«Es una pena la degradación que quieren imponer en las instituciones»

Cuatro de los seis diputados por Tarragona (los del PSC, En Comú Podem, ERC y PDeCAT) viven con «tristeza» el proceso contra los líderes indepedentistas. Los otros dos, de PP y Ciudadanos, defienden que «la justicia funciona»

14 febrero 2019 07:08 | Actualizado a 15 febrero 2019 16:26
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El foco de atención se desplazó ayer del Tribunal Supremo, donde se juzga a doce líderes independentistas, entre ellos la tarraconense Carme Forcadell, al Congreso de los Diputados. Los seis representantes de Tarragona siguen muy de cerca el juicio del Procés. Son de seis formaciones políticas diferentes, una muestra de la pluralidad de la demarcación. Cuatro de ellos, al igual que sus compañeros del PP, Ciudadanos, ERC y PDeCAT, sentenciaron de muerte la legislatura al votar en contra de los presupuestos. 

El Diari charló con ellos en el Congreso el martes por la tarde y ayer, los dos días en que el pleno analizó el proyecto de presupuestos. Ferran Bel, del PDeCAT, subió a la tribuna el martes para defender la enmienda a la totalidad presentada por su partido. 

«Siento mucha tristeza por no haber llegado a una solución política. Los problemas políticos se resuelven en el Parlamento y no en el Tribunal Supremo», respondió el diputado de En Comú Podem, Fèlix Alonso, a la pregunta de cómo ve el juicio del Procés.

También se mostró dolido el socialista Joan Ruiz: «Siento tristeza por los acusados. También por quienes se sienten frustrados o incluso ‘enrabiados’ porque les  explicaron una realidad que sólo era virtual y un plan secreto de 18 meses, lleno de jugadas maestras, que resulta que no existía». 

«El Estado español ha respondido con represión y causando dolor a la Catalunya que se siente nación», Jordi Salvador, ERC

«Soy de los que ven perfectamente compatible como demócrata respetar las decisiones judiciales y dialogar respetando la Constitución y el Estatut como, además, dice la Unión Europea», añadió Joan Ruiz. 

A la línea de respeto al Poder Judicial se sumaron Jordi Roca (PP) y Sergio del Campo (Cs). Roca: «El golpe a la Democracia que sufrimos el 6 y 7 de septiembre debe ser juzgado con todas las garantías porque es la única manera de preservar nuestra democracia y la paz. La democracia es mucho más que urnas y mayorías: es el respeto a las reglas del juego. Y el que se las salta debe ser expulsado del juego y castigado».

Del Campo, de Ciudadanos, aseguró vivir el juicio del Procés «con confianza en el Estado de Derecho y por lo tanto con la tranquilidad que te da confiar plenamente en la justicia española. La justicia funciona y este juicio es un claro ejemplo. Saltarse las leyes debe de tener sus consecuencias. Recuerdo que con todo lo que pasó en septiembre y octubre de 2017 en el Parlament, en Catalunya, tuve una sensación de indefensión, de desprotección total y de incredulidad».

«La Justicia funciona y el juicio (del Procés) es un claro ejemplo. Saltarse las leyes debe tener sus consecuencias», Sergio del Campo, Ciudadanos

Más viscerales fueron Salvador (ERC) y Bel (también exalcalde de Tortosa). Entre los doce enjuiciados no sólo hay compañeros de partido, sino también amigos. Salvador: «Estoy viviendo el juicio mal, muy mal. Pienso que una vez más el Estado español ha respondido con represión y causando dolor a la Catalunya que se siente nación, a las personas que queremos una República y resolver un conflicto histórico votando. Sólo podrá solucionarse de manera democrática votando todos los catalanes y catalanas. El Estado español está impotente e incapacitado para escuchar ni ofrecer nada, sólo causa dolor a través de unos aparatos del Estado que considero están muy podridos». 

Bel: «Lo vivo (el juicio) con una profunda tristeza, e indignación, al ver como doce personas inocentes, una gran mayoría amigos, y gente que quiero y aprecio, son juzgados, y algunos de ellos privados de libertad y alejados de sus familias y amigos, por unos hechos que nunca deberían ser considerados delitos. Y con cierta impotencia al constatar el fracaso colectivo que supone que un problema, un conflicto político, no se resuelva políticamente, y algunos pretendan solucionarlo judicialmente».

«Siento una profunda tristeza y también indignación, al ver como doce personas inocentes están siendo juzgadas», Ferran Bel, PDeCAT

Máxima crispación
Los seis admitieron una realidad: que el Congreso se ha convertido en una cámara crispada, donde menudean los insultos. Sin embargo, discreparon en quiénes son los responsables del problema. 

Del Campo: «En los tres años que llevo en el Congreso la mayoría de las sesiones han transcurrido con normalidad. No obstante ha habido situaciones que me han hecho sentir vergüenza ajena. Por ejemplo el ser noticia, como Parlamento, por un presunto escupitajo a un ministro en vez de por los asuntos que se están debatiendo. O el día que escuché en la tribuna la frase ‘los humildes no llevamos traje’ pensé: ‘menudo nivel’. Desde el punto de vista del espectáculo independentista que con frecuencia nos brindan algunos diputados, pues bueno, lo vivo con resignación y desde la tranquilidad que te otorga la defensa de una postura integradora, de trabajar por la igualdad, la unión y los derechos y libertades de todos los españoles». 

«La democracia es mucho más que urnas y mayorías: es el  respeto a las reglas del juego. El que se las salta debe 
ser castigado», Jordi Roca, PP

El político de Ciudadanos se refirió al incidente entre Jordi Salvador y el ministro de Exteriores, Josep Borrell. Salvador replicó: «La crispación es triste y deplorable. Pero esta crispación tiene a mi parecer nombre y apellidos. Se llama Cs y PP. A falta de argumentos democráticos deben deshumanizar a su adversario, convertirlo en su enemigo. ¿Cómo? Insultando, mintiendo, llamando golpistas a gente no juzgada, totalitarios, nazis, supremacistas, terroristas, bolivarianos, violentos, traidores, felones, etc. y esto no se debería permitir y se ha permitido». 

Bel siente «tristeza, vergüenza y cierta impotencia. La imagen que se traslada a los ciudadanos no ayuda a generar confianza en las instituciones, ni en la política. Yo siempre lo he intentado combatir, y confío que la ciudadanía pueda distinguir claramente a los que provocan esta situación, que en ocasiones son minoritarios, de aquellos que intentamos combatirla. Seguramente los que constantemente están instalados en la crispación son aquellos que no tienen ni argumentos ni proyectos políticos sólidos que puedan resistir un debate razonado».

«Siento tristeza por los acusados y por quienes se sienten  frustrados porque les explicaron un plan que no existía», Joan Ruiz, PSC

Fèlix Alonso fue contundente y lanzó una razonable crítica al mundo del periodismo: «Es una pena la degradación que algunos quieren instalar en las instituciones. Siempre había existido en la bancada popular pero ahora se ha extendido gracias a las redes sociales y al seguidismo de los medios de comunicación tradicionales que jalean las expresiones de ‘rufianismo’, ‘casadismo’ y ‘riverismo’. Desgraciadamente se retroalimenta: si no entras en ese juego no existes para los media».

«La culpa es de Zapatero»
Jordi Roca, del PP, tiró de análisis histórico: «Desgraciadamente, la política de Zapatero destinada a compartimentalizar la sociedad española buscando la excitación de diferentes resentimientos ha marcado la agenda política desde entonces. Por eso se ha instalado una crispación alimentada artificialmente y por eso el auge de los movimientos del resentimiento: populismo, neocomunismo, ultrasocialismo y nacionalismo». 

El socialista Ruiz advirtió que «algo tenemos que hacer para cambiar esa imagen del Congreso porque además, habitualmente, no es así. Sin ir mas lejos en la comisión de la que soy el portavoz socialista, la de discapacidad, prácticamente siempre votamos por unanimidad y tenemos una relación excelente. Pero eso no es noticia». 

«Los problemas políticos se  resuelven en el Parlamento y no en el Tribunal Supremo», Fèlix Alonso, En Comú Podem

¿Es posible cambiar esa imagen? «No la cambiaremos mientras el independentismo radical acuse de fascistas a los catalanes que no pensamos como ellos y el señor Casado insulte 19 veces, en 5 minutos, al presidente del Gobierno en una rueda de prensa. Me dan ganas de aconsejarles que imiten a Pedro Sánchez. ¿Estos días alguien le ha oído insultar a quien no piense como él?», respondió Ruiz.

El Diari pidió a los seis diputados tarraconenses que hicieran de pitonisos: ¿seguirá la crispación y más teniendo en cuenta que se avecinan elecciones? 

Roca: «Me preocupa, habiendo pasado mi infancia en Venezuela, que la situación empeore tanto como nos negamos a imaginar. En Catalunya ya he visto cosas que jamás hubiera creído. Podemos poner el foco en ‘los políticos’ como excusa fácil pero eso, en otras latitudes, no sólo no ha solucionado nada sino que ha sido parte de un problema mucho más grave». 

Salvador: «La crispación irá en aumento. La derecha extrema que es mayoritaria entre las derechas en el Reino de España es así. No es homologable a una derecha civilizada europea. España fue el único país europeo en el cual el fascismo venció, se reprodujo en el poder y no fue jamás derrotado sino que se pactó con él. Hay un pósito franquista enorme aún en la sociedad española y una falta de cultura democrática alarmantes para resolver de manera democrática conflictos de tanto calado y complejidad como el que vivimos en el llamado Procés».

«Concordia» de Ciudadanos
Del Campo: «La deriva en la que ha entrado de manera irresponsable el señor Sánchez sigue amenazando todo lo que hemos construido. No obstante algunos seguimos trabajando con la certidumbre de que está cerca el final de este período de tiempo perdido y que pronto se va a abrir una época muy distinta donde será posible alcanzar mayorías articuladas desde el centro político y la moderación, que den paso a la concordia y a las no pocas reformas que necesita este país». 

Todos hablan de crispación, un problema que puede aumentar ante las elecciones

Ruiz: «Ya sabemos que en la derecha (VOX-Ciudadanos-PP) y en el independentismo radical hay quien prefiere que la situación empeore, pero la unilateralidad, la aventura y el conflicto ya hemos visto dónde nos han llevado». Pese a eso, Ruiz aventura que «nosotros seguiremos haciendo todo lo posible para que baje, defendiendo el diálogo, la negociación y el pacto dentro de la ley». Misión imposible antes y sobre todo ahora que una nueva campaña electoral se cierne sobre las cabezas de los ciudadanos. 

El diputado socialista lanzó una pregunta con toque tarraconense: «¿Queremos que en Tarragona, donde nos conocemos todos, nuestros hijos también, o trabajan juntos y los pequeños de todas las familias juegan juntos, sea una ciudad dividida, donde sea ‘normal’ insultarse por pensar diferente?». 

Alonso lanza una advertencia: «Parece que seguirá la crispación. Si sigue perderemos todo. El no hacer política (dialogar, negociar y acordar) donde toca provoca que las instituciones se degraden y abran paso a los Trump que terminan perjudicando a la gran mayoría de la ciudadanía».

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