Torredembarra
Oriol Papaseit, víctima de una lesión medular: «En el agua fui consciente de que no me podía mover»
Con 25 años, este joven de Vilafranca saltó al mar en la Playa de los Alemanes de Torredembarra y sufrió una lesión medular. Historias como la suya se repiten cada verano

Oriol Papaseit junto a su perro Luke.
Oriol Papaseit (34 años, Vilafranca) viajaba por el mundo, por los mares. Soñaba con ser submarinista profesional. Cada fin de semana –si estaba en casa– saltaba desde las rocas al agua con sus amigos en la Playa de los Alemanes, en Torredembarra. Un domingo de verano, después de haber estado allí el fin de semana anterior, la arena había cambiado, disminuyendo la profundidad, pero solo lo supo cuando ya había saltado. Su vida también cambió.
«Me tiré de cabeza y al ver que estaba un minuto sin poder moverme dentro del agua, dije, aquí me muero». Estuvo casi cuatro minutos bocabajo desde que su cuerpo impactó contra el suelo. Al principio, sus amigos, que miraban desde arriba, pensaban que estaba tomándoles el pelo, dado que Oriol tenía tanto aguante debajo del agua por su experiencia en el submarinismo. Por suerte, una turista rusa lo rescató. «Ahí empezó mi calvario».
De pecho para abajo Oriol ya no mueve casi nada. El día del accidente fue trasladado al Hospital Vall d’Hebrón en helicóptero. Y es cierto que al principio no perdió el sentido del humor: «dije, mira, una vuelta en helicóptero gratis». Pero solo era el inicio de una carrera de fondo. Pasó seis meses en el hospital. Después lo llevaron al Instituto Guttman para la rehabilitación, donde estuvo un año. Han pasado nueve años desde el accidente, y Oriol todavía no se ha recuperado. «El que dice que lo ha superado, miente. Esta silla de ruedas no le gusta a nadie ni le va a gustar nunca».
Una mala zambullida cambió la vida de Oriol Papaseit. Incluso le quitó las ganas de seguir viviendo, hasta que se vio acompañado por sus amigos y su familia. Y ahora rehace su vida y da su testimonio para prevenir a los demás, porque cada año se repite la historia.
La lesión medular
El daño que se puede sufrir por una mala zambullida es la lesión medular. Según explica la Dra. Anna Vañó, del Colegio de Médicos de Tarragona, la médula es una estructura nerviosa que se encuentra dentro de la columna vertebral. Cuando se recibe el golpe por la zambullida, la médula se inflama y puede dañar o bien la columna cervical, la torácica o la lumbar. Esto afecta o al movimiento de las extremidades inferiores (solo piernas), o al de las superiores (brazos y piernas), o a la musculatura del tronco. Incluso hay casos en los que se lesionan los músculos de la respiración y se necesita de un soporte respiratorio.
El proceso de curación es lento y difícil. En el momento del accidente, hay que desplazar al paciente a un hospital que cumpla con las condiciones para tratar un caso así. A veces la persona llega intubada, y habrá que explicarle con mucha delicadeza, una vez despierte, lo que le ha ocurrido y todo lo que cambiará. A su familia también. Ya en el hospital, se formula un diagnóstico del tipo de lesión, que se confirma con una prueba de imagen (una radiografía o resonancia). A lo largo de las primeras 24 horas del accidente, se interviene quirúrgicamente. Finalmente, el paciente deberá pasar el tiempo necesario en el hospital, curando las heridas.
Después empieza el periodo de recuperación, el más largo. En este momento se intenta adoptar un plan para recobrar la movilidad, dentro de lo posible, y lo llevan a cabo rehabilitadores y terapeutas. El objetivo es conectar la mente con el nuevo cuerpo, enseñándoles a vivir con ello y a aprender a utilizarlo. Por ejemplo, cómo pasar de la cama a la silla de ruedas y al revés. Otras cosas ya no las podrán hacer solos.
Oriol Papaseit sueña con fundar una asociación de submarinismo adaptado, hace ejercicio, pasea a su perro Luke –que no se despega de su lado–, toma algo con sus amigos. A lo largo de estos nueve años ha ido reconstruyendo su vida. Pero cada día se acuerda de lo que le sucedió aquel domingo 14 de agosto, con 25 años. Por eso, a través de su testimonio anima a los bañistas a tener precaución, a comprobar el fondo antes de lanzarse al agua, a no saltar de cabeza. O que directamente no se tiren. Porque las consecuencias pueden ser irreversibles. «Porque te condicionan la vida para siempre».