Toni Muñoz: 'Nunca sabremos cómo murió Pedro Rodríguez'

El periodista debuta en el mundo editorial con el libro ‘Solo tú me tendrás’, una investigación exhaustiva del crimen del pantano de Foix. Un realidad novelizada de sexo y muerte 

01 abril 2019 18:16 | Actualizado a 01 abril 2019 18:32
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Toni Muñoz (Sant Feliu de Llobregat, 1984) conoció a Rosa Peral y Pedro Rodríguez, pareja y agentes de la Guardia Urbana de Barcelona, 18 días antes de que él apareciera calcinado en el maletero de su coche y que nueve días más tarde, ella fuera detenida como sospechosa. El impacto que le produjo la noticia, que cubrió para La Vanguardia, le llevó a obsesionarse con Rosa Peral y los motivos que la llevaron a pasar de víctima por un caso de filtración de imágenes sexuales a sospechosa de asesinato. El resultado de su investigación es el libro Solo tú me tendrás: Celos, mentiras y muerte en el crimen de la Guardia Urbana (Ediciones Península).

‘Solo tú me tendrás’ ¿Alguien realmente ‘tuvo’ a Rosa Peral?
Nadie. El que más cerca está es Albert López. Rosa Peral solo se deja conquistar por él, pero no coinciden en el tiempo. Cuando ella quiera algo más de Albert López él no está por la labor. Tras la ruptura, él se da cuenta y es entonces cuando se produce el crimen.

Ella, Rosa Peral, es el eje en el que se vertebra todo el libro.
Tenía pensado que el libro fuera mi historia sobre el caso, pero me di cuenta que la historia es Rosa Peral. Las cinco subtramas tiene un denominador común, Rosa Peral. Ella siempre juega el papel de víctima: «Todo me pasa a mí». ¡Pero es que está en todos los líos!

Se necesitan muchos puntos de vista para retratar a Rosa Peral.
Es una mujer que tiene muchas caras. La familiar, como madre. La imagen de ‘alma libre’ que ofrece en la Guardia Urbana. Y hasta de autoridad, como agente. Tiene múltiples caras. Es un personaje fascinante. Cada persona me descubría una Rosa Peral diferente. Es curioso. Hasta el marido, con el que convivió durante 17 años, ha descubierto a raíz del caso, una faceta de su exmujer que no conocía. En la Guardia Urbana pensaban que era la novia de Albert López y ni sabían que estaba casada.

La capacidad de Rosa Peral de mantener todas esas vidas paralelas ofrece la imagen de una mujer calculadora.
Tiene una gran capacidad para simultanear relaciones sin levantar sospechas. Cuenta con cómplices. Amigos de la GU que sabía de su relación con Albert López iban a su casa, conocían a su marido, y no decían nada. Sí que hay un caso que se distancia de ella para evitar líos. El crimen es el reflejo de todas estas relaciones simultáneas que explotan.

¿Este caso ha ensuciado un poco más la imagen de la Guardia Urbana?
En colectivos humanos tan grandes hay de todo. Rosa Peral no es el estandarte de agente de la Guardia Urbana. De hecho todo el mundo la conocía en el cuerpo, como un elemento distorsionador. El caso sí demuestra ciertos comportamientos adolescentes que no deberían ocurrir en un cuerpo policial.

¿Qué es lo que lleva a escribir un libro sobre un caso abierto?
Me obsesioné con saber qué pasó la noche del crimen. Cómo murió Pedro Rodríguez, a quien conocí 18 días antes. El sumario es muy extenso, 15 tomos. A partir de las declaraciones de unos y otros puedes construir un relato, que es el mismo que hace la acusación y que les lleva a prisión. Vas siguiendo el curso de la investigación y vas viendo las pruebas que les incriminan. Ellos intentan justificarlas, pero es muy difícil.

También está la versión de Albert López y Rosa Peral.
Versiones que he respetado, hay una entrevista con Rosa Peral en la prisión, pero sus explicaciones no cuadran. Hay unas pruebas que les incriminan con contundencia.

¿Qué impresión le dejó la pareja cuando la conoció?
Vinieron a La Vanguardia para explicarme el caso de la pornovenganza, la filtración de una fotografía sexual por parte de un subinspector de la Guardia Urbana. Me pareció un ejercicio de madurez como pareja. Un novio que apoya a su pareja, ambos agentes, para acusar a un superior. Se juegan su prestigio profesional. De ahí mi sorpresa cuando Pedro Rodríguez aparece asesinado días después y luego detienen a Rosa Peral como sospechosa.

¿Hay algún cabo suelto que confíe pueda atar durante el juicio?
Las dudas que hay son: ¿Qué pasó esa noche del crimen? Y eso nunca lo sabremos. Han mantenido una estrategia de defensa que consiste en culparse mutuamente sin decir cómo lo mató el otro. Se incriman pero mantienen el cariño que les unió.

¿Qué espera del juicio?
Ver a una Rosa Peral que sacará sus armas de seducción. Es una mujer con una capacidad oratoria y de persuasión fantástica. Como es un jurado popular jugará esa carta.

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