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    La ciclista arrollada en Vilabella en 2016: «Vi que hacía maniobras bruscas y eses. No tuvimos tiempo de reaccionar»

    Una ciclista atropellada hace seis años por un conductor que se dio a la fuga tras el accidente, en el que además murió su pareja, relata durante el juicio los duros momentos vividos

    27 octubre 2022 19:56 | Actualizado a 28 octubre 2022 07:00
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    «Había perdido –el conductor– el control del vehículo y no nos dio tiempo a hacer nada». Así relató ayer durante el juicio, entre lágrimas, Lidia, la ciclista que en 2016 fue arrollada en Vilabella por un conductor que se dio a la fuga. En el accidente perdió la vida su pareja, Marta. Seis años después, el caso se vio ayer en el Juzgado de lo Penal 4 de Tarragona. Fue una sesión larga, más de seis horas. El acusado se enfrenta a cuatro años de prisión y seis de retirada del carnet por un delito de homicidio y otro de lesiones por imprudencia, y cuatro más de cárcel por omisión del deber de socorro.

    Lidia subió al estrado aparentemente serena. Pero a medida que avanzaba su declaración, las lágrimas comenzaron a aflorar al recordar aquellos terribles momentos, no solo porque sufrió graves lesiones en las piernas, sino porque perdió a su pareja, con la que convivía, a pesar de las pretensiones de la compañía aseguradora del vehículo de intentar demostrar que no lo eran.

    En la mañana del 12 de diciembre de 2016, las dos mujeres salieron de su casa, en la avenida de Roma, en Tarragona, para ir en bicicleta, como hacían muchas veces. Tras pasar por L’Arrabassada –donde desayunaron–, enfilaron la carretera TP-2031 hacia Santes Creus. «Allí nos paramos a celebrar que habíamos llegado y nos hicimos fotos», relató Lidia. Volvieron a casa por la misma carretera «en hilera y pegadas al arcén», sin que hubiera mucho tráfico.

    Al llegar al punto kilométrico 19 «vi un coche que hacía una maniobra brusca y eses. Estaba a unos 20 metros», en un tramo completamente recto y venía en sentido contrario. «No nos dio tiempo a hacer nada», sentenció. Lo siguiente que recuerda es que «estaba en la cuneta y solo veía el terreno, solo medio metro delante de mí. No me podía mover. La llamaba todo el rato –a Marta–, pero no recibía respuesta». El tramo está limitado a 90 «pero seguro que no iba a esta velocidad». El coche responsable se dio a la fuga y los Mossos detuvieron al conductor dos horas después en Vilabella gracias a la colaboración ciudadana.

    El acusado se enfrenta a ocho años de prisión

    Después de varios minutos, Lidia logró moverse algo y coger el móvil para llamar al 112. Eran las 13.16 horas: «Cuando estaba hablando se acercó un hombre y me cogió el teléfono. Y siguió hablando él». Era un conductor que se paró a auxiliarlas. Lidia supo que su pareja había fallecido antes de entrar a quirófano del Hospital Joan XXIII –a donde fue evacuada en helicóptero–. Ha pasado por dos intervenciones quirúrgicas, por rehabilitación y tratamiento psicológico. Desde el día del accidente no ha vuelto a subirse a una bicicleta. Tampoco puede correr «porque me duele la pierna».

    Las dos trabajaban en la empresa DOW. Ella volvió a su puesto a los cinco meses, «pero el año pasado dejé voluntariamente el trabajo porque me ha cambiado la vida». Las dos se conocieron trabajando en dicha empresa. Era septiembre de 2014, cuando Marta entró a hacer prácticas. Por entonces las dos estaban casadas y después se divorciaron. Comenzaron a convivir en abril de 2015, aunque reconoce que nunca se registraron como pareja de hecho. Vivían con la hija de Marta cuando a ella le tocaba la custodia. Un mes antes del accidente hablaron de comprarse un piso –vivían en uno de alquiler–.

    Los siguientes en declarar fueron los padres de Marta, que avalaron que las dos eran pareja. El padre recordó que Marta le preguntó si le podía avalar la compra del piso: «Queremos a Lidia como si fuera de la familia». El accidente les cambio la vida. La hermana gemela de Marta se separó «porque estaba muy triste». La madre de esta recordó una frase que le había dicho su hija cinco días antes del atropello: «Soy la mujer más feliz del mundo. Tengo un trabajo que me gusta, a la mujer que quiero y me han dado la custodia compartida de mi hija».

    Durante el juicio declararon los mossos que acudieron al accidente. Recordaron que llevaron el detenido al lugar y pidió ponerse al lado del cadáver para llorar y rezar. Otro testigo que paró para auxiliar a las víctimas dijo que Marta estaba viva, que le realizó la RCP porque respiraba.

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