Torra enfría la idea de unas elecciones antes del verano

El Gobierno central opta por no presentar los Presupuestos hasta tener el apoyo de ERC

12 febrero 2020 09:00 | Actualizado a 14 febrero 2020 16:45
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El president de la Generalitat, Quim Torra, no solo mantiene en vilo a las fuerzas políticas de Catalunya. El Gobierno central también escudriña sus movimientos. El anuncio de que convocaría elecciones una vez aprobadas las cuentas públicas de la Generalitat generó cierta inquietud por el impacto que la cita pueda tener en la actitud con la que ERC, socio fundamental para el avance de la legislatura, afrontará su relación con Pedro Sánchez.

Torra dio a entender en un primer momento que la convocatoria sería inmediata, y hasta se llegó a especular con una fecha, teniendo en cuenta que los plazos para aprobar las cuentas sitúan la votación final el 18 de marzo. A partir de ahí, y transcurridos los 54 días que marca la ley, deberían celebrarse los comicios. Sin embargo, un día después de que País Vasco y Galicia fijaran sus elecciones autonómicas para el 5 de abril, la consellera de la Presidència, Meritxell Budó, dio a entender tras la reunión semanal del Consell Executiu, que la cosa va para largo.

Los comicios serán este año, pero todo apunta a que no antes del verano. Fuentes de ERC creen que el president querrá aprovechar el otoño, cargado de fechas simbólicas para el soberanismo, como la Diada y el tercer aniversario del 1-O. El president tiene en su mano pulsar el botón rojo cuando considere oportuno, y Budó dejó ayer claro que no atenderá a los mensajes de los republicanos, que piden consensuar la fecha.

El president podría querer sacar partido del otoño, cargado de fechas simbólicas

Los plazos en Catalunya condicionarán también el calendario presupuestario. El Gobierno no se cansa de repetir que las cuentas deberían aprobarse «cuanto antes» porque hay que dar respuesta a las «urgencias» de la sociedad. No faltan, además, las apelaciones a ERC para que anteponga su sensibilidad social y su ideología de izquierdas al debate identitario, y desvincule su posición sobre el proyecto que ya se ha empezado a preparar (ayer el Consejo de Ministros aprobó la senda de déficit y deuda y el techo de gasto de los Presupuestos). Lo cierto, sin embargo, es que la formación de Oriol Junqueras ya ha dejado claro que su apoyo dependerá de que se produzcan o no avances en la mesa de diálogo, que, en principio, tendría que celebrar su primer encuentro dentro de febrero. Y el clima de confrontación preelectoral, que JxCAT ya ha empezado a alimentar, puede exacerbar esa postura.

Dudas

El Ejecutivo, que lleva dos semanas advirtiendo que no es realista pensar en que el foro bilateral vaya a dar frutos en el corto plazo (el último en sumarse a ese argumento fue el lunes Pablo Iglesias) ya admite sus dudas sobre la posibilidad de convencer a los republicanos. Hasta ahora, Sánchez hablaba de enviar las cuentas al Congreso en marzo. Ayer, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no se atrevió a ratificar esa fecha y admitió que sólo dará el paso de aprobar las cuentas si tiene garantizado que superarán el primer filtro parlamentario, es decir, si sabe a ciencia cierta que ERC no presentará una enmienda a la totalidad para tumbarlos, como hizo con los de 2019.

Los socialistas catalanes, con todo, creen que si hay una oportunidad de convencer a ERC es ahora, antes de que la cercanía de las elecciones catalanas dispare aún más los nervios.

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