Los 13 niños secuestrados por sus padres pasaban meses encadenados

A David y Louise Anna Turpin se les imputan cargos por tortura, confinamiento y abuso. Se enfrentan a la cadena perpetua

20 enero 2018 16:49 | Actualizado a 20 enero 2018 16:52
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Palizas y estrangulamiento para castigar, desnutrición, una ducha al año, abandono: una pareja estadounidense fue acusada este jueves de tortura y abuso infantil contra sus 13 hijos y encaran una pena que podría llevarlos a pasar el resto de su vida en prisión. David Turpin, de 57 años, y su esposa Louise Anna Turpin, 49, fueron imputados con doce cargos de tortura, doce de confinamiento, seis de abuso infantil y otros seis de abuso de adulto dependiente, informó Mike Hestrin, fiscal del condado de Riverside, California, donde residía la familia. El padre fue también acusado de actos lascivos por la fuerza o a través del miedo contra una de sus hija, de 14 años.

La pareja se declaró inocente, mientras los fiscales aseguraban que sus malnutridas víctimas solo podían bañarse una vez al año. Vestidos completamente de negro y esposados de manos y pies, los Turpin se mostraron tranquilos al declararse no culpables de los cargos en un tribunal totalmente repleto.

Ambos encaran una pena de entre 94 años de prisión y cadena perpetua. Fueron arrestados el domingo en su residencia en la pequeña localidad de Perris, situada al sureste de Los Angeles, después de que los oficiales constataran las terribles condiciones en que mantenían a sus hijos, de entre dos y 29 años. La denuncia la hizo una de sus hijas, de 17 años, que llamó al servicio de emergencia. La policía encontró inclusive a tres niños esposados, con cadenas y candados, una práctica repetida, en la casa sucia y maloliente.

Hestrin dijo que todos los niños fueron sometidos a «abuso prolongado», que no se les permitía más de un baño al año y que nunca se les llevó a un médico o a un odontólogo. «Muchas veces no eran desencadenados para poder ir al baño», señaló Hestrin en una rueda de prensa. Y aunque el horror comenzó cuando vivían en la región de Fort Worth, Texas, «se intensificó con el tiempo y empeoró» cuando se mudaron a California, donde vivían en un barrio de clase media de Perris. «Los alimentaban poco», precisó.

La fuga

El fiscal señaló que la joven que llamó a las autoridades planificó el escape por dos años y que al salir por una ventana iba a acompañada por un hermano que regresó por miedo. Al verla, los oficiales pensaron que era una niña por su aspecto menudo y su delgadez. Lo mismo ocurrió con el resto de los hermanos, que parecían todos menores, aunque siete de ellos tienen en realidad entre 18 y 29 años. Los trece fueron llevados a hospitales de la zona, tratados por desnutrición y sometidos a otras pruebas médicas.

Hestrin describió que la familia dormía durante el día y se despertaba por la noche, y que uno de los jóvenes fue a la universidad, siempre escoltado por la madre. El fiscal dijo que algunos de los hijos no sabían siquiera qué era un oficial de Policía o qué significaba la palabra medicamento. Hoy, a salvo, están «aliviados», aseguró el fiscal, que podría llamarlos para testificar en la corte.

La hermana de Louise Turpin, Elizabeth Flores, contó al canal ABC que la pareja siempre fue muy reservada y permitía poco o ningún acceso a su familia. «Esto viene pasando desde antes de que tuvieran hijos, eran muy reservados y no compartían mucho», indicó. «Les rogábamos hablar por Skype con ellos». Flores llegó a vivir con los Turpin cuando estaba en la universidad. Entonces tenían pocos hijos. «Pensé que eran muy estrictos, pero no vi ningún abuso».

Aunque de esos días, también tiene recuerdos perturbadores con David Turpin. «Si iba a la ducha, él se acercaba, me miraba, era como un chiste, (pero) nunca me tocó ni nada», dijo, asegurando que la trataban «como a uno de los chicos».

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