Torra se compromete a avanzar «sin excusas» hacia la independencia

El secesionismo apela al espíritu del 1-0 para buscar una respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo sobre el jucio del Procés basada en la «desobediencia masiva»

02 octubre 2019 07:50 | Actualizado a 03 octubre 2019 12:49
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El Gobierno catalán en pleno reafirmó ayer su lealtad al derecho de autodeterminación y a la república catalana declarada el 27 de octubre de 2017. En el segundo aniversario del referéndum ilegal del 1-O, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, rodeado por el vicepresidente Pere Aragonès, los consejeros y buena parte de los altos cargos de la administración catalana, reivindicó el «espíritu» del 1-O como una fecha fundacional del republicanismo y se comprometió a «avanzar sin excusas» hacia la independencia. La reacción de Torra al Supremo es una incógnita, toda vez que su inhabilitación está casi cantada por el juicio de la pancarta. Está por ver si estará dispuesto a «asumir todas las consecuencias» para tratar de reavivar el ‘procés’ o si sus apelaciones son mera retórica.

El Gobierno catalán buscó la máxima solemnidad para celebrar la efeméride del 1-O con un acto que fue casi un calco al de hace dos años, en el que el Ejecutivo que presidía Carles Puigdemont se conjuró para celebrar el referéndum. Si el primer aniversario fue un homenaje a las víctimas de la «barbarie» de las cargas policiales, según Torra, esta vez la celebración estuvo marcada por la inminente sentencia del Supremo contra los líderes del Procés. En ese contexto hay que situar las palabras de Torra y también de Aragonès (los dos únicos que intervinieron). Según el vicepresidente, el «espíritu» del 1-O y el de la huelga del 3 de octubre es el que deberá marcar los «desafíos del futuro».

Todos en el independentismo están de acuerdo en que deben dar pasos hacia la secesión. Pero la cuestión es cómo se hace sin que Cataluña vuelva a caer al precipicio como hace dos años, que acabó con nueve dirigentes soberanistas en prisión (a los que ayer visitó el president), la aplicación del 155, que vuelve a a sobrevolar, y la huida de medio Gobierno al extranjero.

Imagen de unidad

Los secesionistas quisieron trasladar una imagen de unidad en vísperas de conocerse la sentencia. Buscó la unidad gubernamental en el acto en el Palau de la Generalitat, la buscó en un mitin en el que intervinieron los partidos (JxCat, ERC y la CUP) y las entidades sociales, y también en la manifestación en Barcelona. El soberanismo llamó a dar una respuesta unitaria al Supremo y basada en la «desobediencia civil masiva». Pero la reacción al Supremo divide tanto al independentismo como la hoja de ruta a seguir hacia la secesión.

Como respuesta a la sentencia, el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, anunció la convocatoria de una asamblea de cargos electos, en la que estarán representados diputados y concejales independentistas. Este parlamento paralelo, según Puigdemont, decidirá la dirección y la estrategia del Procés en caso de fallo condenatorio. Acusó además al Estado de querer colgarle «el muerto del terrorismo» para activar la euroorden de su extradición y replicó a Pedro Sánchez que en el País Vasco «hubo 1.000 muertos y nunca se aplicó el 155».

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