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Joana Costa Benaiges: master en matriarcado ‘serrallenc’

Joanita representa a las mujeres que se pusieron al frente de sus negocios de la pesca y que, a menudo, quedaron invisibilizadas

07 marzo 2024 21:58 | Actualizado a 08 marzo 2024 07:00
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Joana Costa Benaiges, Joanita para los amigos, encarna todos aquellos valores del feminismo que tanto defendemos hoy en día. Serrallenca, luchadora, fuerte, empoderada y cuidadora. Una mujer dedicada en cuerpo y alma a su familia y a la mar. Porqué en el Serrallo del mar también se habla en femenino.

Hace unos meses, la Generalitat le otorgaba la Creu de Sant Jordi, uno de los máximos reconocimientos del gobierno catalán. Querían premiarla por su tarea como remendadora y armadora de embarcaciones. Joanita representa a toda una generación de mujeres del Serrallo, que fueron una pieza clave en la evolución del mundo de la pesca. Conozcámosla un poco más.

Nació en agosto de 1940 en la plaza conocida entonces como la del pes –se llamaba así porque en ella se llevaba a cabo la subasta del pescado–. Actualmente es la Plaça de Sant Magí, en el corazón del barrio marinero. Se crió en la calle Trafalgar y a los 15 años ya ayudaba a su madre y a su abuela a remendar –arreglar las xàrcies, como ella dice–. Joanita lleva la pesca en su ADN. Es nieta, hija, esposa y madre de pescadores. Asegura que la mar y todo lo que la rodea ha marcado su vida.

La protagonista se casó con el que fue 67 años su marido, Jordi de la Parrota. También vecino del Serrallo y que murió hace poco más de año y medio. Tuvieron cuatro hijos. Juntos tiraron adelante las embarcaciones familiares. Jordi como patrón y Joanita como armadora, es decir, como propietaria. Y es que Joanita heredó las barcas de su familia materna.

La protagonista no solo se ha pasado la vida remendando en voramar con el resto de mujeres. Joanita también se encargaba de las cuentas, de pagar las facturas, de las nóminas de los trabajadores, de los permisos y del resto de papeleo, ejerciendo como alma mater del negocio familiar. Siempre al frente. Se la conoce como una empresaria de la mar. Quizás ahora hablaríamos de una gerente de primera categoría.

«La mayoría de mujeres del Serrallo hacíamos de todo. Cuidábamos de nuestros hijos y de nuestro hogar, y también nos encargábamos del papeleo de la barca», asegura Joanita, quien explica cómo los hombres de las casas salían a la mar a las seis de la mañana y no volvían hasta las seis de la tarde. Ellas también eran mujeres valientes, que sufrían día tras día viendo como sus maridos y sus hijos emprendían el viaje mar adentro.

Lo cierto es que en buena parte de las casas del Serrallo, ya en los años 60, se llevaba lo que ahora se conoce como el matriarcado. «Los negocios formaban parte de la vida de las mujeres. La mayoría de nosotras éramos quienes tomábamos las decisiones importantes. Estábamos muy implicadas y, por norma general, éramos quienes llevaban las cuentas de la casa», explica.

Pese a haberse sentido siempre muy valorada por su familia, la protagonista reconoce que la tarea de la mujer de la mar no ha sido nunca suficientemente reconocida socialmente. Y es que parece que la pesca haya sido cosa de hombres. Nada más lejos de la realidad. Sin el papel fundamental de mujeres como Joanita, muchas embarcaciones habrían ido a pique. Igual de importante era el pescador que salía a faenar, como la mujer que se quedaba remendando o haciendo gestiones para conseguir el gasoil gratis.

Empiezan los reconocimientos

Joanita siempre ha sido una vecina más del Serrallo. Hasta hace unos meses, cuando alguien de la Generalitat la llamó para informarle del reconocimiento. La protagonista se sorprendió mucho. «¿A mí? ¿Pero ya saben quién soy yo? No soy nadie», decía entonces. A Joanita le pasó como a muchas mujeres. Nos cuesta acostumbrarnos a recibir galardones o a ser reconocidas por nuestra labor.

La protagonista de esta historia se define como una feminista en la práctica. «No me lo he planteado nunca, pero supongo que llevo toda la vida luchando por tener los mismos derechos que un hombre», explica. A Joanita debemos agradecerle el trabajo hecho a favor de nuestra causa. Seguiremos luchando.

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