Juzgado uno de los responsables de los Testigos de Jehová por abusar de una menor

Los hechos se remontan a las vacaciones escolares de Navidad de 2017, cuando la víctima, que residen en Suiza con su madre, acudió a Barcelona para visitar a su padre, que tenía alquilada una habitación en el inmueble del presunto agresor, de 71 años

29 junio 2020 15:01 | Actualizado a 29 junio 2020 15:15
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Un responsable de la Iglesia de los Testigos de Jehová enfrenta 30 años de cárcel y 20.000 euros de indemnización por haber agredido sexualmente a la hija de 14 años de su compañero de piso, cuya familia profesaba la misma fe y con quien mantenía una relación de amistad. 

El juicio contra Saturnino B., que ostenta un importante cargo en la congregación de los Testigos de Jehová, se ha celebrado este lunes en la sección 6ª de la Audiencia de Barcelona, donde está imputado por dos delitos continuados de agresión sexual a menor, que supuestamente cometió entre 2017 y 2018. 

Los hechos se remontan a las vacaciones escolares de Navidad de 2017, cuando la víctima, que residen en Suiza con su madre, acudió a Barcelona para visitar a su padre, que tenía alquilada una habitación en el inmueble del presunto agresor, de 71 años. 

De acuerdo con la Fiscalía, una de las noches, Saturnino entró en la habitación donde dormía sola la menor y, "animado de un propósito de satisfacer sus más bajos instintos", la agarró por la muñeca, la inmovilizó y abusó de ella, que intentó resistirse pese a estar "sorprendida y aterrorizada". 

El supuesto abusador, tras practicarle sexo oral, le habría pedido que no dijera nada a nadie y, pasados unos tres días, de madrugada, volvió a cometer los mismos abusos "causando daño en la niña", que trataba de oponerse a la agresión "con toda su energía". 

Este mismo episodio se habría repetido también en julio de 2018, cuando la víctima regresó a Barcelona para pasar las vacaciones con su padre y en cuyo mes el acusado habría abusado de la menor en al menos dos ocasiones. 

Tal como ha relatado la propia víctima, siguiendo el mismo 'modus operandi', el acusado habría vuelto a entrar en la habitación de la joven y habría abusado sexualmente de ella sin que, según la fiscal, "pudiera reaccionar ante el miedo y la ansiedad que la situación y la conducta prepotente del procesado le producían". 

Finalmente, el 27 de julio de 2018 y después acompañarla al hospital para que la asistieran por una crisis de ansiedad, la habría dirigido hasta una furgoneta estacionada en un párking y, en el asiento trasero, la habría manoseado y vuelto a abusar de ella. 

El conjunto de estos sucesos produjeron crisis de angustia y ansiedad en la joven, que llegó a necesitar tratamiento psicológicos para superar lo sucedido, tal como han corroborado peritos médicos, una de las cuales ha asegurado que la vio "asustada". 

Durante la sesión de hoy, el acusado ha negado todos los cargos y ha aseverado que la menor se inventó las acusaciones inducida por sus padres debido a una deuda económica que mantenían con él y a que no la empadronó en su domicilio. 

"No he hecho nunca las cosas de las que se me acusan", ha aseverado Saturnino", quien ha negado en rotundo haber tocado alguna vez a la joven "por debajo de la cintura" pese a reconocer que en alguna ocasión se habían abrazado o besado para "saludarse". 
Por eso, ha dicho, se sentía "culpable", ya que, "para los Testigos de Jehová es un pecado grave porque es sexualmente moral", lo que explicaría, ha aseverado, por qué pidió disculpas a la madre de la víctima a través de whatsapp. 

A preguntas de la fiscal y la acusación particular, ha insistido en que no hizo "nada" y que sólo pidió "disculpas" por haberla abrazado y por las acusaciones dado que es, ha garantizado, un "hombre humilde". 

Por su parte, la víctima ha asegurado que Saturnino era como un "abuelo" para ella y que la agredió sexualmente en algunas ocasiones aprovechando las noches en las que dormía sola en una habitación sin cerrojo, lo que todavía hoy le produce "ansiedad" y reiteradas pesadillas en las que sueña que él la persigue. 

También ha negado que exista alguna deuda económica ya que, ha indicado, siempre le devolvió el importe en efectivo de los vuelos que el agresor le pagó y ha admitido que si no contó lo sucedido antes a su familia fue por "miedo". 

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