Tras ‘Un viaje inesperado’ y ‘La desolación de Smaug’, Peter Jackson dirige otro espectáculo familiar de más de 2 horas de duración, el último ‘blockbuster’ del año. Aunque no es especialmente innovadora, ‘El Hobbitt: la batalla de los cinco ejércitos’ se desarrolla de forma muy entretenida, de vez en cuando conmovedora y a veces emocionante.
Será el último y definitivo viaje que haremos hasta la Tierra Media. Allí nos esperan Bilbo, Gandalf, Thorin Escudo de Roble y compañía.
Después de haber recuperado el reino del Dragón Smaug, la Compañía ha desencadenado, sin querer, una potencia maligna. Un Smaug enfurecido vuela hacia la Ciudad del Lago para acabar con cualquier resto de vida. Obsesionado sobre todo con el reino recuperado, Thorin sacrifica la amistad y el honor para mantenerlo mientras que Bilbo intenta frenéticamente hacerle ver la razón por la que el hobbit toma una decisión desesperada y peligrosa. Pero hay aún mayores peligros por delante. Sin la ayuda aparente del mago Gandalf, su gran enemigo Sauron ha enviado legiones de Orcos hacia la Montaña Solitaria en un ataque furtivo. Cuando la oscuridad se cierna sobre ellos, las razas de los Enanos, Elfos y Hombres deben decidir si unirse o ser destruidos. Bilbo se encontrará así en la batalla épica de los Cinco Ejércitos donde el futuro de la Tierra Media está en juego.
La trama no es particularmente complicada. Después de todo, lo que hace Jackson es agarrar el clímax de la novela original y expandirlo a una película entera. Es algo así como una continuación, que no una prolongación, de la dos anteriores. Pero no cabe esperar nada especialmente nuevo ni diferente. Esta nueva entrega posee, en cambio, algo más de emoción pura, conmovedora y sincera. Por ello, es posible que los fans de las novelas de Tolkien se queden con ganas de más.
Digno colofón
Es una apropiada conclusión para esta ¿nueva? saga de Peter Jackson y verdaderamente un adiós triunfal a la Tierra Media. Ahora ya completa, ‘El Hobbit’ se erige como un digna sucesora de ‘El Señor de los Anillos’. Aunque no pasará de ahí, porque siempre es difícil superar a las primeras entregas y a las sagas sucesoras. Sólo recuerdo el caso de ‘El Padrino’, cuya segunda parte supera con creces la obra protagonizada por Marlon Brando.
Este no será el caso de ‘El Hobbitt: la batalla de los cinco ejércitos’, aunque merece la pena conocer su espectacular final.
Tampoco Jackson está muy acertado a la hora del montaje final, con un arranque ‘repentino’ de película que casi pilla de improviso al espectador, lo prosigue con una continuación de la historia algo lenta para recobrar con fuerza la recta final. Lástima que ese pulso final por levantar el ritmo en el tercer y último tramo del largometraje no resulte del todo efectivo. El cineasta neozelandés le pudo haber sacado más provecho a las batallas, pero es seguro que el espectador-fan de ‘El Hobbitt’ no se va a sentir totalmente defraudado.
A pesar de que en principio iba a estar dividida en tan solo dos partes, finalmente el director y su equipo decidieron convertir ‘El Hobbitt’ en una trilogía, como también lo fue en su momento ‘El Señor de los Anillos’.
Esta última entrega es la oportunidad de sus responsables para no dejar ningún cabo suelto a o largo la historia, de forma que ambas trilogías pudieran nutrirse la una de la otra y ambas se cierren de manera conveniente.