Patrimonio
Un siglo de los apartamentos Sol i Mar, kilómetro cero del turismo en Salou
Considerado el primer edificio de apartamentos de Catalunya, es obra de Domènec Sugrañes. Se construyó en 1925 y, aunque estuvo a punto de desaparecer en los 2000, hoy sigue siendo uno de los tótems del patrimonio modernista

Cuando se construyó el Sol i Mar, Salou era un lugar inhóspito, sin más edificios que los propios de la actividad portuaria y ferroviaria, la Torre Vella y algunas fincas y masías dispersas.
Salou tiene hoy 7.200 pisos destinados al alquiler turístico y más de medio centenar de hoteles. La ciudad recibe al año más de 2 millones de visitantes y se ha ganado el título de capital de la Costa Daurada. El segundo destino con más oferta de alojamiento de Catalunya, solo por detrás de Barcelona. La historia moderna del municipio no se puede desligar de la actividad turística. Una actividad que nació, tal y como la entendemos hoy, hace justo un siglo, cuando se construyó el complejo Sol i Mar, considerado el primer edificio de apartamentos turísticos de la costa catalana. Unos usos que, al igual que su emblemática fachada esgrafiada, todavía se conservan hoy.
El alquiler turístico en los apartamentos Sol i Mar funcionaba a pleno rendimiento gracias principalmente a la burguesía de Reus. No en vano, la conexión mediante el Carrilet (1887-1975) fue un ingrediente imprescindible para el desarrollo de Salou. Fue un exitoso empresario textil de Reus, Ciríac Bonet, quien tuvo la visión de levantar un edificio para alojar a todas las personas que bajaban a tomar «baños de mar» a la costa. Se trata del mismo Bonet que unos años atrás mandó a construirse un chalet frente al mar, en el actual paseo Jaume I. Una construcción, el Xalet Bonet, que se ha convertido en otro de los símbolos modernistas de Salou.
Tanto el Sol i Mar como el Xalet Bonet fueron un encargo para el mismo arquitecto, Domènec Sugrañes i Gras, uno de los nombres indispensables del modernismo catalán. El arquitecto reusense fue discípulo de Gaudí y justo después de construir los apartamentos en Salou, a la muerte del genio, se fue a Barcelona a relevarlo en la dirección de las obras de la Sagrada Familia.
Génesis del urbanismo actual
La edificación del Sol i Mar, en 1925, supone también el punto de partida para el urbanismo actual de Salou. Primero se construyeron los apartamentos y a su alrededor se empezó a dibujar el entramado de calles que hoy son el casco antiguo de la ciudad. En los años 20 también se empezaron a construir chalets de veraneo esparcidos por la línea de costa. Por entonces, el término era un lugar inhóspito, sin apenas población estable más allá de algunas masías y fincas diseminadas. Tampoco era ya el ajetreado puerto comercial que había sido décadas atrás.

El Sol i Mar puso los cimientos del desarrollo urbano de Salou. Imagen aérea de los años 40.
Había sido precisamente el auge del tráfico portuario, en el último cuarto del siglo XVIII, el que había impulsado las primeras edificaciones del entorno. Además de la Torre Vella o las construcciones ligadas al ferrocarril -que llegó en 1865-, estaban la Aduana, la Casa de la Matrícula, la Casa del Resguardo, el Cuerpo de Guardia, algunas baterías de costa o un mesón.
Ni siquiera la vecina iglesia de Santa Maria del Mar presentaba el aspecto con el que ha llegado a nuestros días. Aunque el templo se levantó a mediados del siglo XVIII, en sus orígenes se concebía como una pequeña capilla. Un lugar para la salida espiritual de la gente de mar, navegantes y personas que estaban de paso en el momento de mayor apogeo del puerto. En resumen, Salou era un sitio sin apenas población, pero en el que se fijaban cada vez más personas para acudir a bañarse en el mar.
Baños de mar
Hasta la Guerra Civil, el turismo de playa tenía una concepción más terapéutica que no de ocio. No hay que imaginarse a cientos de personas tiradas en la arena tomando el sol. El veraneo en aquellos tiempos consistía en aprovechar las cualidades sanitarias del agua marina. Un remedio que incluso prescribían los médicos. La receta era pasar entre 8 y 10 días seguidos de «baños de mar». De ahí, surgieron algunos negocios de baños y balnearios que acabaron por desarrollar una actividad turística. La necesidad de hospedar cada vez a más personas por cortos espacios de tiempo dio lugar a los apartamentos Sol i Mar.

Bañistas en la playa de Ponent, frente al desaparecido hotel La Terraza. Años 30.
El cronista local Joan Sardiña explica cómo funcionaban estas instalaciones que usaban el agua del mar con fines terapéuticos: «Los baños los regentaba la familia Duran, en un edificio que había justo delante del Sol i Mar, en la calle Església. Eran el gran reclamo de la época. Cogían el agua del mar, la calentaban en calderas de cobre y la llevaban a unas bañeras de mármol donde ponían sales y otros compuestos. Se usaban para curar artrosis o dolencias de la piel como la psoriasis».
Después de la Guerra Civil, el edificio de la calle Ponent mantiene sus usos turísticos, aunque empieza a alojar a inquilinos de forma más estable. En los años 50, Salou cuenta ya con tres hoteles: el Germà –o Cal Sisquet–, el Planas –que sigue funcionando hoy en día– y el Llurba.

En los años 90, el edificio se abandonó y quedó prácticamente en ruinas.
Poco a poco, la eclosión del desarrollo turístico de Salou y el aumento de la competencia provocan la decadencia del Sol i Mar. Y, a mediados de los 90, llega el abandono. El edificio que había visto nacer el turismo en Salou se convertía en objeto de vandalismo, ocupaciones y un nido de suciedad. Así pasaron los años en un momento, después de conseguir la segregación de Vila-seca (en 1989), en que la ciudad se empezaba a gestionar por sí sola y debía ordenar su urbanismo.
Fue un momento de inflexión para otros edificios históricos de la ciudad. En 1996 se derriba el emblemático hotel La Terraza, que estaba en la playa de Ponent y había sido otro de los precursores del turismo en Salou. En 2006, se va al suelo la antigua aduana, tras años de deterioro y justificado por el peligro de derrumbe.
La presión vecinal lo salva de la demolición
En el caso del Sol i Mar, al tiempo que pasaban los años de abandono se sucedían las propuestas, que en muchos casos pasaban por la demolición. La construcción de un hotel, un moderno edificio de apartamentos e incluso llegó a barajarse como posible sede del Ayuntamiento. Solo la presión vecinal y de los comerciantes del núcleo antiguo logró salvar el edificio, actualmente protegido y catalogado dentro del Inventari del Patrimoni Arquitectònic Català.

La fachada principal del edificio, en la calle Ponent, mantiene la estructura y los esgrafiados originales de Domènec Sugrañes.
«Era un elemento icónico de Salou. Hoy ves turistas por todas partes, pero en aquel momento estaban todos aquí. Era un espacio vital. Hay una parte de negocio, pero también una parte sentimental, mucha gente de Salou ha trabajado en el edificio de una manera u otra», cuenta el historiador salouense Pedro Otiña.
El inmueble cambia de propiedad y en 2003 se somete a una profunda remodelación. Se conservan únicamente dos fachadas y todo el interior se reconstruye desde cero. En 2006, terminan las obras de restauración y el Sol i Mar vuelve a la vida y recupera el esplendor de sus esgrafiados. Una construcción singular que, cien años después de concebirse, se mantiene en pie como primer testigo de la historia de Salou con el turismo.