Torra advierte que «vamos a atacar a este Estado injusto»

El independentismo aprovecha la conmemoración de los atentados del 17-A para reclamar de forma multitudinaria ante la prisión de Lledoners la libertad de los consellers encarcelados 

18 agosto 2018 09:45 | Actualizado a 18 agosto 2018 09:48
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El independentismo metió ayer en el mismo saco los lazos negros en recuerdo de las víctimas del doble atentado yihadista en La Rambla y en Cambrils, con los de color amarillo con los que los soberanistas reclaman la libertad de sus dirigentes presos. Hasta el punto, que no dudó en comparar el sufrimiento de las víctimas del terrorismo islamista del 17-A con el padecimiento de las víctimas de la «represión» que a su juicio ejerce el Estado contra una parte de los catalanes.

Horas después del acto organizado por el Ayuntamiento de Barcelona en la capital catalana en recuerdo de los asesinatos de hace un año, el secesionismo quiso celebrar su propia ceremonia de homenaje a las víctimas del 17-A, con un mitin frente a la cárcel de Lledoners (Barcelona), donde están encarcelados Quim Forn, Jordi Sànchez, Jordi Cuixart, Oriol Junqueras, Jordi Turull, Josep Rull y Raül Romeva. El pretexto era recordar a las víctimas de los atentados y también a los cuerpos de emergencias, bomberos y Mossos que entonces fueron coordinados por Quim Forn, como conseller de Interior. Sin embargo, el evento se convirtió en un clamor a favor de la independencia y de la república y en un acto para denunciar la situación procesal de los líderes del proceso y volver a cargar contra España, calificándola como un país «fascista» que actúa por «venganza».

Fue la escenificación reivindicativa que la ANC y Òmnium Cultural organizaron el pasado 26 de agosto en la manifestación que presidió el Rey en Barcelona y que en esta ocasión trasladaron a la cárcel. El independentismo no dudó en recordar la relación del imán de Ripoll con el CNI o en atribuir el encarcelamiento de Forn y el procesamiento de Trapero a la «envidia» de las policías españolas por los elogios que recibieron los Mossos en su gestión posterior a los atentados. 

Acudieron varios miles de personas, ataviadas con prendas amarillas y banderas independentistas y bajo un fuerte aguacero. Presidió la protesta Quim Torra, que se reunió con Quim Forn y a la salida pronunció uno de los discursos más duros que se le recuerdan desde que accedió al cargo de presidente de la Generalitat en mayo de este año.

El mandatario nacionalista cargó contra el Estado español por aplicar el 155, por encarcelar a dirigentes secesionistas de manera injusta y por obligar a exiliarse al expresident Puigdemont, así como a Anna Gabriel y Marta Rovira.

Según Torra, el soberanismo no tiene que defenderse de nada respecto al resto de España. «Si Europa juzga de una manera y España de la otra, ¿quién tiene el problema?», planteó. Y advirtió: «No vamos a defendernos, vamos a atacar a este Estado injusto» para conseguir que la república catalana que el Parlament declaró el pasado 27 de octubre sea una realidad. «No nos detendremos hasta llegar a la república», insistió.
«Estamos más fuertes que nunca -dijo Torra- y más decididos que nunca para llegar a la independencia». Según el president  de la Generalitat, el independentismo «lucha» por una «causa justa», por lo que instó al movimiento secesionista a emprender una «marcha por los derechos civiles, sociales y nacionales de este país».

Discurso contundente 
Torra buscó un discurso contundente, después de que sectores radicales del independentismo le hayan acusado de una cierta falta de firmeza tras reunirse con Pedro Sánchez y hasta de ser el «carcelero» de los dirigentes encarcelados, hasta el punto que algunos secesionistas le piden que los libere ahora que están bajo tutela de los servicios de prisiones de la Generalitat. Torra compareció ayer acompañado en todo momento de la mujer de Forn, Laura Masvidal.

Intervinieron también los líderes de la ANC y Omnium, como organizadores del acto. La presidenta de la Asamblea, Elisenda Paluzie, afirmó que en el 17-A, los catalanes por primera vez se sintieron un «Estado», mientras que en el 1-O, tras el referéndum, fueron un «pueblo». 

Marcel Mauri, por su parte, aseguró que el auténtico homenaje popular por los atentados era el que se estaba celebrando en Lledoners y no el de la mañana en la Plaça de Catalunya, donde a su juicio el Rey quiso apropiarse del protagonismo. «Debería darle vergüenza», remachó.

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