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«No me llames abuela si no soy tu abuela», una breve lección de edadismo

Despersonalización, infantilización, cosificación... La discriminación por razón de edad existe y una psicóloga invita a visibilizarla

25 abril 2024 20:15 | Actualizado a 25 abril 2024 21:33
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Racismo, machismo, homofobia... Son todos términos que se refieren a formas de discriminación que con frecuencia aparecen en algún titular de prensa, pero, ¿y el edadismo? La pregunta la hace Helena Vega Sabaté, psicóloga de la Associació de familiars d’Alzheimer de Tarragona.

Lo hace en una charla en el Centre Cívic de Sant Pere i Sant Pau y lo cierto es que las asistentes, la mayoría mujeres mayores de 60 años, no lo habían escuchado en su vida. Eso sí, cuando Vega comienza a poner ejemplos se dan cuenta enseguida de lo que se trata y de que muchas lo han vivido en carne propia.

Quitar identidad

Una de las claves del edadismo está en el lenguaje y uno de los errores más frecuentes es referirse a las personas mayores con una familiaridad con la que no se trataría a personas de otra edad. Un ejemplo es referirse a ellas como abuela o abuelo, «así le quitamos identidad a una persona que tiene un nombre y una historia de vida... De esta forma te hacen pequeña y se minimizan sus problemas: ‘la abuelita y su artrosis’».

Otra forma de despersonalización frecuente es generalizar y referirse a todos como jubilados cuando en realidad no todos perciben una jubilación

El edadismo lleva a minimizar los problemas de los mayores

Y no es solo lo que se dice, sino cómo se dice. Muchas personas suponen que los mayores tienen problemas de oído o de comprensión, por lo que hablan con ellos en un tono alto o con frases cortas.

De allí a la infantilización hay un paso. Es frecuente la expresión «son como niños», que en el fondo viene a decir que la persona más joven observa al mayor como menos adulto y menos capaz de tomar sus propias decisiones.

Durante la pandemia nos cansamos de escuchar la expresión «nuestros mayores», que venía a decir, por una parte, que son nuestros y, por otra, que sabemos mejor que ellos lo que les conviene.

Tan diversos como todos

Es común, además, suponer que las personas mayores cuentan con todo el tiempo del mundo, con lo que muchas familias suponen que su mayor objetivo en el mundo es cuidar de los nietos si los tienen. Y en realidad los mayores son un grupo tan heterogéneo como los jóvenes, «no podemos pensar que a todos les gusta el dominó y la copla», apunta la psicóloga.

Se trata, explica, de actitudes que tienen consecuencias para la propia persona y para quienes se relacionan con ella. En el ámbito sanitario, por ejemplo, todavía se puede escuchar aquello de: «Para su edad, ¿qué más quiere?».

Y al final muchos mayores pierden autoestima y terminan por creerse los estereotipos y abstenerse de hacer cosas porque «eso no es para su edad».

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