El volcán se estabiliza y causa menos daños gracias a que la lava discurre subterránea

Una nube de ceniza asentada en el aeropuerto obligó a desviar algunos vuelos aTenerife. Las concentraciones de partículas no han supuesto hasta ahora un peligro para la salud

06 octubre 2021 21:10 | Actualizado a 07 octubre 2021 10:44
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Dos buenas noticias abonan el optimismo de los científicos que estudian el comportamiento del volcán de La Palma. La erupción ha entrado en una fase de estabilidad y además los tubos volcánicos, especie de túneles formados en las capas inferiores de la colada, permiten canalizar la lava, que desemboca en el mar sin ocasionar muchos daños materiales.

La actividad del volcán ha entrado en una fase de madurez, lo que no significa que la erupción vaya a remitir. Por añadidura, los tubos volcánicos, que pueden ser dos, están encauzando la lava, circunstancia que evita que la colada se ensanche. Las imágenes por satélite permiten constatar la existencia de estos conductos lávicos, una suerte de galerías subterráneas que hacen que la lava circule de manera fluida y rápida hacia el océano. Canarias está plagada de estas cuevas, que a veces transcurren de forma líneal y otra adoptan formas más complejas y alambicadas. Un ejemplo de tubo volcánico es de la Cueva del Viento, en Santa Cruz de Tenerife, uno de los cinco más largos del mundo.

El director técnico Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca), Miguel Angel Morcuende, aseguró que esta estabilidad es esperanzadora, toda vez que la lava no está colonizando nuevos terrenos. «Si continúa su camino por donde lo está haciendo ya no hace más daño. Ojalá podamos seguir con la idea de estabilización del volcán», dijo Morcuende.

Estas buenas noticias quedan un tanto empañadas con el cambio en la dirección de los vientos, que rolaron hacia el norte. De hecho, algunos aviones que tenían previsto aterrizar en el aeropuerto de la isla tuvieron que desviarse a Tenerife por la cercanía de una nube de ceniza.

Las concentraciones de partículas que tienen su origen en cenizas no han supuesto por ahora un peligro para la salud, según advirtió la directora en Canarias del Instituto Geográfico Nacional (IGN), María José Blanco.

Los técnicos recibirán en breve los resultados de la evaluación de metales pesados. Estas pruebas se complementarán con el análisis del ácido clorhídrico en las poblaciones afectadas por el penacho que se levanta ahora sobre el mar.

Capas altas

No es nada raro que se presenten estas partículas en suspensión si se tiene en cuenta que el volcán ya va por su decimoctavo día de erupción, periodo en el que ya ha arrojado más de 80 millones de metros cúbicos de material volcánico. La mayor parte de las cenizas ascienden a las capas altas de la atmósfera, de manera que el peligro de toxicidad en la población procede de la colada que se desplaza a ras del suelo.

El abombamiento del terreno y la sismicidad están retrocediendo, aunque no la explosividad del volcán. Los terremotos tienden a caer tanto en número como en intensidad. En las últimas horas, se detectaron una decena de temblores, de los cuales solo seis fueron apreciados por la población de La Palma.

La peor parte de la erupción se la están llevando los agricultores. La lava ya ha devorado 93,4 hectáreas, localizadas en tres de sus cuartas partes en el Valle de Aridane y el resto en El Paso. Las dos plantas desaladoras portátiles que han llegado a la isla y que tendrán por función aportar agua al riego comenzarán a funcionar dentro de nueve días, según las previsiones más optimistas.

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