado entre las grietas de los bloques más perjudicados». 

La solución: subvenciones

Los vecinos coinciden en que las administraciones públicas deberían dar ayudas y subvenciones para rehabilitar viviendas a las familias más vulnerables. «El Ayuntamiento, u otra institución, debería prestar el dinero para evitar cualquier mal mayor. Después, el vecino ya se lo devolverá poco a poco», propone Juan Francisco Argente, un vecino del barrio, quien asegura que «aquí, la mayoría de vecinos no cobran más de 600 euros. Tienen que pagar la luz, el agua y el alquiler. ¿Me explican cómo van a arreglar la fachada?». Tanto Argente como Lacasa, los dos vecinos de la calle Deu, reformaron hace poco sus viviendas, invirtiendo una cantidad importante de dinero. 

A escasos metros se encontraba Òscar Martínez, propietario de la peluquería ubicada en la planta baja del número 27, bloque que fue desalojado el pasado 12 de octubre por el desprendimiento de parte del balcón del segundo piso, que se llevó parte del primero. El lunes por la mañana, las seis familias pudieron volver a sus hogares y Martínez reabrió el negocio. Los vecinos del bloque afectado se pusieron rápidamente manos a la obra, y cuatro días después del derrumbe, ya contaban con un presupuesto para arreglar los desperfectos. El coste asciende a unos 10.000 euros. «Entre todos lo pagaremos, pero hay gente mayor que está en una situación parecida a la nuestra, y que no pueden hacer frente a estos gastos», destaca Martínez. 

Primero fue en la calle Deu, pero también ha habido desprendimientos en la calle Tres, Onze y Dotze, entre otras. Uno de los afectados es Rafael Pérez, vecino de Bonavista, quien el pasado 16 de agosto aparcó su vehículo en la calle Dotze. Un trozo de fachada se desprendió y cayó en el capó del coche, que quedó totalmente abollado. «El edificio no tiene seguro y soy yo quien tengo que hacerme cargo de los daños», explica Pérez, quien añade que «por suerte, nadie estaba en el lugar, porque de lo contrario estaríamos hablando de una desgracia». Pérez reconoce que «cuando voy paseando por el barrio, procuro ir por la calzada, en lugar de por la acera. Por si acaso». Muchos vecinos coinciden en que «hasta que no pase algo grave, nadie pondrá remedio». 

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