El plan de Puigdemont prevé confrontación y vía unilateral para «desbordar» al Estado

Su hoja de ruta revalida el 1-O y contempla una desobediencia «masiva y sostenida». ERC se aparta al considerar la iniciativa partidista y que «falta sumar muchos más» al independentismo

20 diciembre 2020 07:52 | Actualizado a 22 diciembre 2020 21:31
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El expresident Carles Puigdemont presentó este sábado un plan estratégico para descongelar la declaración unilateral de independencia aprobada por el Parlament el 27 de octubre de 2017, una hoja de ruta que receta «confrontación», vía unilateral y «movilización masiva» para «desbordar» al Estado.

A tan solo tres días de la convocatoria automática de elecciones para el próximo 14 de febrero, Puigdemont lanzó esta propuesta estratégica en el acto fundacional de la Assemblea de Representants, una de las estructuras –junto al Consell per la República que él preside– paralelas a la Generalitat ideadas por JxCat y ERC al principio de la legislatura.

Assumpció Laïlla, diputada de Demòcrates de Catalunya integrada en el grupo de ERC en el Parlament, fue nombrada presidenta de esta Assemblea de Representants, celebrada en una doble sede, el Palau de la Generalitat y el Press Club de Bruselas, y a la que estaban invitados todos los diputados independentistas de Catalunya.

En un reflejo de la división interna en el independentismo, la asamblea solo reunió a 37 de los 70 diputados posibles: ERC renunció a acudir por considerarlo un acto «partidista» de JxCat, mientras que la CUP envió a Carles Riera como «observador».

Estas son las claves del documento «Preparem-nos», de 55 páginas, presentado por Carles Puigdemont.

La «validez» del 1-O

Tras el referéndumdel 1-O y la declaración de independencia del 27 de octubre de 2017, que dio paso a tres años de «resistencia ante la represión», el documento propone retomar ese punto y «prepararse para disputar el poder a un Estado» que ha «renunciado a resolver democráticamente el problema catalán». Los hechos de octubre de 2017, según el texto, «marcan el inicio del proceso formal de independencia», porque se considera que el 1-O tiene «validez y legitimidad» y «solo un referéndum acordado podría sustituir el mandato político» de esa votación. Contrariamente a la tesis de ERC de que hay que acumular más fuerzas, se afirma que los partidarios de la independencia son ya «suficientes» y sumaron el 1-O un «38,5% de todo el censo catalán».

Lecciones del referéndum

«Preparem-nos» constata que «la represión es la única respuesta del Estado español», que carece de un «proyecto para Catalunya que pueda competir» con la propuesta de república catalana. El documento alerta de que «el deseable crecimiento social y electoral del independentismo no abrirá por sí solo la puerta a un referéndum acordado», por lo que «sin confrontación nunca habrá negociación» con el Estado: «La vía indolora, de buen grado, no existe», dice el texto, que avala una confrontación «no violenta».

Preparar la confrontación

La «fase decisiva» llegará si las fuerzas independentistas superan la mayoría absoluta en escaños y votos y el Parlament desentierra la declaración unilateral de independencia del 27 de octubre de 2017. «La activación de esta fase conlleva la asunción de todas las consecuencias derivadas de esta confrontación y se tiene que activar una vez se hayan dispuesto los recursos materiales y organizativos suficientes para aguantar una movilización sostenida, generalizada, desafiando al autoritarismo del Estado y protegiendo» las que ya serán «instituciones provisionales de la república», plantea la estrategia de Puigdemont. Eso implica controlar «los puntos clave del territorio» catalán y «aguantar la posición» buscando apoyos y reconocimientos internacionales.

«Preparem-nos» pide estar dispuestos a «asumir los costes» de la confrontación, que pueden traducirse en una «represión masiva por parte del Estado», aunque si la respuesta de la gente también es masiva el Estado puede encontrarse con que esa «represión» sea «logísticamente inasumible».

Unidad de acción

El documento elaborado por el Consell per la República apela a una «estrecha unidad de acción entre la ciudadanía y las instituciones», como «condición necesaria» para alcanzar la independencia. Llama a «combatir y debilitar las fuerzas de dominación» a diferentes niveles: movilización «sostenida» y masiva de la ciudadanía, «desobediencia» al Estado, y «no colaboración en el funcionamiento administrativo y económico del poder de dominación, para generarle un desgaste a la larga inasumible». Ese será el momento definido como «desbordamiento democrático», con «disrupciones generalizadas de la movilidad», protestas por todo el territorio, así como «pérdida de la normalidad en la convocatoria y el desarrollo de acontecimientos» públicos o en el «ejercicio cotidiano de las obligaciones laborales».

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