El Banco de España alerta de ‘efectos negativos’ futuros de la tensión catalana en la economía

El supervisor reconoce que hasta el momento la cuestión catalana no ha afectado al consumo o la inversión

29 septiembre 2017 15:45 | Actualizado a 29 septiembre 2017 15:57
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La deriva política que está tomando la crisis catalana, y sobre todo la incertidumbre en torno a lo que pueda suceder en el futuro tras el próximo 1 de octubre, ha obligado al Banco de España a incluir esta realidad en sus proyecciones macroeconómicas a medio plazo. Y lo ha hecho advirtiendo de que se trata de uno de los «riesgos» futuros que pueden amenazar la evolución económica de toda España.

En su análisis sobre las perspectivas económicas de 2017 a 2019, el supervisor bancario considera que «las tensiones políticas en Catalunya podrían afectar eventualmente, y subrayo eventualmente» al conjunto del país, según explicó el director del servicio de estudios del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. Esta previsión implicaría un impacto sobre las decisiones de gasto de los ciudadanos, la confianza entre los agentes económicos así como las de financiación

Es la primera vez que se hace referencia a la situación política en Catalunya en el análisis periódico que realiza el supervisor, y que asemeja este problema con otras amenazas -externas- que hay que tener en cuenta de cara al futuro, como el proceso de desconexión de Reino Unido de la Unión Europea, la incertidumbre sobre los tipos de interés en la zona euro o la evolución de las políticas económicas en Estados Unidos.

«Nuestro escenario central de crecimiento no incorpora ningún efecto de estas tensiones»

En cualquier caso, Hernández de Cos aclaró ayer durante la presentación del informe bancario que, por ahora, la situación que se vive en Catalunya no ha implicado ninguna consecuencia a la baja para la economía. No han vislumbrado síntomas de debilidad, aunque las estadísticas con las que cuentan son las relativas a los meses de julio, y en menor medida de agosto, y prácticamente no tienen referencia del comportamiento de la economía en septiembre, el mes en el que se ha acentuado el conflicto catalán. «Nuestro escenario central de crecimiento no incorpora ningún efecto de estas tensiones», indicó Hernández de Cos.

No han vislumbrado síntomas de debilidad, aunque las estadísticas con las que cuentan son las relativas a los meses de julio, y en menor medida de agosto

Si finalmente la crisis soberanista fuera a más y tuviera una repercusión en la economía, el primer termómetro para medir ese impacto se encuentra en la prima de riesgo española. Por ahora, el diferencial del coste de la deuda nacional en los mercados se encuentra estable. Ayer cerró en el entorno de los 116 puntos básicos, sin que haya sufrido vaivenes considerables en las últimas semanas. Un segundo escaparate que podría mostrar tensión económica sería el endurecimiento de las condiciones financieras que tiene el país, y que por ahora se ven beneficiadas por las políticas del Banco Central Europeo (BCE).

Las previsiones del Banco de España pasan por una desaceleración económica para el próximo año y el siguiente. Aunque desde el servicio de estudios aclaran que estas estimaciones a la baja del Producto Interior Bruto (PIB) ya estaban proyectada en sus cálculos anteriores, como el que se hizo público en junio. De hecho, estiman que el crecimiento trimestral del PIB será del 0,8% entre julio y septiembre, apenas una décima menos de lo que lo hizo entre abril y junio, sin que la cuestión catalana haya influido, por ahora, en esa coyuntura.

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