El lado oscuro de Holanda

Racismo. El Gobierno de centroderecha de los Países Bajos ha tenido que dimitir tras un escándalo destapado por una abogada española

24 enero 2021 17:39 | Actualizado a 24 enero 2021 17:43
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A finales de la semana pasada el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, anunció la dimisión en bloque del gobierno de coalición de centroderecha después de que la abogada española Eva González pusiera en jaque al gobierno destapando el mayor escándalo político y administrativo de la década.

Gracias a la perseverancia de la letrada se hizo público que miles de familias, en su mayoría de origen turco y marroquí, fueron víctimas de acusaciones infundadas de fraude en la percepción de ayudas sociales. Estas irregularidades se empezaron a destapar en 2014, aunque se cree que puede haber afectados desde antes. 

El Ministerio de Economía había reclamado a los afectados la devolución de ayudas públicas vinculadas al cuidado de sus hijos, acusándolos de fraude en su percepción. En algunos casos, las cuantías exigidas llegaban hasta los 100.000 euros a devolver en cuestión de semanas. Esto obligó a muchos progenitores a trabajar día y noche, endeudarse e incluso perder su residencia por embargo para reunir el dinero. 

Además, las autoridades incurrieron en discriminación, ya que investigaron a las familias en función de su origen. Junto a cada caso, los funcionarios apuntaron la nacionalidad de las víctimas eludiendo la legislación sobre Protección de Datos.
El primer ministro saliente anunció, días después de dimitir y a dos meses de las elecciones generales, el «perdón» de las deudas a las familias afectadas. Rutte explicó que las víctimas no tendrán que pagar sus deudas con las agencias gubernamentales, en las que se han visto obligadas a incurrir para devolver el dinero recibido los años anteriores y pagar las multas impuestas.
Sin embargo, el «perdón» se ha topado con la oposición de las autoridades fiscales. Estas se niegan a renunciar a las deudas de las víctimas con ellos y con distintos acreedores.

El presidente del gobierno prometió hacer todo lo posible para ayudar a las familias estigmatizadas por la Agencia Tributaria y prometió antes de Navidad que les pagaría una indemnización de 30.000 euros lo antes posible.
Aún así, muchas víctimas consideran insuficiente esta indemnización. A parte de las deudas en que han tenido que incurrir las familias para responder ante la Agencia Tributaria, han tenido que soportar el estigma social de ser señalados por un delito que no habían cometido. 

Dimisión simbólica

La dimisión del gobierno es simbólica a excepción del titular de Economía, Eric Wiebes, que deja el cargo. El Ejecutivo encabezado por Mark Rutte gobernará en funciones centrado en la lucha contra la pandemia hasta las elecciones del próximo marzo.
Tras la renuncia, Rutte asumió el martes su «responsabilidad directa» por el escándalo y buscó respaldo para nuevas restricciones contra la cepa británica en el país, acorralado por un Parlamento indignado. La dimisión le salvó de afrontar una irremediable moción de censura con victoria garantizada.

El Parlamento también le reprochó no haber informado con transparencia al Congreso y los retrasos en el pago de la indemnización a los padres afectados, que no se espera que se materialice hasta mayo.
La abogada cacereña Eva González estuvo años sin tirar la toalla para destapar el escándalo y demostrar que sus clientes no habían defraudado a Hacienda. González ejerce desde hace dos décadas en Países Bajos, donde se mudó con su familia a los dos años de edad.

El caso llegó a sus manos fortuitamente. Su marido dirigía en 2013 una agencia de niñeras y una guardería. No sabía como ayudar a sus clientes que empezaron a ser investigados por supuestos fraudes a la hora de recibir ayudas y recurrió a ella. La letrada empezó alegando errores de procedimiento e ilegalidades que terminaron convirtiéndose en un caso de discriminación. 

Confiada en que el «sistema funciona», dijo a las familias afectadas que mandaran la documentación que la Agencia Tributaria les reclamaba para demostrar que no hubo fraude, pero algo empezó a «olerle mal» cuando Hacienda se mantenía firme y exigía reembolsar ayudas recibidas años anteriores.

Sus clientes fueron bloqueados y no recibieron ninguna explicación. Aunque enviaron todos los documentos solicitados correctamente, los funcionarios no desbloqueaban las ayudas y pedían que esperaran, hasta que les volvían a comunicar que no tenían derecho a recibir nada. 

Investigaciones ilegales

La letrada española hace hincapié en «las ilegalidades en que el estado incurrió» a lo largo de todo el proceso en sus declaraciones al ‘Diari’. Considerar el lugar de origen de los beneficiarios de subsidios como «riesgo para investigar» o proporcionar información incompleta al juez, excluyendo aquella favorable para los clientes de la letrada, son algunos de ellos.

González prefirió iniciar el proceso centrándose en las ilegalidades del caso, y no con acusaciones de discriminación más difíciles de comprobar. Esta última fue apareciendo a lo medida que avanzaba, ya que todos los afectados tenían orígenes extranjeros.

A lo largo del proceso dice haber descubierto un «mundo detrás de la Holanda que todo lo hace perfecto» en la que la administración tiene a gente en listas, y estas personas no lo saben y por tanto no se pueden defender. Es el lado oscuro de los Países Bajos.

La trayectoria de Rutte

El primer ministro liberal Mark Rutte ha estado al frente de tres gabinetes desde 2010. Su clave para mantener el apoyo de sus ciudadanos es mostrarse como uno más de ellos. Usar la bicicleta para moverse entre su oficina y el palacio Real de La Haya y su aparente humildad le han convertido en el político más popular y ‘atípico’ del país.

En el ámbito político, Rutte se caracteriza por ser ‘camaleónico’. Este liberal está acostumbrado a negociar y alcanzar el consenso con partidos de distintas ideologías. Lleva una década en el poder y siempre ha tenido que llegar a acuerdos para formar coaliciones, ya que el Parlamento holandés tiene más de 14 partidos y ninguno alcanza la mayoría absoluta para gobernar solo. Ha demostrado su capacidad para pactar.

Socialdemócratas, democristianos, nacionalistas de ultraderecha, laboristas, demócratas... Durante cada mandato el líder liberal tuvo que ingeniárselas para encontrar el apoyo con distintas constelaciones del Ejecutivo.

Sus opositores han criticado que el primer ministro saliente quiera presentarse a lo que sería su cuarta reelección tras la «injusticia» cometida contra tantos ciudadanos. A pesar de esto, las encuestas siguen indicando que el partido de Rutte, ‘Partido Popular por la Libertad y la Democracia’ (VDD por sus siglas en holandés), como favorito para las elecciones del 17 de marzo.
Rutte ya dimitió anteriormente en abril de 2012 ante la falta de apoyo de los ultraderechistas para apoyar el plan de recortes presupuestarios.

El polémico político holandés es conocido además por ser el líder los llamados «países frugales», aquello que negaron a España, Portugal e Italia las ayudas por la pandemia.

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