La Covid-19 marca la jornada electoral más incierta

Las dudas de todo tipo planean sobre unas elecciones al Parlament de Catalunya en unos tiempos de pandemia en la que la única certidumbre es que cualquier cosa puede pasar

13 febrero 2021 21:40 | Actualizado a 14 febrero 2021 06:17
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Incertidumbre. Es la palabra más socorrida ante la jornada electoral que se celebra hoy, marcada por una pandemia que ha obligado a habilitar espacios de votación más amplios y ventilados, a disponer de distancias de seguridad y de franjas horarias de votación por grupos de riesgo e incluso un kit que incluye un EPI para los miembros de las mesas.

En efecto, las elecciones de hoy están tan marcadas por la adopción de medidas especiales debido a la pandemia de Covid que toda la logística se ha visto alterada, en unos comicios en los que se han incorporado nuevos espacios electorales a fin de garantizar las medidas de seguridad y sanitarias, incluidos mercados municipales, pabellones deportivos y mesas de votación al aire libre.

Dentro de los colegios electorales se establecerán circuitos de sentido único para evitar el cruce de personas, solo podrá acceder al centro de votación la persona que tiene que votar, a no ser que necesite asistencia, y los puntos de acceso y de salida serán independientes y estarán debidamente señalizados.

Además, para minimizar el riesgo de contagios, el Govern ha establecido tres franjas horarias recomendadas –no obligatorias– para ir a votar: de 9.00 a 12.00 horas, los colectivos de riesgo; de 12.00 a 19.00, los votantes que no son de riesgo ni están en cuarentena, y de 19 a 20, los contagiados, contactos estrechos y sospechosos, que tendrán el permiso para saltarse el confinamiento llevando un certificado de desplazamiento.

La incógnita de las mesas

Sí, la incertidumbre está servida en las elecciones de hoy. Tanto, que la gran incógnita es si se constituirán las mesas electorales sin incidencias, después de que casi 31.000 personas, algo más del 37% de los miembros elegidos por sorteo para conformar las mesas, presentaran alegaciones ante las diferentes Juntas Electorales de Zona para que se les exima de esta obligación. El Govern considera que la primera hora de la jornada, de 9.00 a 10.00, será imprescindible para calibrar el desarrollo de los comicios. Entonces ya se sabrá qué mesas se han constituido correctamente y cuáles quedan anuladas. La Junta Electoral Central ha aceptado que las vacantes se cubran con suplentes de otras mesas y no con el primer votante que llegue al colegio, tal y como establece la LOREG. Si aun así no se lograran constituir, los afectados serán llamados entre 24 y 48 horas después para votar. Solo si el número de mesas que no se forma es elevadísimo, el Govern podrá retener los resultados para que los que queden por ejercer su derecho no hagan un voto táctico. O sea, que podríamos llegar a la noche electoral sin tener los resultados de los comicios.

Temor a la abstención

El miedo a los contagios de coronavirus puede tener una incidencia importante en el nivel de abstención. De hecho, la participación es uno de los factores que puede decantar los resultados, ya que se augura un descenso importante de la movilización de los electores, después de que en las elecciones de 2017 se alcanzara el máximo histórico (79,04%). Junto al miedo al contagio, la desafección entre la ciudadanía tras una legislatura cargada de inestabilidad, que acabó con un presidente en funciones y con importantes desencuentros entre los partidos que conformaban el Govern; el hastío por la gestión del Covid-19 y la distensión del proceso independentista respecto a 2017 son otros elementos que pueden favorecer una alta abstención. A ello se suman unas previsiones meteorológicas que hablan de lluvia y frío y que pueden favorecer que la gente se quede en casa. Con unas causas tan diversas, resulta impredecible adelantar cómo afectará la abstención, si se repartirá de forma homogénea sin alterar por tanto los resultados o si castiga a unos más que a otros, lo que en este caso podría dar lugar a algunas sorpresas. Junto a la participación, también jugará un papel importante la cifra de indecisos, que las encuestas valoraban en un 50,7%, lo que sí podría decantar la balanza.

Sube el voto por correo

También el miedo al coronavirus está detrás del espectacular aumento del voto por correo, que ha alcanzado la cifra más alta desde las primeras elecciones autonómicas de 1980, con más de 265.000 sufragios emitidos por este sistema, lo que representa un aumento del 277% con respecto a los comicios de 2017. En concreto, para las elecciones catalanas de hoy han votado por correo 265.647 personas, 131.280 de las cuales han entregado su voto directamente en sus domicilios y 134.367 lo han hecho en las oficinas de Correos. Se trata de una cifra récord. Así, el voto por correo representa el 5,3% del censo total de electores, frente al 1,48% de 2017, comicios en el que votaron por correo 78.872 personas.

Fragmentación

Entre todas las incertidumbres que rodean a la jornada electoral cobra fuerza una certeza: lo que sí parece seguro es que los resultados de estos comicios dejarán el Parlament más fragmentado de la historia, con la posibilidad de que en un hemiciclo de 135 parlamentarios haya hasta nueve grupos políticos, algo inédito. Y es que a los actuales Ciutadans, Esquerra, JuntsxCat, PSC, En Comú Podem, PDeCAT, CUP y PPC podría lograr su presencia en el Parlament Vox, según vaticinan todas las encuestas. Esta situación podrá complicar muchísimo la confección de acuerdos y pactos, hasta el punto de que no falta quien pronostica una legislatura marcada por la tensión y la inestabilidad.

A ello contribuiría en gran medida los vetos cruzados que han protagonizado la campaña electoral y que incluso ha llevado a los partidos independentistas a escenificar estos vetos con la firma de un documento que les prohibiría pactar con el PSC de Illa.

Por su parte, el PDeCAT además asegura que no apoyará un gobierno en el que esté la CUP, mientras los comunes retirarán su apoyo a uno en el que figure JuntsxCat. Ni que decir tiene que Cs, PP y Vox no quieren saber nada de los soberanistas, ni estos oír hablar de aquellos.

La fragmentación es de tal calibre que incluso se produce con inusitada fuerza en el otrora unido mundo secesionista. Los últimos meses de legislatura han puesto de manifiesto las diferencias existentes entre Esquerra y Junts. No solo a la hora de tomar decisiones de gobierno, sino también a la hora de encarar un camino hacia la independencia o a la hora de apoyar al Gobierno de Madrid. En este sentido, también es relevante el divorcio entre el Junts de Puigdemont y Borràs y el PDeCAT de Artur Mas y Chacon, que pretenden mantener vivo el legado de la antigua Convergència con un discurso más posibilista.

Así las cosas, y a la espera de los resultados que deparen las urnas, la gobernabilidad es otra de las incertidumbres que se ciernen sobre este proceso. Y es que Catalunya decide si sigue enmarañada en lo que queda del ya largo ‘procés’, si lo reorienta o si le da carpetazo. Estamos ante tres escenarios, plantea Gabriel Colomé, profesor de ciencia política ( UAB) y director del máster de marketing político. El primero es si gana Junts, que ejercerá una presión enorme sobre ERC para repetir Govern. Los republicanos no han llegado a vetar a Laura Borràs, aunque podrían llegar a forzar la máquina, aferrándose a su condición de imputada por corrupción. El segundo escenario es si quien vence es ERC. Si Junts queda en segunda posición, habrá un Govern como el de hasta ahora. Pero si quien gana es el PSC y Junts queda segundo, los socialistas podrían explorar un gobierno de coalición con los comunes con apoyos externos.

El tripartito de izquierdas está descartado por todas las partes, y ERC lo firmó por escrito en un manifiesto impulsado por exdirigentes de la ANC que compromete a los independentistas a no pactar con el PSC. En ERC reconocen incomodidad con el cordón sanitario, pues no les deja las manos todo lo libres que quisieran de cara al día después de las elecciones. En el entorno de Pere Aragonès apuntan que su escenario ideal sería relegar a Junts a la oposición para consolidarse en el poder una década. Pero necesitarían el voto por activa o por pasiva de los socialistas en la investidura.

Sea como fuere, lo cierto es que hemos llegado al día de las elecciones con las dudas como única certidumbre. Hoy es la hora de los ciudadanos.

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