Si el año pasado fue ‘12 años de esclavitud’ (ambientada en 1850), este año ha sido ‘Selma’ la que ha tocado la piel más fina y sensible de la sociedad civil norteamericana hacia la comunidad negra. Es un pequeño paso atrás en el tiempo de 50 años.
‘Selma’ trata sobre el miedo. Mejor aún: de la pérdida de él. Habla de respeto mutuo, de entendimiento, de derechos, de libertades y del camino elegido para adquirirlas. Pero también habla de violencia, resentimiento y de superioridad. La de una parte de un país que aún estaba digiriendo las luchas sociales y raciales por algo tan simple como poder sentarse en un autobús siendo negro.
La cinta cuenta la historia del político y activista Martin Luther King y se centra en la marcha desde Selma a Montgomery, Alabama, en 1965 para hacer campaña por la igualdad de derechos de voto, lo que lleva al presidente Lyndon B. Johnson (al que da vida Tom Wilkinson) a firmar la ley sobre el derecho al voto ese mismo año.
‘Selma’ es un perfecto mosaico de sensaciones y emociones. Un montaje fílmico sobre una marcha pacífica. Un conmovedor recuerdo de la historia reciente de Estados Unidos.
De ahí que también funcione tan bien: su cercanía histórica, mayor que la exitosa ‘12 años de esclavitud’. Un salto en el tiempo de medio siglo relatado de forma sensible pero contundente. Y eso es lo que buscó su directora, Ava Du Vernay, quien reconoció que la célebre frase de Luther King ‘I have a dream’ (‘tengo un sueño’) la inspiró profundamente.
‘Selma’ es un recorrido, paso a paso, por una lucha silenciosa para conseguir la igualdad social, acabando con la segregación racial a través de la batalla de un hombre (Luther King) que hizo realidad unos sueños que décadas atrás parecían inalcanzables.
Pequeño gran paso
Y, para llevar a la gran pantalla ese ‘pequeño gran paso’, la directora ha contado con un guión inteligente, una fotografía impresionante, unas interpretaciones elegantes y un montaje preciso y conciso. No se recrea en planos que aporten poco, sino que trata de explicar la historia de forma clara y contundente. Con ello logra elevar más los hechos ocurridos para convertirlos en míticos y legendarios.
La película está contada como si fuera un informe, ya que todo lo que se contaban los activistas y las conversaciones que realizaba Martin Luther King con los suyos también estaban controladas.
A medio camino entre el ‘biopic’ (película biográfica) y la denuncia social, ‘Selma’ es el perfecto recordatorio de lo que King hizo por aquel país.
Prueba de su fuerza e impacto, es que ‘Selma’ estuvo nominada hace unos días entre las finalistas al Oscar a mejor película. No lo ganó pero sí su canción ‘Glory’, una composición interpretada por interpretada por John Stephens y Lonnie Lynn.
‘Ah! Un pequeño detalle. ‘Selma’ no usa los discursos textuales y originales que en su momento empleó Martin Luther King. No los puede reproducir. Y no lo hace simplemente porque tienen un ‘copyright’, derechos que en breve explotará Steven Spielberg en una película que está preparando.