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Manuel Valls no se hizo con la alcaldía de Barcelona este año, pero sí con el corazón de la empresaria Susana Gallardo, heredera de los laboratorios Almirall, según El País. Este sábado ambos sellaron su amor con una boda que ha dado tanto que hablar como su campaña política y su no tan amorosa relación con Albert Rivera. Menorca fue el escenario escogido para enmarcar el final de su breve noviazgo e iniciar la que será su mayor aventura como pareja, el matrimonio.
Catorce meses después de conocerse, la pareja se dio el ‘sí quiero’ en los jardines de la finca propiedad de la novia, sita en Binidalí (cerca de Maó) y bajo una lujosa carpa. Sin embargo, según La Vanguardia, los festejos se alargaron, cual boda gitana, hasta tres días. La noche anterior, la pareja ya recibió a los 150 invitados a la celebración de un cóctel en las famosas bodegas Binifadet, situadas en una zona rural del término municipal de Sant Lluís y rodeadas de viñedos.
En cuanto a la ceremonia, ésta fue sencilla, sin formalismos pero llena de detalles. El estilo boho-chic de las islas pitiusas estuvo presente en el acto, pues tanto los novios como los invitados vistieron de blanco, sin trajes, arreglados pero informales. Gustó ver a rostros conocidos del panorama nacional, como es el caso del escritor Mario Vargas Llosa, Isabel Preysler e importantes empresarios, como el propietario de Naturhouse, Félix Revuelta; el presidente del Grupo Planeta y Atresmedia, José Creuheras; Javier Godó y Marisa Falcó, condes de Godó; Marià Puig, María Guasch y Marc Puig; Paco Gaudier y Mercedes Arnús; Paco Caro, Chus Ezquerra y un grupo de amigos del novio venidos desde Francia, país del que, el actual concejal del Ayuntamiento de Barcelona, fue primer ministro. Todos ellos accedieron al recinto a través de una entrada privada.
Durante la cena, los comensales pudieron degustar platos de cocina tradicional. No obstante, quedaron sorprendidos con la tarta nupcial, una original ensaimada de Menorca de más de dos metros de diámetro con nata y chocolate. Como todos sabemos, no hay boda sin fiesta. A media tarde, los novios e invitados se retiraron para volver por la noche a la misma finca y compartir, ya con atuendos de discoteca, una fiesta que se alargará hasta la madrugada. Disfrutaron juntos, y descansados, de un momento de diversión y música con todo tipo de temas.
Este domingo tras varios días de festejos, como publica el ABC, la pareja puso punto y final a la celebración de su enlace. Ambos acudieron a las 14:30 horas al Club Náutico de Binisafua, ubicado también en el término municipal de Sant Lluís. Allí les acompañaron alrededor de 80 invitados, quienes pudieron disfrutar de un almuerzo, en el que degustaron diversos entrantes y una paella.
