Chumbi lucha contra una pesadilla

El delantero del Lorca se sobrepone a una recaída de su lesión en el ligamento cruzado de la rodilla derecha. Estará seis meses más de baja y este domingo no podrá regresar al Estadi, donde dejó un grato recuerdo como jugador del Reus (2010-12)

08 febrero 2018 16:51 | Actualizado a 14 febrero 2018 17:59
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En Reus todavía recuerdan con cariño los goles y la zancada de ese murciano de media melena que encandiló al Estadi en dos cursos de éxito (2010-2012). Rafa Fernández Chumbi (Águilas, 1989) aterrizó en la capital del Baix Camp como un desconocido, con el Reus todavía deambulando por la Tercera División. Se marchó como ídolo. Sus 25 aciertos, inmersos en un rendimiento excelente, devolvieron al equipo a Segunda B y le consolidaron en la previa al fútbol profesional. Suyo fue el gol decisivo en Níjar (0-1), en aquel junio interminable de 2011. Concretamente el 25, en la antesala del caluroso verano, aquella plantilla que manejaba Santi Castillejo regresaba al fútbol de bronce, tras cinco intentos fallidos consecutivos.

Chumbi siempre fue un delantero de físico privilegiado, de tren inferior imponente y de facilidad artística para acudir al gol. Su relación con el Reus finalizó en dos años. Para él, el Estadi resultó el mejor trampolín hacia la élite. Rafa jamás pensó entonces, inmerso en la cresta de la ola y entre un millón de halagos, que un tiempo después la vida iba a ponerle en una prueba de resistencia descomunal.

Después de visitar las estaciones de Almería, Valencia Albacete y Llagostera, Chumbi firmó como delantero franquicia para el nuevo proyecto del Lorca, en verano de 2016. Los inversores chinos pujaron fuerte en el derroche económico y la apuesta cuajó. El Lorca ascendió por primera vez a Segunda División este pasado mes de junio y el delantero anotó 15 goles en 27 apariciones. Justo hasta que una rotura del ligamento cruzado anterior y sutura del menisco de su rodilla derecha le cortaron. Ocurrió en abril de 2017, con el Lorca lanzado a lomos de su delantero. El ascenso se celebró en casa de Rafa, aunque en el interior del atacante se consumía una responsabilidad indiscutible para el regreso. El trabajo se había quedado a medias.

Ya en el tránsito de Segunda División, con el Lorca instalado en su propio cuento de dibujos animados y en plena puja para evitar el abismo, Chumbi regresó al trabajo en noviembre con ese entusiasmo desmesurado que enseña cada vez que pisa un campo de fútbol. No se trata solo de una profesión para él, es un estilo de vida. El alimento. Sin embargo, nunca llegó a redebutar con el equipo.

El pasado 9 de enero y tras varias pruebas, el Lorca anunciaba una recaída de la lesión del jugador, aunque no una recaída leve. Los plazos de recuperación le devolvían al punto de partida. Seis meses más de recuperación. Una auténtica pesadilla. El mismo Chumbi lanzó un mensaje optimista a través de sus redes sociales, aunque el desafío para él resulta mayúsculo. Con 28 años precisa superarse a sí mismo y seguramente a los pronósticos de algunos gurús que desconfíen de su rodilla. Algunas informaciones aseguran que el delantero se lastimó de nuevo durante un partidillo de entrenamiento con el equipo.

El Estadi no podrá recibir este domingo a uno de esos ídolos de la época moderna. Eso sí, su legado perdura con intensidad.

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