El juez del 1-O al ‘major’ de los Mossos: ‘¡Sáqueles de ahí ya!’

Crece la tensión entre Interior y la Generalitat por la ‘pasividad’ de la policía autonómica catalana para proteger a la Guardia Civil

22 septiembre 2017 11:46 | Actualizado a 22 septiembre 2017 11:49
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El juez que ordenó el miércoles la macrooperación de la Guardia Civil contra el referéndum, Juan Antonio Ramírez Sunyer, tuvo que llamar a medianoche de ese día al ‘major’ de los Mosos, Josep Lluís Trapero, para exigirle que sacara a la comitiva judicial (incluidos guardias civiles) que estaban rodeados en la Conselleria de Economia, epicentro de la operación contra el 1-O. La orden del magistrado se produjo, según fuentes del operativo, después de que la secretaria judicial avisara a Ramírez Sunyer de que la policía autonómica había «dado largas» (nunca se negó oficialmente) a los requerimientos de la Guardia Civil de establecer un cordón de seguridad. «¡Sáqueles de ahí ya!», fue la orden del juez en una conversación telefónica en altavoz grabada por el equipo de Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona. 

De manera simultánea, la tensión en las calles de Barcelona  también se convirtió en tensión en los despachos entre el Ministerio del Interior y la Generalitat a cuenta de la «pasividad» de los Mossos a los insistentes llamamientos de la Guardia Civil para que protegiera el despliegue de la Unidad Central Especial 2 durante los registros de la Conselleria de Economia. Según  mandos del despliegue, desde las 12 del mediodía la Guardia Civil reclamó a la Conselleria de Interior un despliegue de seguridad ante la muchedumbre que se estaba congregando y que, incluso, había provocado que los agentes que se habían quedado en los vehículos los abandonaran por seguridad y se refugiaran en el interior del edificio.

El Ministerio del Interior pidió a la Mossos desde el «primer momento» un cordón de seguridad, que no fue instalado. 
La situación se fue complicando a lo largo de la tarde y de la noche sin que los Mossos establecieran ese cordón. A medianoche, la Guardia Civil, que llegó a barajar la posibilidad de una evacuación en helicóptero, lanzó un ultimátum, según responsables del operativo presentes en el interior del edificio: O la policía autonómica abría un pasillo de seguridad o la Guardia Civil mandaría a sus propios antidisturbios, los Grupos de Reserva y Seguridad para rescatar a sus compañeros.

La respuesta, una vez más (de acuerdo con estas mismas fuentes), fue «tibia» ante el millar de manifestantes que todavía cercaban Economia, lo que hizo que hasta pasadas las siete de la mañana de ayer el último contingente de la Guardia Civil, quince agentes, no pudiera abandonar el edificio. Los responsables del instituto armado denunciaron que los Mossos dieron «largas» a las peticiones de ayuda, sin llegar nunca a negarse a colaborar, lo que le habría provocado problemas legales. 

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