Los terroristas planeaban la mayor cadena de atentados en Europa

El atropello en Barcelona fue una operación a la desesperada, al desbaratar la explosión en Alcanar la idea inicial de una masacre con furgonetas bomba, acuchillamientos y cinturones explosivos

19 agosto 2017 07:53 | Actualizado a 10 noviembre 2017 19:43
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Pretendían provocar la mayor cadena de atentados yihadistas de la historia reciente de Europa. Tenía que ser el caos absoluto. Un golpe al corazón de Barcelona que iba a incluir atropellos masivos en la Ciutat Comtal, explosiones y apuñalamientos. Mucho más que los atentados recientes en la Unión Europea perpetrados por lobos solitarios autorradicalizados o por células bastante restringidas. El grupo yihadista que ejecutó la matanza de Las Ramblas y el atentado de Cambrils planeaba una serie de ataques que pretendían superar, incluso, la masacre del 11-M en Madrid.   

Solo la explosión fortuita de su cuartel general en Alcanar, la noche del miércoles, evitó que esta célula compuesta por, al menos, una docena de veinteañeros marroquíes totalmente desconocidos para las fuerzas de seguridad y los servicios de información, consiguiera su objetivo de sacudir Barcelona con una serie de atentados inéditos en Occidente. 

La célula la forman una docena de veinteañeros que eran desconocidos para la policía

Al final, solo pudieron perpetrar los atentados «improvisados» –a la «desesperada», en palabras de los Mossos– de Barcelona y Cambrils, mucho menos mortíferos de lo que habían planeado. «Creemos que llevaban meses preparándolo, explicó el mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, que confirmó  anoche que el adolescente Moussa Oukabir había muerto en el enfrentamiento con la policía autonómica la madrugada del viernes en Cambrils. Según Trapero, sin embargo, y en contra de otras informaciones de la investigación, no existen «elementos suficientes» para asegurar que fuera él quien conducía la furgoneta en Barcelona.

Núcleo duro

La célula, según mandos de la investigación antiterrorista, estaría desarticulada o, cuanto menos, neutralizada, una vez los Mossos confirmaron las identidades de los cinco terroristas muertos en el paseo marítimo de Cambrils. Las fuerzas de seguridad mantienen activa la búsqueda de al menos dos de los terroristas que serían del núcleo duro de la célula terrorista.  

Los terroristas temían que Houli Chemlal les delatara desde su cama del hospital

Al corazón del grupo, de gran complejidad, con residencia legal en España y que tenían su base logística entre la localidad gerundense de Ripoll y la casa que estalló en Alcanar, pertenecían al menos cinco jóvenes de entre 17 y 23 años, todos nacidos en Marruecos, encabezados por Moussa Oukabir, de 17 años. En Cambrils fallecieron los hermanos Omar y Mohamed Hychamy, que podrían haberle ayudado a huir desde Barcelona a la Costa Daurada. También muertos están Said Aallaa, de 19 años, y Houssaine Aboyaaqqub, de 27 años. Todos ellos residían en Ripoll.

Pero ellos –apuntan los servicios de Información de los Mossos– solo eran el núcleo duro de este extenso grupo. 

Arresto clave

La policía autonómica ha detenido, entre el jueves y el viernes, a al menos otros cuatro de los integrantes de este grupo. Se trata del hermano de Oukabir, Driss Oukabir, nacido en 1989, cuyo pasaporte fue encontrado en la furgoneta alquilada en el atropello masivo de Las Ramblas y que denunció el jueves el robo de su documentación; otros dos marroquíes de Ripoll amigos de los hermanos Oukabir y cuya identidad se desconoce; y Mohamed Houli Chemlal, amigo del supuesto autor material del atropello de Las Ramblas.

Este último arrestado ha sido clave para los investigadores para entender toda la evolución de los hechos y tratar de desentrañar la envergadura de la célula. Chemlal, de 20 años y melillense, habría ayudado a Moussa a alquilar la furgoneta del arrollo multitudinario de Las Ramblas, y la otra furgoneta hallada en Vic, y que supuestamente iba a ser usada para un atentado con las bombonas de gas que hicieron estallar la vivienda. Chemlal, además, es familiar de varios de los terroristas muertos en Cambrils.

El plan inicial incluía dos furgonetas con explosivos e incluso un gran camión 

De hecho, los Mossos creen que la captura en el hospital de Chemlal apenas horas después del atentado de Barcelona (y sobre todo la filtración de su identidad) fue la que precipitó el ataque de Cambrils ante el temor de que Chemlal les delatara desde su cama del Hospital Verge de la Cinta de Tortosa. Los terroristas habrían «improvisado» el ataque de Cambrils sobre la marcha y con un simple turismo, convencidos de que los Mossos iban a detenerles, sobre todo después de que los Tedax de la policía autonómica descubrieran a lo largo de la tarde del jueves, entre los restos del chalet adosado, que había no solo restos de butano y propano, sino también componentes químicos para fabricar explosivos de mucha más potencia.

Segundo cuerpo en Alcanar

La tremenda deflagración que casi volatizó la casa provocó la muerte instantánea de otras dos personas, también supuestos miembro de la célula terrorista, y cuya identidad no ha trascendido. Un marroquí, cuyo cuerpo se rescató poco después del siniestro, y el de un segundo presunto terrorista, cuyos restos fueron hallados ayer por los Mossos.

La gran explosión podría haber sido causada por el intento de los terroristas de fabricar triperóxido de triacetona, más comúnmente conocido como peróxido de acetona, un potenciador que habría convertido cualquier artefacto casero en una bomba letal. El problema –y esto quizás es lo que provocó el estallido– es que se trata de una mezcla muy inestable ante el calor.

La tesis de los servicios de información de los Mossos –y que comparten las fuerzas de seguridad del Estado y el CNI– es que esa mezcla explosiva debía cebar las dos furgonetas alquiladas por los terroristas en Telefurgo en una oficina de Santa Perpètua de Mogoda.  

La policía busca a un magrebí de unos 40 años que solía acudir a la casa de Alcanar

Mandos de la lucha antiterrorista sostienen que el propósito primigenio de la célula no era atentar el pasado jueves en Las Ramblas con un ‘simple’ atropello masivo, sino perpetrar una cadena de atentados dentro de unos días, mucho más compleja, que habría sumido a la ciudad en un caos de mucha mayor envergadura. Debían haber sido al menos dos furgonetas las que, tras los atropellos en una zona céntrica de la capital (probablemente Las Ramblas), explotaran. Al menos una docena de terroristas, tras las embestidas mortales, tendrían que haber descendido de los vehículos armados con armas blancas y chalecos explosivos auténticos para intentar seguir asesinando a los viandantes antes de morir como ‘mártires’ abatidos.  

Pero –sostienen los investigadores– quizás los terroristas pretendían una cadena de ataques a mayor escala. Los Mossos indagan si los yihadistas intentaron alquilar un camión de gran tonelaje para perpetrar un atentado mucho más mortífero, inspirado en el atropello del paseo de los Ingleses de Niza en julio del año pasado, el atentado que desató los atropellos masivos con la marca del Estado Islámico.

Contactos de alto nivel

Los servicios de información de la Policía, la Guardia Civil, Mossos y CNI coinciden en que la célula de Catalunya, a pesar de su aparente bisoñez, tenía contactos con elementos importantes del Estado Islámico, probablemente marroquíes retornados del ‘califato’, que habrían operado como líderes del grupo, ‘emires’ en terminología yihadista. Varios hechos avalan esta tesis. Los terroristas, no obstante, pese a su juventud y su amplio número, no cometieron ningún tipo de indiscreción, a diferencia con lo ocurrido con el grupo que perpetró el 11-M, que sí que había sido infiltrado en parte por la Policía y la Guardia Civil. De hecho, ninguno de los yihadistas cuyas identidades han sido conocidas hasta ahora había sido fichado por los servicios antiterroristas nacionales o aliados. 

Los operativos buscan a un magrebí de unos cuarenta años al que testigos presenciales sitúan en los últimos meses en compañía de los veinteañeros, que se solía reunir en la casa deshabitada de Alcanar, que se había convertido, como en su momento la infravivienda de Chinchón para los terroristas del 11-M, en su cuartel general, tanto para el adoctrinamiento como para la preparación de la cadena de atentados.   

En cualquier caso, los Mossos y los servicios antiterroristas del Estado coinciden en que esta célula habría sido creada de manera reciente y que habría sido sometida a un proceso de radicalización y adiestramiento muy rápido y «muy profesional»

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