Puigdemont se enroca en ser president desde Bélgica

Junts per Catalunya asegura que será investido, «el Estado no lo podrá impedir»

29 diciembre 2017 21:56 | Actualizado a 29 diciembre 2017 22:01
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De nada han servido las críticas de aliados y adversarios. Carles Puigdemont (Junts per Catalunya) exige ser investido pese a tener su lugar de residencia en Bruselas desde finales del pasado mes de octubre.

Un enroque que hace pensar que su promesa de campaña electoral de que iba a asumir «el riesgo» de ser detenido al regresar a España para ser ungido de nuevo como President de la Generalitat se la ha llevado el viento.

Primero fue su otrora socio, Esquerra, el que le avisó de que la investidura exigía su retorno, pero ahora se suman al coro de las advertencias el presidente del Gobierno y los líderes del PSOE y Ciudadanos.

Dio igual, Junts per Catalunya sentenció en un comunicado: «Puigdemont será investido President. El Estado no lo puede impedir».

El President cesado el pasado 27 de octubre reclamará este sábado su «derecho» a la investidura durante el «tradicional mensaje institucional» de fin de año que dirigirá a los catalanes. Un discurso que en esta ocasión no podrá ser grabado en el Palau de la Generalitat ni será emitido por la cadena pública catalana, TV3.

Será producido en Bruselas y se distribuirá por las redes sociales, según informó en su cuenta de Twitter el Gobierno de la Generalitat destituido por Rajoy el pasado 27 de octubre.

Puigdemont podría aprovechar esa intervención para hacer nuevos anuncios y a despejar, de una vez por todas, la incógnita de su regreso a España.

«No creen en la democracia»

Pero hasta que llegue ese momento la candidatura de Junts per Catalunya defiende que «solo hay un tipo de gente que no quiere que Puigdemont sea investido, los que no creen en la democracia».

La llamada Llista del president, que el 21-D logró ser la segunda fuerza del Parlament tras sumar 34 diputados, insiste en su escrito en que «el que ha sido elegido democráticamente tiene que ser investido», porque para Junts per Catalunya el ganador de las elecciones no fue Ciudadanos con Inés Arrimadas aunque fuera primera fuerza en votos y escaños, sino que Puigdemont fue «el gran vencedor», pese a sumar dos diputados menos y quedar a 150.000 papeletas de distancia.

En su realidad, Puigdemont y sus fieles consideran que aceptar los resultados electorales del 21 de diciembre significa asumir que «la voluntad democrática de la gente» es que se restituya en el cargo al destituido President de la Generalitat. Cualquier otra lectura de la situación política no tiene cabida en estos momentos en Junts per Catalunya.

Pero los dardos no solo van dirigidos al Gobierno de Mariano Rajoy y a las fuerzas constitucionalistas, también hay para los antaño socios republicanos.

Uno de los puntos del comunicado establece que «lo que ha votado la gente no lo puede cambiar el Parlament», es decir que Esquerra y Oriol Junqueras, tercera fuerza política, no pueden hacer prevalecer sus planteamientos ni sus candidatos por encima de los de Puigdemont y su lista porque obtuvieron 13.000 votos más. 

Esquerra defiende que si el exPresident no vuelve a España para ser investido el candidato debe ser, siempre que salga de la cárcel, Junqueras porque era el Vicepresident. No es factible, a juicio de los republicanos, un plan B para que Junts per Catalunya sustituya a Puigdemont por otro candidato.

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