Prisiones separa a los ‘Jordis’ y los aloja en los módulos menos conflictivos

La noche del martes ambos fueron alojados en celdas compartidas con otros presos de confianza del centro, algo habitual en los recién llegados, y las conversaciones se acabaron

19 octubre 2017 17:21 | Actualizado a 19 octubre 2017 17:29
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La llegada de los líderes de la ANC y de Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, a la cárcel de Soto del Real ha provocado gran expectación entre los 1.300  internos del centro, donde la crisis catalana también se sigue con interés. Tanta, que la dirección de la prisión estudió la posibilidad de que los dos únicos presos por sedición en España fueran sometidos, por su seguridad, a un régimen de cierto aislamiento para evitar roces con otros internos. Pero al final, Instituciones Penitenciarias rechazó «medidas excepcionales» para los dos líderes independentistas, aunque sí acordó su ingreso en los dos módulos menos conflictivos de los catorce que tiene la cárcel, el 1 y el 4.             

Tras ser examinados por el médico, el psicólogo y el trabajador social para descartar tendencias suicidas o de autolesión, los técnicos del Ministerio del Interior decidieron separarles en módulos diferentes, por lo que será imposible que Sànchez y Cuixart puedan tener contacto entre ellos.

Los líderes de ANC y Omnium pasaron su primera noche en la cárcel en la misma celda del módulo de ingresos, ya que un ‘aluvión’ de llegadas a esas horas (otros diez reclusos entraron a Soto en el mismo momento) obligó a alojar a dos presos por celda, algo no habitual. Esa noche apenas pegaron ojo y hubo largas charlas entre ambos.

La noche del martes ambos fueron alojados en celdas compartidas con otros presos de confianza del centro, algo habitual en los recién llegados, y las conversaciones se acabaron. Ayer, ninguno de los dos parecía haber trabado amistad con ningún otro recluso, según los trabajadores penitenciarios, que aseguran que el comportamiento de los ‘Jordis’ está siendo como el de «cualquier interno primario», o sea, «aprenderlo todo y acostumbrarse a una nueva vida». Una vida que es idéntica en todos los centros penitenciarios españoles: a las ocho de la mañana hay que estar en pie para limpiar la celda y tomar el desayuno. De nueve a una de la tarde hay actividades o patio. Entre la una y las dos es el almuerzo. El ‘descanso’ ocupa desde la dos a las cuatro y media. La tarde, para las actividades regladas y talleres o patio. Cena a las ocho. Y a partir de las nueve todos los internos tienen que estar de vuelta en sus celdas, de 10 m2 y baño propio.

Tanto Sànchez como Cuixart estaban preparados para su ingreso en prisión. De hecho, ninguno de los dos llevó móvil a su declaración en la Audiencia Nacional y llegaron a Madrid con una pequeña bolsa con efectos personales. 

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