
La medicina ‘unisex’ se olvida de las mujeres

Hace unos días la asociación Médicos del Mundo lanzaba una advertencia: las mujeres tienen más barreras para encontrar atención médica precisa, para obtener un diagnóstico correcto y están más sobremedicadas.
Josefina Díaz Petit, presidenta de la ONG en Catalunya, explica que el origen de esta diferencia está básicamente en que hasta hace unos años la medicina y la investigación estaban mayoritariamente en manos masculinas. Eso explica, por ejemplo, que los ensayos de los medicamentos se lleven a cabo tradicionalmente en hombres, sin tener en cuenta que las mujeres pueden metabolizarlos de manera distinta.
Pero las cosas deberían comenzar a cambiar. Petit recuerda que ahora las facultades de medicina comienzan a estar llenas de mujeres. Ella espera que esa feminización de la profesión también ayude a incorporar un enfoque de género en la atención a la salud. Eso sí, advierte, el proceso no se va a dar por sí solo, «porque seguimos teniendo un patrón masculino».
Además de los medicamentos, hay diferencias en la forma como mujeres y hombres pueden percibir los síntomas de una misma enfermedad. Allí está, por ejemplo, el caso paradigmático de los infartos de miocardio, una enfermedad grave que el imaginario colectivo identifica como algo de hombres. Las mujeres tardan más en pedir ayuda y también más en ser diagnosticadas porque sus síntomas se confunden con patologías más banales. Así pues, un porcentaje mayor fallece antes de llegar a un hospital (52% frente al 42% en los hombres).
También considera Petit que en la consulta médica se ignoran las circunstancias de vida de las pacientes. En los cuestionarios, explica, no se suelen incluir datos importantes como si la persona cuida de alguien dependiente.
«Las mujeres se han incorporado al mundo laboral, pero las tareas domésticas y de cuidado también las siguen asumiendo mayoritariamente... Es una sobrecarga física y mental que tal vez no cause una enfermedad grave, pero que puede tener que ver con el hecho de que vivamos más pero vivamos peor, con más síntomas y con más dolor», señala, a la par que recuerda que «las mujeres tomamos más ansiolíticos. «Muchas pesudepresiones tienen que ver con esa sensación de no llegar a todo», remata.
A continuación siete datos que demuestran la falta de un enfoque de género en salud:
1. Medicamentos hechos para hombres

Es probable que algún día haya salido con un fármaco de la consulta médica y se encuentre una advertencia en el prospecto que habla de sus efectos durante el embarro o la lactancia.
Y es que, aunque la inmensa mayoría de las mujeres sólo pasan una mínima parte de su vida embarazadas o amamantando a sus hijos, ya puede olvidarse de encontrar alguna otra referencia a los posibles efectos secundarios de aquel fármaco por el hecho de ser mujer.
¿La causa? La inmensa mayoría de los medicamentos se prueban en un mismo tipo de paciente: hombre, joven, blanco.
Hasta ahora, históricamente la mayoría de los ensayos clínicos han obviado que las diferencias entre mujeres y hombres no se refieren exclusivamente al aparato reproductivo, sino que tienen que ver, por ejemplo, con las hormonas que pueden incidir una metabolización distinta de las sustancias.
Justamente en febrero de este año el pleno del Parlamento Europeo reclamó que los ensayos clínicos se realicen tanto en hombres como en mujeres y que los prospectos indiquen si en sus ensayos hubo representación de ambos sexos y si los efectos pueden variar entre mujeres y hombres.
2. Más tiempo en lista de espera

3. Peor percepción de salud

4. Más enfermedades frecuentes

5. Más medicadas

6. Los síntomas no son iguales

7. Más afectadas por la crisis

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