Conxa Manrique (abogada): '8-M, un día para las mujeres'

Hoy se trata de hacer ver que sin todo ese trabajo silencioso el resto del mundo se cae y es necesario ponerlo en valor
 

08 marzo 2018 12:08 | Actualizado a 08 marzo 2018 12:14
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Hoy, con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, las organizaciones sindicales mayoritarias CCOO y UGT han convocado una huelga de dos horas. Pero no es solo una convocatoria sindical sino de la sociedad en general y particularmente de las mujeres y los grupos feministas. 

El llamamiento a la movilización es inédito, y estamos convocadas en más de 150 países, por lo que se trata de un paro internacional de mujeres. Pero, ¿se sabe en qué consiste y qué significa esta huelga feminista, y en qué se diferencia de las demás huelgas?

El llamamiento es a todas las mujeres, contra cualquier tipo de violencia que vivimos por ser mujeres, con el fin de demostrar que si todas nosotras paramos se para el mundo. Por lo tanto, nos incluye a todas las mujeres, para que la sociedad se dé cuenta del valor que aportamos: a las mujeres que tenemos empleos remunerados y a las que trabajan en su casa o en las de otros; a las que cuidan niños, mayores, o personas dependientes; a las de las ciudades; a las de los pueblos; a las de todos los orígenes; a las de todas las identidades. 

La huelga feminista no se limita a una huelga laboral. Es una huelga de cuidados, del trabajo doméstico, del soporte emocional. El 8M se ha propuesto que las mujeres dejemos de realizar todas esas actividades, tan invisibles, muchas veces no pagadas y de las que solemos encargarnos principalmente nosotras. Se trata de hacer ver que sin todo ese trabajo silencioso el resto del mundo se cae y es necesario ponerlo en valor.

Pero también es una huelga laboral, que quiere poner sobre la mesa desigualdades como la brecha salarial, el «techo de cristal» (las dificultades extras que tenemos las mujeres para alcanzar puestos de dirección), la precariedad laboral de las mujeres, las jornadas reducidas impuestas o la feminización de la pobreza.

La brecha salarial entre hombres y mujeres no quiere decir que cobremos diferente por hacer el mismo trabajo. Lo que quiere decir es que trabajos de igual valor y con iguales responsabilidades no son retribuidos de la misma forma. La brecha salarial se genera premiando unas categorías u ocupaciones por encima de otras, con complementos salariales, horas extras y pluses que sí discriminan por el género. 
Fátima Báñez se ha aferrado a los datos de Eurostat para justificar que la brecha salarial se está reduciendo considerablemente, pero no es cierto. La clave está en la unidad de medida. La ministra utiliza el dato sobre el salario bruto por hora, un indicador que puede enmascarar diferencias sobre las cuales no se lleva un control específico como las pagas extra, los complementos por rendimiento o las remuneraciones especiales en temporadas concretas. Para realmente combatir la brecha salarial hay que calcular la diferencia de género en las retribuciones por los salarios anuales brutos, porque sólo así se pueden conocer los ingresos reales de los trabajadores.

El 72% de las jornadas a tiempo parcial en España son de mujeres, por lo que ellas cobran menos porque trabajan menos. Esto significa menos ingresos respecto al trabajo a jornada completa y, por tanto, una menor protección social (pensión de jubilación). Dos de cada tres pensionistas que no superan el sueldo mínimo interprofesional son mujeres. La causa de la jornada a tiempo parcial es que no encuentran empleo a jornada completa o porque tienen que cuidar de niños o adultos enfermos, incapacitados o mayores.

Otro motivo de la brecha salarial es que las mujeres tenemos peores empleos porque nos perjudica ser madres. Las mujeres se ocupan preferentemente de los hijos frente a los padres. La decisión suele estar supeditada al sueldo: como ellas ganan menos o tienen trabajos con menores incentivos tienden a ser las que reducen su jornada y, en consecuencia, terminan perdiendo oportunidades de ascenso. Esto está relacionado con la falta de corresponsabilidad en las tareas domésticas y familiares.

La consecuencia de la brecha salarial es que los sectores más feminizados tienden a estar peor pagados. Aunque las mujeres son mayoría en las universidades, el porcentaje en carreras técnicas y científicas y de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) es muy inferior. Sin embargo, las mujeres están sobrerepresentadas en titulaciones relacionadas con la educación o la salud y el bienestar. Lo que explica que, al final, tenemos a más mujeres con estudios superiores, pero más hombres que obtienen un trabajo con ese nivel de titulación.

Se puede estar de acuerdo en la huelga de dos horas o no, pero sí que es necesario oír la voz de las mujeres, que desde hace muchos años hemos visto como nuestra situación económica y social cada vez se ha empobrecido con la crisis y las políticas neoliberales.
 

* Conxa Manrique es abogada especialista en Derecho Administrativo, miembro de la Sociedad de Estudios Económicos y patrona de la Fundación TRENCADÍS, Modernismo y Cultura.

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